DOBLE MORAL, DOBLE OPTICA

Me había prometido a mí mismo, no distraerme ni desviarme del objetivo de continuar esbozando por este generoso y consultado medio, los fundamentos de mi programa de gobierno como precandidato a la gobernación del departamento. Pero las recientes y comprometedoras noticias relacionadas con una supuesta indebida financiación de la campaña de Gustavo Petro, tornan inevitable dedicarle unas cuartillas a la coyuntura política nacional. De acuerdo con mi opinión, se ha dado una interpretación acomodada y sesgada, de fenómenos que de alguna manera ostentan cierta identidad, pero que, en el fondo guardan significativas desproporciones entre unas y otras. El rasero con el que se miden no es el mismo. Se juzga con saña una supuesta financiación a la campaña Petro, y en la cual se hallan inmersas personas cercanas a su entorno familiar. Se mide con la misma vara a situaciones que establecen abismales consideraciones en sus alcances e implicaciones.

Los sucesos que han rodeado la cuestión y el tamiz atribuido por la mayoría de medios de comunicación, obviamente encabezados por la Newsweek criolla en que se ha convertido la Revista Semana que, después de haber sido ejemplo de objetividad, ponderación y calidad editorial, ha pasado a ser una publicación con tintes amarillistas. Semana se ha trastocado en la verdadera oposición al gobierno Petro. Influyen para ello dos razones de mucho peso:  1) sus propietarios, los Gilinsky, como buenos judíos encarnan la adoración por el Dios supremo del capitalismo puro y duro: el dinero, y 2) la otra razón es la ausencia de adalides de la oposición con sólidos argumentos. Tal Revista más que a informar objetivamente y en forma neutral, se ha dedicado a escarbar en todo lo que comprometa y pueda “deslegitimar” al gobierno Petro. En esta labor de descredito ha sido secundada por otro medio: Revista Cambio. Paradójico pero cierto, han coincido dos medios que representan a personalidades y sectores aparentemente irreconciliables.

Adicionalmente debemos tener en cuenta que la burguesía, la oligarquía colombiana, o como se le quiera o pueda denominar, ha sido tal vez una de las más habilidosas, recursivas e inmorales del continente, no en balde Colombia ha sido el último pais de Suramérica al que ha accedido un gobierno de talante alternativo. Es que, si nos ponemos a analizar las fuentes de acumulación de capital del pais, nos topamos con que existen tantas formas ilegales, criminales y antiéticas de acumular riqueza que no encuentra parangones en la región, ni tal vez en el mundo. Aquí se tropieza uno con la posibilidad de enriquecerse mediante narcotráfico, paramilitarismo, constitución de grupos ilegales de distinto pelambre, minería ilegal, contrabando, lavado de activos, corrupción administrativa; lo que ha dado lugar a una clase emergente capaz de acudir a los medios más violentos con tal de salvaguardar sus privilegios. Esos bastiones axiológicos que sustentan a los poderosos de Colombia, hacen metástasis y han contaminado a determinados sectores que se podrían haber catalogado como “decentes”, y que, a la fuerza o inconscientemente han asumido una defensa a ultranza de sus intereses de clase, a sangre y fuego, donde la intimidación ha sido el pan de cada día.

Por supuesto que ese modelo conductual ha contribuido a que, la ascensión al poder de fuerzas alternativas se haya demorado un poco más que, en cualquier otro lugar de la región. A ello le sumamos una estrecha connivencia de los medios masivos de comunicación con los dueños de los medios de producción. Escenario ideal para que la prensa sea un factor condensador de los anteriores argumentos. Eso plantea una gran diferencia con una burguesía decente y ejemplar como la uruguaya, para no citar sino un solo prototipo en el vecindario.

Obviamente, no vamos a realizar ninguna defensa a rajatabla de Nicolás Petro, quien a no dudarlo ha incurrido en cierta dosis de ingenuidad o torpeza, aderezado por unas reacciones de índole pasional por parte de su ex. Dio papaya y tiene a su padre el Presidente de la Republica en algunos aprietos que han sido magnificados por todos los factores enunciados arriba. Nadie ha probado y tal vez tampoco podrían probar que, los supuestos aportes provienen de actividades ilícitas. Demasiada y excesiva especulación al respecto. Por otro lado, la propia Day, por lo menos propala a los cuatro vientos que ese dinero no ingresó a la campaña, insinúa o da indicios de que Nicolás Petro los destinó a su usufructo personal.

Jamás y nunca como diríase coloquialmente, Presidente alguno había mostrado el carácter y la disposición de Petro, para que se investigue a su propia familia. Colegas suyos en el pasado y ante hechos de corrupción, inclusive mucho más indelicados, como reunirse sus hijos, con la empresa Odebrecth en la ciudad de Panamá, antes de que firmara el contrato de la Ruta del Sol. O ante sucesos como el caso de los lotes de Mosquera, o su presencia injustificada e indebida ante determinados Ministros cuando se estaban definiendo proyectos de envergadura en los que había muchísimo dinero de por medio. Cuando esos hechos salieron a la luz pública, obviamente con resonancias inferiores a los que hoy cuestionan a la familia de Petro; el padre de aquellos excelsos “emprendedores”, el expresidente Uribe salió a cuestionar virulentamente a los organismos de control y a la oposición e insinuar una persecución judicial. Enorme contraste.

