“Siiii? ¡Ay tan bonito!! Enamoradisimo, pero no lo cogí por pintao”. Me respondió María Sierra, con esa carcajada, que si no la conociera pensaría que era una adolescente; cuando le hablé de mi intensión de revivir en letras, el amor de “Colacho” Mendoza por ella.
-Contame la historia Mary…
“No, si no hay mucho que contar, eso fueron unos amores pasajeros, de un besito y nada más…”
-Bueno vamos a hablar del asunto a ver qué tanto hay en el canto de la cabuya. ¿Cómo se conocieron?
“A mí me criaron en La Junta, dónde “Caña” y Gabriel Gutiérrez y siempre iba por allá a visitarlos. “Colacho” vino de vacaciones donde los Bolaño, y me vió, enseguida se prendó de esta virgencita, cómo me decía… supongo que después preguntó por mi, porque fue a visitarme a La Peña… iba casi todos los días, en una bicicletica, vestía un poco inapropiado, cómo viejo y con ese sombrero que no se lo quitaba, lo que si tenía era una sonrisa muy bonita y me decía cosas que me hacían sentir bien, me decía que yo era la mujer mas bonita de La Peña, que yo le fascinaba, que era hermosa como la virgen y a mí me entusiasmaba lo que me decía, me halagaba. Es que yo era una mujer pareja, oite, tenía ese cabello hermoso, cómo el de Tatiana la de Luis Mendoza (su hijo) piel blanca y limpia, buen cuerpo, yo era una mujer completa, bueno todavía a mis 83 años me veo bien, ¿oite? Jajajajaja” Mary no para de reír.
Es una mujer con una alegría desbordante, esa risa contagiosa, a sus 83 años muy jovial, con un sentido del humor increíble, una mentalidad positiva, una personalidad arrolladora y realmente hermosa, aún. Gran amiga de mi madre, quien me contó en primer lugar de estos amores, un día que cantaba la canción de Colacho le compuso a Mary: De La Junta Pa’ La Peña.
“Cuando salgo pa’ La Junta recibe alivio mi alma, //la tierra que más me gusta, yo quizá me voy mañana//
Cuando recuerdo esa mona, yo recuerdo esa monita, //parece una virgencita, yo le pondré la corona//
De La Junta pa La Peña, yo voy sonando mi lira, //cómo tengo quien me quiera, vivo mi vida tranquila//
Quise saber a quién se refería la canción, entonces supe que la dama en cuestión era la archiamiga de Mama Cele, María Sierra, nuestra vecina por años, la mamá de Lucho, Blanca, José, Patry, Guillermito y Hanny, la mujer de risa alegre que cada vez que se encontraba con mi mamá empezaban a pelear quien estaba más vieja, más bonita, más alegre. Ese día me enteré que el autor era Nicolás Elías “Colacho” Mendoza Daza, el muy famoso acordeonero, rey vallenato 1987, que en ese momento acompañaba a Diomedes Díaz, oriundo de Caracolí, Sábanas de Manuela, primo de mi papá por algún lado, que el mismo no me sabe explicar. “Yo me fui de 9 años de Caracolí, y no recuerdo bien de que la’o éramos primos, pero Colacho, sus hermanos y primos nos decíamos primo, incluso hace poco, antecito de la pandemia vino uno de ellos a visitarme y a traer a los hijos para que me conocieran, cómo uno de los pocos de la familia que aún estaba vivo” Me contaba Papa Juancho, cuando lo abordé con la esperanza de que el hubiese sido parte de esta historia de amor frustrado.
“Un día me besó y yo también lo bese, pero con reserva, me daba miedo la mano. El se enamoró perdidamente de mi, me decía que yo era la mujer más linda de La Peña, que yo parecía una virgen, que le fascinaba, que me quería para que fuera su esposa… me rogaba, me lloraba, me preguntaba por qué yo no podía quererlo, y yo si lo quería, pero el problema era la mano”. Interrumpí con mi carcajada,nya me había mencionado la mano muchas veces y conociendo a María Sierra esa mano tenía un chiste.
-Que pasaba con la mano de Colacho? Le pregunté.
