- Nombre cambiado por seguridad del personaje.
¡Construiré una piscina gigante, se instalarán al día siguiente de mi elección aires acondicionados en todos los salones y desde mi mandato se implementará obligatoriamente el inglés como lengua principal para mejorar las oportunidades una vez egresemos del colegio! Fueron las consignas del pequeño Cristian en su discurso de postulación al cargo de Personero Estudiantil en el gobierno escolar hace un poco más de una década. En esos días de proselitismo hubo francachela y comilona. Los padres de todos los participantes en la contienda patrocinaron papayeras, camisetas, un bazar gastronómico y tantas actividades emulando las campañas electorales para cargos de elección popular.
En aquella oportunidad no les fue instruido claramente a los partícipes del ejercicio democrático sobre los fines de la política y las motivaciones correctas que deben tener quienes desean ser actores principales de esa “actividad”. De los resultados futuros comparten responsabilidad los padres y las autoridades de los planteles educativos por permitir desde los centros de formación esas practicas desconociendo el objetivo principal que consiste en sembrar valores éticos y morales en los ejercicios democráticos. Además de informar sobre las consecuencias penales y disciplinarias de los actos ilegales de quienes detentan autoridad pública. Hace un rato efectuando el habitual recorrido en los juzgados, encontré lamentándose frente a una sala de las audiencias a algunos de los protagonistas de la elección como personero estudiantil de Cristian, al que acababan de condenar por delitos contra la administración pública siendo alcalde de un municipio.
La gente de veras cree que para ser político solo se tiene que ser popular, por lo que sea, pero popular. Por otro lado, no falta quien resulte como candidato creyéndose la frase popular “eres mas saludable que un Alka Seltzer, por qué no te lanzas a la alcaldía”. En otros casos por asuntos estrictamente familiares, por pertenencia a alguna cofradía o simplemente porque tiene la plata como dicen por ahí. Ese presuntamente es el perfil de algunos que actualmente aspiran a un cargo público por vía democrática. Esas limitaciones en la formación se suplen para asegurar el triunfo con estrategias políticas pre electorales basadas en la desinformación, promesas y victimización. En caso de triunfo ejecutan programas y proyectos descontextualizados que no ayudan a resolver las necesidades básicas insatisfechas de la población. Paralelamente incumplen las promesas, así como hizo Cristian desde el colegio.
La falta de formación política de los aspirantes termina siendo la principal causa de gobiernos mediocres y corruptos que trabajan con lógicas básicas direccionadas por mentores, asesores o quien los patrocinó. No hay libertad para gobernar. Eso también es una de las causas del desprestigio actual de los partidos políticos que han avalado candidatos sin formación, ni principios e ideologías claras, los cuales terminaron siendo su propio cáncer. En gobiernos cercanos a Macondo los efectos de estas practicas nocivas han llevado a la política por la senda del pragmatismo que reduce sus objetivos a la colocación de sus militantes en los puestos de dirección del Estado, sin importar lo que ahí harán.
Formar en democracia, valores y política desde el colegio es algo serio, no debemos seguirlo tomando como un juego, es la piedra angular para mejorar a mediano plazo la realidad. Aunado a lo anterior es importante exigir información respecto a la trayectoria y/o formación en política de los aspirantes para ilustrarnos sobre su idoneidad y experiencia a la hora de ejercer un cargo público. Por otro lado, como sociedad debemos impulsar la creación de escuelas de formación política dirigida a lideres y ciudadanos del común con vocación que desean participar en procesos electorales principalmente respecto a la estructura y procesos de gobierno. Eso repercutirá directamente en el mejoramiento en la calidad de los participantes en las justas electorales, sobresaliendo personas capaces para debatir estrategias y grandes decisiones que permitan reorientar el rumbo del Estado. A su vez se fortalecen las comunidades con sujetos críticos, reflexivos, deliberantes y creativos para abanderar procesos reales de transformación.
Mientras tanto, miles de Cristian se alistan para las elecciones parlamentarias pues ya cuentan con la bendición de algún cacique, promotor, familiar o simplemente porque saludan bastante. Por cierto, el colegio sigue igualito.
Adaulfo Manjarrés Mejía