EL ESPEJISMO DE BARRABÁS

En nuestra sociedad actual, es común ver como los aspirantes a cargos de elección popular proclaman su intención de comportarse como Jesús, de seguir sus enseñanzas y de trabajar en beneficio del pueblo. Sin embargo, me resulta cada vez más desalentador que los votantes terminen escogiendo a figuras que se asemejan más a Barrabás que al propio Mesías.

Jesús, siendo conocido por su humildad, compasión y justicia, predicaba acerca de amar al prójimo, de luchar por la igualdad y de trabajar incansablemente por el bienestar de todos. Sus acciones reflejaban su mensaje y su compromiso era genuino. Por ello, cuando escucho a los aspirantes a cargos públicos prometer que seguirán sus pasos, esperaría que sus palabras se tradujeran en acciones coherentes con su discurso.

Sin embargo, una vez que las elecciones llegan, sorprendentemente, los votantes terminan optando por aquellos que más se asemejan a Barrabás: figuras corruptas, egocéntricas y alejadas de los principios que Jesús predicaba. Pareciera como si se diera más crédito a la verborrea manipuladora y populista, en lugar de evaluar los verdaderos méritos y propuestas de los candidatos.

En lugar de elegir líderes que se preocupen por los marginados, por los más necesitados y que luchen por la justicia, nos conformamos con aquellos que prometen, en cortinas de humo, soluciones fáciles y a corto plazo. Nos olvidamos de analizar sus acciones, su historial y nos dejamos llevar por promesas vacías que se disuelven en el aire una vez que toman posesión de su cargo.

Es decepcionante ver cómo aquellos que pretenden seguir los pasos de Jesús, en el ámbito político, terminan traicionando sus principios y dejándose llevar por la tentación del poder y la corrupción. Según la Biblia, Barrabás fue un criminal condenado a muerte y, sin embargo, los votantes parecen preferir a figuras que no representan los ideales de amor y justicia que Jesús predicaba.

Es fundamental que como sociedad tomemos conciencia de esta tendencia y asumamos la responsabilidad de elegir líderes que realmente se comporten de manera ética y justa. Debemos dejar de elegir a aquellos que promueven la división, el odio y la corrupción. Es necesario que los aspirantes a cargos de elección popular sean evaluados con un mayor sentido crítico y que su compromiso con los valores de Jesús sea genuino y no sólo una estrategia de campaña.

En conclusión, es preocupante evidenciar cómo los votantes, en su búsqueda de líderes políticos, terminan vislumbrados por un espejismo politiquería, escogiendo a figuras con el corazón y motivaciones más parecidas a las de Barrabás que a las de Jesús. Debemos reflexionar sobre nuestro papel como ciudadanos y hacer un esfuerzo por elegir líderes que promuevan la justicia, la igualdad y la compasión en vez de conformarnos con aquellos que solo buscan su propio beneficio. Solo así podremos aspirar a un futuro más justo y solidario.

Misael Arturo Velásquez Granadillo

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