CUIDADO CON LOS PERROS

Filipenses Capitulo 3

“Cuídense de esos «perros», de esa gente que hace lo malo, esos mutiladores que les dicen que deben circuncidarse para ser salvos. Pues los que adoramos por medio del Espíritu de Dios somos los verdaderos circuncisos. Confiamos en lo que Cristo Jesús hizo por nosotros. No depositamos ninguna confianza en esfuerzos humanos”
Filipenses 3:2-3 NTV

“Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. 3 Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.” Versión Reina Valera 1960.

En estos versos el apóstol Pablo advierte contra personas de influencia o líderes religiosos al interior de las iglesias que enseñan cosas distorsionadas, que si se analizan a fondo distan de la enseñanza de Jesucristo y la palabra de Dios.  Los describe como perros, malos obreros y gente que mutila el cuerpo, en un discurso “políticamente incorrecto” en ese tiempo y en la actualidad. Esto se debe a que generalmente lo que se intenta es disimular la verdad usando palabras de manera que nadie se ofenda; lo cierto es, que el apóstol Pablo no toleraba nada que alejara a la Iglesia de la salvación y de la obra soberana de Dios en nosotros.

Hace ya un tiempo que he venido meditando en esto que dice el apóstol Pablo, es una exhortación aún para este tiempo, dado que las iglesias están llenas de mutiladores de la fe, que han inducido a muchos a apartarse de Dios. Pablo nos dice “cuídense”, y es un verbo que está conjugado en tiempo presente, porque debemos estar alertas en todo tiempo y cuidarnos de los engaños usados por “maestros de la fe” que usan la palabra para manipular a otros; y la única manera de hacerlo es escudriñando la palabra y estableciendo una relación íntima y personal con Dios, para que a través de sus Espíritu Santo recibamos su revelación a fin de no ser desviados de su voluntad y propósito.

Estos “perros” a los que se refiere Pablo no son más que, personas que manipulan a los demás para lograr que sus estructuras religiosas no se derrumben. En aquel tiempo, habían falsos maestros que le indicaban a los gentiles creyentes en Jesucristo, que tenían que circuncidarse para poder ser verdaderos cristianos; sin embargo, la palabra de Dios enseña en Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Es decir, no es cortarse el prepucio lo que nos hace salvos, es creer en Jesús y que con su sangre derramada pagó un precio por nosotros.

Muchos de estos maestros o líderes religiosos se han enfrascado en los ritos, la ley y tradiciones, más no impulsan a las personas a desarrollar una dependencia real de Dios, sino de ellos; al punto que interfieren en su vida y decisiones, absuelven de pecados y Jesús no fomentaba un pastoreo de co-dependecia, Él se dedicaba a la gente, les enseñaba, sanaba sus enfermedades, estaba con ellos, pero llegaba un momento en que él «despedía a la multitud» y se apartaba para estar solo y orar.

Jesús nunca hizo acepción de personas, lo único que necesitamos para recibir su salvación y la paternidad de Dios es aceptarlo, reconocerlo como único Señor y salvador, no necesitamos seguir costumbres, rituales, ni tradiciones. Somos hijos de Dios por cuanto hemos reconocido a su hijo y creímos en su nombre. Debemos estar siempre alerta ante personas que intentan influirnos en nuestra fe o comportamiento, y evaluar cuidadosamente si sus consejos y enseñanzas están sustentados en las verdades bíblicas. Necesitamos ser cuidadosos al momento de seguir cualquier práctica religiosa o espiritual que no tenga bases bíblicas o que estén tergiversadas o acomodadas, porque esto puede resultar en nuestro perjuicio emocional, espiritual y material.

Por ello, el apóstol Pablo también se refiere a estas personas como “malos obreros” y es importante entender que la palabra “obrero” se relaciona con alguien que es un miembro activo en la iglesia. En este caso, estos obreros enseñaban un falso evangelio y era algo predominante en ese tiempo no solo en la iglesia de los filipenses sino también de los gálatas, por ello pablo les escribe en el capítulo 1:6-9 “Me parece increíble que ustedes tan pronto le estén dando la espalda a Dios, quien los llamó a través del generoso amor de Cristo. Están desertando de Dios para aceptar unas buenas noticias diferentes a las que les anunciamos.  En realidad, no hay otras buenas noticias, sino que hay algunos que los están confundiendo. Ellos quieren cambiar las buenas noticias acerca de Cristo.  Pero ¡ojo! si nosotros o un ángel del cielo les anuncia otras buenas noticias diferentes a las que les anunciamos, ¡que Dios lo condene!  Lo dije antes y ahora lo repito: si alguien les anuncia otras buenas noticias diferentes a las que ustedes han aceptado, ¡que Dios lo condene!”.

La palabra de Dios es clara y también nos enseña en Juan 8:31-32 Luego Jesús empezó a decirles a los judíos que habían creído en él: —Si ustedes siguen obedeciendo mi enseñanza, serán verdaderamente mis seguidores.  Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.”  Sin embargo, muchos hemos caído en prácticas que nos hacen sentir que ser seguidores de Cristo es una carga, porque para ser “verdaderos seguidores” debemos cumplir una lista de chequeo, pero lo único que necesitamos hacer es testificar con nuestra vida que Dios es real, permitirle todos los días que nos trasforme y podamos ser nuestra mejor versión.

Debemos orar para que Dios nos dé discernimiento y sabiduría para reconocer a esos que podrían ser “perros” o “malos obreros” en nuestra vida, y que nos ayude a mantenernos firmes en nuestra fe. Pablo enseña en ese capítulo “Confiamos en lo que Cristo Jesús hizo por nosotros. No depositamos ninguna confianza en esfuerzos humanos” en otras palabras nuestra fe no debe estar fundamentada en esfuerzos ni sabiduría humana, sino en la soberanía de Dios y su guía a través del Espíritu Santo, él es quien nos llevará a 1 de Tesalonicenses 5:21-22 Examinadlo todo; retened lo bueno.  Absteneos de toda especie de mal.

Por último es importante reconocer, que fue Jesucristo quien hizo y dio todo por la humanidad, es por su gracia (Efesios 2:8-10) y solo por su gracia que podemos acceder al regalo tan grande que es la vida eterna y esto no significa que podemos por esta gracia rezar, pecar y empatar, porque un cristiano que piensa así debería preguntarse si realmente ha nacido de nuevo. Dado que cuando en nosotros habita el Espíritu de Dios, luchamos contra nuestras debilidades, nuestro deseo es vivir conforme a su voluntad y nos disponemos a dejarnos perfeccionar por El.

Vicky Pinedo 

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