Petro ha advertido y prevenido a sus Ministros que se abstengan de favorecer con contratos o incurrir en alguna forma de tráfico de influencias con sus familiares. En cambio, El Innombrable auspició la participación de sus “emprendedores” retoños en los negociados del Estado. Mientras que en este momento Nicolás Petro enfrenta el escarnio y la picota publica por sus probables errores, e inclusive se habla de una crisis existencial. Los hijos de Uribe en buena medida, gracias a sus habilidades para beneficiarse de su condición de hijos de su padre, son grandes y prósperos empresarios. Negociantes igual que su difunto abuelo y su padre. Porque Uribe más que un político y un hombre público, ha sido un ambicioso hombre de negocios. Son proverbiales sus estrechos nexos con nefastos personajes de la vida empresarial paisa. El manejo del Estado ha sido una palanca para apuntalar su riqueza económica.

Al decir de algunos expertos, las pruebas aportadas hasta el momento, para determinar algún tipo de delito por parte de Nicolás Petro, además de constituir una violación a la intimidad, son insuficientes. Se está vulnerando la presunción de inocencia. Obviamente es menester escuchar al acusado en la controversia.

Los recursos cuya recepción y manejo se le atribuyen a Nicolás Petro, al parecer jamás ingresaron a las arcas de la campaña. Probablemente pudieron haber quedado en el camino. En cambio, y por ejemplo la campaña de Uribe y Duque fueron financiadas por actores ilegales y los recursos si ingresaron a esas campañas. En el primer caso hubo aportes de Gata y Gatos, y demás exponentes de toda la fauna que se aglutinaba alrededor de actividades oscuras y non sanctas. Agregándole a ello que, algunos personajes siniestros y señalados en el pasado de haber tenido alguna injerencia y relación con quienes asesinaron a don Guillermo Cano, formaron parte de los cuadros administradores de los recursos regionales de la campaña a la Presidencia de Uribe.

A Aida Merlano, quien develó, describió y denunció con pelos y señales un entramado de corrupción y un aberrante mercado electoral, no se le ha otorgado mayor credibilidad. Más bien tuvo que huir fuera del país, porque la iban a asesinar. Está denunciando a figuras de la “elite criolla”. En cambio, a Day Vásquez a pesar de que, en apariencia también se está auto incriminando, le están concediendo todos los mimos y es una vedette prohijada por La Revista Semana y el Establecimiento en su conjunto. Ambos están de plácemes. Será que se requieren más demostraciones de la doble moral y del doble rasero imperante en esta sociedad.

En la misma línea de análisis, vamos a realizar un parangón discriminatorio de los casos de la Vicepresidenta Francia Márquez, versus la Vicepresidenta Marta Lucia Ramírez. El gran pecado de Francia fue haberse trasteado, con cargo a su sueldo, a una vivienda, de un sector habitado por la clase más pudiente del Valle del Cauca. Mientras que Martha Lucia Ramírez se hizo célebre junto con su esposo, por tener sociedades comerciales con uno de los narcos más poderosos del país, conocido con el alias de Memo Fantasma. También entrelazó sus intereses con negocios emanados de la gestión de su “ahijada burocrática”, la Ministra de Transporte de su periodo, Ángela María Orozco. Además, fue la Presidenta de Invercolsa durante el desfalco a esa entidad, por el inefable Fernando Londoño. Tuvo un hermano detenido por narcotráfico en Estados Unidos. La señora Ramírez se encuentra oronda disfrutando de esas formas de enriquecimiento ilícito o ilegal. Mientras Francia Márquez es víctima del sarcasmo público por cometer el “delito” de vivir en Dapa. Racismo y clasismo puro. Amén de que, se demuestra que la ilegalidad es bienvenida si es llevada a cabo por alguien del Establecimiento. Aclaro, Francia no ha incurrido en ningún acto de ilegalidad.

Para no ir muy lejos, y ante hechos más recientes y donde la gran prensa nacional ha guardado silencio cómplice, estamos asistiendo al vergonzoso espectáculo de una Fiscalía y una Procuraduría General de la Nación, actuando al compás y en contubernio con la defensa del señor. En un hecho insólito e inédito, defendiendo al supuesto victimario y acusando a las víctimas. Ver para creer. Eso sí es escandaloso y tiene repercusiones notables sobre el desarrollo institucional del país. Pero ante eso se hacen los locos y callan, o más bien sirven de caja de resonancia, cohonestando con la arbitrariedad que están consumando Fiscalía y Procuraduría, de bolsillo, puestas al servicio del todavía y a pesar de todo, hombre más poderoso de Colombia, idolatrado aun, por algunos, hasta el paroxismo y lo absurdo. Sería interesante leer en Semana una nota con la misma pugnacidad y virulencia con que se ha manejado el caso del hijo de Petro.

La desmedida y desbordada trinca mediática a la que nos hemos referido, es otra más de las estrategias de la derecha colombiana para impedir que, en esta martirizada nación se desarrollen una serie de reformas que, amenazan intereses muy poderosos y que harán hasta lo imposible porque en este país se mantenga el Statu Quo. Que se preserven las grandes desigualdades en la distribución del ingreso e injusticias dramáticas como la muerte de miles de infantes Wayuu en nuestra amada guajira.

El escandalo llega en un momento coyuntural, se están tramitando reformas sustanciales con la iniciativa Presidencial, para llevar a cabo cambios significativos en las estructuras sociales, económicas e institucionales. Se encontró la oposición con un “Boccato di cardinale”.

José Luis Arredondo Mejía

DESCARGAR COLUMNA

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
💬 ¿ Necesitas ayuda?
Hola 👋 ¿En qué podemos ayudarte?