RECOBRA EL ÁNIMO, VUELVE A SOÑAR, AFÉRRATE AL ÚNICO QUE NO DEFRAUDA LA ESPERANZA

Hebreos Capitulo 6

 

Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito nunca cambia, confirmó con un juramento esa promesa. Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades que nunca cambian y en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros. Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario, hasta donde Jesús entró por nosotros para abrirnos camino, llegando a ser sumo sacerdote para siempre… Hebreos 6:17-20

Si examinamos detalladamente en la biblia encontraremos que con frecuencia habla de esperanza. En términos generales el termino esperanza se define como: “el estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea”, “Confianza de lograr una cosa o de que se realice algo que se desea”.

En este sentido, es importante que comprendamos la diferencia entre tener esperanzas (plural) y tener esperanza (singular). Porque, las esperanzas son circunstanciales y se fundamentan en la necesidad del hombre de alcanzar algo; es posible que lo alcance, pero también hay muchas probabilidades de que no y entonces llega la desilusión. Lo triste de esto, es que muchas veces aun cuando logramos muchas cosas, nada es suficiente y por ello, seguimos depositando nuestras esperanzas en una cosa u otra porque vivimos insatisfechos. En cambio, la esperanza absoluta nos lleva a anhelar, un bienestar total y la plenitud.

Por otro lado, en términos bíblicos, la esperanza no se trata de tener pensamientos positivos, sino que más bien se relaciona con la confianza que tenemos en Dios. Es una expectación indiscutible de que las bendiciones de Dios se harán realidad en nuestra vida, basados en sus promesas, su carácter y fidelidad. Esta nos implica a mirar hacia adelante con confianza.  Sin embargo, en ocasiones por alguna razón vivimos como si esta esperanza solo aplicara en el momento en que lleguemos a la presencia de Dios y veamos el cumplimiento de la promesa de una vida eterna al lado del creador. Mientras tanto, caminamos en esta tierra, desesperanzados, desanimados, viendo todo lo negativo y llenos de dudas, amargura y pesimismo.

Y esto sucede a menudo, porque no llega lo que deseamos, recordemos que la definición de esperanza para este mundo es: estado de ánimo que se da cuando creemos que algo es alcanzable y ¿qué pasa cuando no alcanzamos lo que anhelamos? Nos llenamos de incredulidad, dejamos que nuestro estado de ánimo esté supeditado a si logramos o no cumplir nuestras expectativas, pero resulta que la esperanza en Dios no se fundamenta en esto.  Es así, que este capítulo de Hebreos nos enseña que es imposible que Dios mienta y que nuestro estímulo para ver cumplidas sus promesas y juramentos, está en aferrarnos a la esperanza que está anclada a Jesús, y a su sacrificio en la cruz.

Ahora bien, para vivir con esta esperanza es necesario que nuestra mente sea iluminada por el Espíritu Santo, para entender a qué esperanza nos ha llamado Dios a aferrarnos.

Pido que Dios les ilumine la mente, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da al pueblo santo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia cuando resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, poniéndolo por encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por encima de todo lo que existe, tanto en este tiempo como en el venidero. Efesios 1:18-20

En otra versión dice, pido también que les sean iluminados los ojos del corazón, para que podamos comprender que el poder de Dios no tiene límites, él puede hacer cualquier cosa, lo que nos impide ver ese poder en acción es la fe, dado que la fe y la esperanza son dos cosas que van de la mano, recordemos que según Hebreos 11:1 la fe es la certeza (seguridad, convencimiento, confianza…)  de lo que esperamos, aunque no lo veamos en nuestra realidad inmediata, es lo que impulsa nuestra credulidad en que si Dios lo dijo él lo hará. Por ello no debemos darle cabida al desánimo, porque aunque no estemos viendo los sueños cumplidos aun, esto no significa que no los vayamos a ver, porque Dios nunca defraudará nuestra esperanza, como lo dice la biblia en Romanos 5:5 Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor.   

Y esta no será defrauda sencillamente porque no depende de nuestras capacidades, fuerza, conocimiento, recursos o la incertidumbre de los acontecimientos, las fluctuaciones de la vida etc., sino que está resguardada, garantizada y respaldada por la acción directa de Dios. 

Sin embargo, cuando depositamos nuestra confianza en lo efímero, en las promesas de un mortal, en nuestras propias fuerzas, vendrá la desilusión; por que el hombre cambia de parecer muy fácilmente, las circunstancias varían, nada permanece estático en esta vida, pero en Dios aun esas variaciones, malos momentos, desilusiones etc., son usados para nuestro bienestar, porque todo lo que El toca lo convierte en bendición por amor a sus hijos. Romanos 8:28-30.

La esperanza que Dios nos da, no se basa en escapar de los problemas o desconocerlos, sino que aun en medio de ellos Él nos levanta, nos hace más que vencedores, nos permite experimentar la  paz en medio de la tormenta  y andar por la vida llenos de gozo, un gozo que no está fundamentado en logros, posesiones, personas, títulos etc.; sino en la esperanza que hay uno que no abandona la obra de sus manos, que nunca nos dejará solo y que pela nuestras batallas hombro a hombro por lo cual la victoria es segura.

Dios es la fuente de toda esperanza, por ello cada día debemos renovar nuestra confianza en El, porque solo él tiene el poder para hacerlo, para que el mundo en el que habitamos y todo lo que en el ocurre no acabe con nuestras esperanzas. Por eso, debemos hablarle a diario a nuestra alma y expresarle lo que le decía el rey David: En Dios solamente reposa mi alma, porque de él viene mi esperanza”. (Salmo 62:5).

Al respecto, la biblia nos muestra un gran modelo de esperanza a seguir y es Abraham, dice en Romanos 4:1 Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho: ¡Así de numerosa será tu descendencia! No por nada le dicen el padre de la fe, Abraham creyó, contra toda esperanza, es decir creyó contra todo pronóstico y esperó aun cuando prácticamente no tenía razones suficientes para hacerlo. Esto nos ratifica, que la esperanza tiene que ir acompañada del creer, no se pueden desligar. Abraham no vaciló, él sabía que quien había dado la promesa era el único ser capaz de dar vida y vigor a un cuerpo anciano como el de él. Tuvo que vencer el límite de las esperanzas que se cimientan en las fuerzas humanas, a las cuales la muerte indefectiblemente impone un final.

Por esto, si hoy te sientes sin fuerzas, desanimado, desilusionado, desesperanzado y advirtiendo un futuro negro, la invitación es a poner tu esperanza y confianza total en Dios, el no defraudará tu fe. No vivas más en ese estado, la desesperanza es producto de estar alejado de Dios, es vivir en una oscuridad permanente, de la cual solo puedes salir a través de la luz de Jesús. En medio de la frustración, el dolor, el fracaso, el sufrimiento, en la perdida, en la injusticia, atravesamos la oscuridad en nuestro interior, pero no podemos quedarnos allí. Dios tiene el poder, así como resucitó a Jesús de los muertos, de levantar tu vida y devolverte la esperanza. Como lo dice en 1 de Pedro 1:3 ¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, para que tengamos una esperanza viva.

Recobra el ánimo, vuelve a soñar, a creer que todo es posible, vuélvete a la fuente de toda esperanza, mantén la confianza firme en Dios y persevera con fidelidad en la fe, aun cuando tus ojos no vean nada, aprende a ver con los ojos del corazón y comprueba el poder sobrenatural de Dios, capaz de darle la vuelta a cualquier situación.

Vicky Pinedo

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