“El tenía la mano pintá, con unas manchas blancas, ¡dónde doblan los dedos, pero unas manchitas feas! cuando el me iba a besar y yo le veia la mano me daba escalofrío, me daba miedo y por eso no lo pude querer como el me queria”. Me confesó, pero sentí que a ese cuento le hacía falta un pedazo, así que seguimos con ersando, riéndonos, hablando de La Peña, de sus hijos, sus nietos y ya entradas en confianza habló claro y pelao
“Yo te voy a decir la verdad, nosotros nos dimos unos besitos, pero yo no me decidía, no sé por qué esas manchas que tenía en la mano me daban como asco, tu sabei que uno es muy farto, el vestía corroncho, tenía el pelo muy rucho y un día fue a visitarme en albarcas tres puntá y le ví los pies, feos y esa fue la gota que hizo derramá el balde, yo pensaba, ¡ay mamá! y si los hijos me salen así!!?? ¡Y listo pio!! Hasta ahí llegué Yo. Imagínate, ¡yo tan bonita y mis hijos feos!! Jajajajajajaja fartedá de uno, vainas de pelá. El se daba cuenta que yo no lo quería como el me quería y me preguntaba, pero como le iba a decir que era porque me daban asco las manchas y por grifo y corroncho; un día me di cuenta que el visitaba y enamoraba a Ángela Amaya, una prima mía en Curazao y esa fue mi excusa, lo desengañé. Claro que a mí no me importaba qué el enamorara a mi prima, sino que me sirvió de pretexto, ¡¿oite?!” La confidencia de Mary, hablando de fartedad, me llevó a comentar: “Mary pero de haber sabido tú, que el mancha’o, corronchito se iba a convertir en el acordeonero famoso que fue, tu quizá lo piensas mejor, fuera Lucho acordeonero de los finos”. Nos reímos a carcajadas. “Ombe y como no, yo no lo hubiera solta’o, Dios lo libre! Mirá tanta fartedá con “Colacho” pa’ venile a parir tres hijos a Dimas, que Dios lo tenga en su gloria, que se portó tan remal conmigo, no me dio nada, ni valor!! ¡Claro que no me arrepiento porque me dio lo más preciado que tengo en mi vida mis hijos! El no vio por mi y mis hijos, pero su mamá, la señora Celia y su familia me quisieron mucho y me apoyaron en todo, vivo y viviré agradecida con todos ellos me prefirieron a mi, ella decía que en su casa no entraba otra y no entró, mis hijos eran sus nietos preferidos, ella era la madrina de Luis Mendoza (así se refiere siempre a su hijo mayor), el fue la adoración de esa gente, tanto que se quedó a vivir con ellos en La Peña, cuando yo me fui, dolida, pero con la frente en alto. A mí me tocó duro nena, yo trabajé de todo hasta de servicio, lo que pasa es que como yo era tan bonita nadie creía que yo era el servicio y siempre me quisieron donde trabajé, me hacían como una de la familia; trabajé en almacén, en restaurante, en Manaure, Becerril, Valledupar, Barranquilla, después me casé con Guillermo Coronel, un hombre que me quiso mucho a mi y a mis hijos y me ayudó a darles estudio. A Luis Mendoza me ayudó a darle estudios Guillermo, porque Dimas no le dio ni un centavo, y el mismo Luis que se propuso y el también trabajó duro (manejaba taxi, embolaba zapatos en Barranquilla) para poder estudiar. Con Guillermo tuve tres hijos también, a Guillermito, Patry y Hanny y vivo orgullosa de mis hijos y mis nietos y bisnietos. No me arrepiento de nada, yo vivo feliz, todos mis hijos son profesionales, me aman como yo los adoro a ellos y Guillermo me dejó que vivir, ¡me hace falta es vida pa’ seguímela gozando” Otra vez soltamos la carcajada alegre!! Le conté a Mary lo que me había relatado mi papá cuando le pregunté por los amores de “Colacho” por ella.
“No, cuando yo llegué a La Peña, ya esos amores habían pasado, la que, si los debió vivir de cerca fué Celedonia, tu sabei que ellas se bramaban, se querían más que hermanas… lo que si recuerdo yo es un verso de la canción que no lo grabaron, que se lo oí cantar un día a “Colacho” en una parranda, y me lo grabé, el me decía que es un verso que hizo después que María los dejó; lo que pasa es que no recuerdo la melodía, pero dice:
A mí me dicen “Colacho”, llamo Nicolás Elías, //siendo yo tan buen muchacho y no me quiere María// ”. Cantaba Papá Juancho sacando en su acordeón la melodía de la única canción que haya compuesto “Colacho”
“Esa canción a mí me encanta, yo la canto y la bailo, me da nostalgia, me recuerda la hembra bonita que era… aunque yo todavía me siento hermosa, lo que pasa es que como se dice por ahi: a mí lo que no me gusta no me lo como, y el no me gustaba, me gustaba que me quisiera y me halagara, pero él no. Ese hombre lloraba y me preguntaba cuál es el motivo María, si yo no soy malo, yo soy un buen muchacho, pero ajá”.
- ¿Lo volviste a ver Mary?
“Lo ví, una vez en Valledupar, pero él no me vió a mí, ya no se veía corroncho, se bajaba de una camioneta muy bonita, pero lo ví demacrado, viejo, con su sombrero que no se quitaba y esa sonrisa bonita”
NORALMA PERALTA MENDOZA
Vea vea de lo que uno se entera y de la forma tan bonita de enterarse que es lo mejor … cuantos amores contrariados habrá en La Peña que digo en La Peña en la región en el país en el mundo
Muchos amores contrariados, tengo una la idea de ir los escribiendo, seguro encontraremos historias fantásticas