Desde hace unos años me causa mucha inquietud la práctica de no comer carne roja en Semana Santa, anualmente cuestiono el comportamiento de personas que se niegan a comer carne, pero no se niegan a sostener una relación con una persona casada; gente que cree que se contamina con un baby beef, pero les vale muy poco inventar chismes; asumen que es pecado degustar un filet mignon, mientras le están siendo infieles a su pareja; les parece poco cristiano almorzar con un steak pimienta, pero evaden impuestos; rechazan una deliciosa pasta boloñesa, pero no rechazan la propuesta de hacer un negocio ilícito. Y así, muchos, cada jueves y viernes Santo evitan el consumo de carnes rojas, pero no evitan dañar al prójimo, dañarse a sí mismos y ofender a Dios.
Buscando la razón por la cual no se puede comer carne en esta época del año, encontré que es una práctica para la conmemoración de los milagros hechos por Jesús, los 40 días que ayunó, la Última Cena, la crucifixión y la resurrección. Muchos fieles optan por esta abstinencia como respeto a la fe, sin embargo, La Biblia no indica que no se pueda comer carne estos días, así que esta costumbre tiene su fundamento en la ritualidad de algunas creencias.
Así pues, si se trata de respetar la fe, Las Escrituras sí dicen que no nos juzguemos los unos a los otros, ni seamos piedra de tropiezo al hermano (Romanos 14:13); que honremos a nuestros padres (Éxodo 20:12); que nos perdonemos unos a otros (Efesios 4:32); que paguemos lo que debemos (Romanos 13:7); que no hablemos chisme (Salmo 34:13); que seamos honestos (Proverbios 16:8) que le seamos fiel a nuestra pareja (Proverbios 5:18, 6:32), en fin, nos invita a creer en Jesús y practicar sus enseñanzas.
El negarnos a comer carne no es más que un sacrificio que en nada honra la fe que profesamos. Dice en 1 de Samuel 15:22: “Samuel respondió: ¿Se complace el Señor tanto en los holocaustos y sacrificios como en que se obedezcan sus palabras? La obediencia es mucho mejor que los sacrificios. Él prefiere que le obedezcas a que le ofrezcas la gordura de los carneros” y en Oseas 6:6 se lee: “Lo que más quiero de ustedes no son sus sacrificios rituales, sino que amen a Dios y a su prójimo…”
Ahora, esto no es una invitación a renunciar a algo que haces por convicción, no estoy poniendo en tela de juicio las creencias de nadie, sí es una invitación a la reflexión, ya que como leímos en las citas bíblicas transcritas, de nada vale hacer sacrificios o rituales si no hacemos lo que realmente agrada a Dios, obedecerlo, amarlo a Él y a nuestro prójimo.
Jennifer Caicedo