VUELVE A EMPEZAR

Hay momentos en la vida en que emprendemos algo, todo apunta a que las puertas se van a abrir, estas entusiasmado, lleno de expectativas, con la mejor actitud, confiado; pero de repente todo se cae, las puertas se cierran y parece que el esfuerzo, la dedicación, la disciplina, el trabajo, la diligencia fueron en vano. Es como cuando ves la final de un campeonato, tu equipo favorito lleva un punto y está a poco tiempo de ganar, pero faltando 5 minutos para que se acabe, el otro equipo anota dos puntos, escuchas el pito que anuncia el fin y te dice “perdiste”; se siente horrible ¿cierto?

Más frustrante cuando el hogar que soñaste termina en divorcio, la empresa que creaste se arruina, la universidad donde querías hacer la maestría te negó el cupo; ese país donde querías comenzar una nueva vida te negó la visa; después de años de trabajar en una compañía, te llega un aviso de que debes pasar por tu liquidación; perdiste el bebé que estabas esperando con tanto amor, entonces llegan los interrogantes y afirmaciones ¿Por qué a mí? ¿En qué fallé? ¿Quién tiene la culpa? ¡Qué mala suerte la mía! ¡Soy muy feo! ¡Soy muy pobre! ¡Soy estúpido! ¡No tengo talento!

Lo peor que nos puede pasar cuando las cosas salen mal es resignarnos, creer que no podemos más y rendirnos ante las situaciones adversas. Si Dios te da un sueño es porque puedes cumplirlo, así que vuelve a empezar cuantas veces sea necesario.

Hay muchas historias en Las Escrituras que nos cuentan de personas que pasaron tiempos de fracaso, sin embargo no se conformaron y salieron adelante.

Pedro es uno de los mejores ejemplos de que por muy buenas intenciones que tengas, es posible no conseguir lo que se quiere, claro, en el caso de Pedro no fueron factores externos, sino propios lo que lo llevaron al fracaso, aun así, no se dio por vencido.

Cuenta Mateo 26:31-35, que Pedro le dijo a Jesús que preferiría morir antes que traicionarlo, sin embargo, lo negó e incluso juró no conocerlo (Marcos 14:66-72). Su actitud no solo fue una falta a su palabra, también falló como discípulo y amigo de Jesús. ¿Se sintió Pedro culpable? Claro que sí, pero no se quedó ahogándose en la culpa, sino que optó por perdonarse y buscar el perdón de Dios, ocupando el resto de sus días a hablar de Jesús para que lo conocieran

Ahora ¿Qué pasa cuando las adversidades son ajenas a nosotros? El ejemplo más claro nos lo da Moisés; quien confió en Dios, nunca se dejó intimidar por las negativas del rey para dejar salir al pueblo de Egipto, ni por la incredulidad del pueblo de que pudieran tener acceso a la libertad. A pesar de ello, Moisés continúo confiando, no se rindió hasta que finalmente Israel fue liberado de la esclavitud.

No te rindas, lo lograrás. Recuperarás tu hogar, levantarás tu empresa, conseguirás otro trabajo, conocerás otro amor y esta vez será definitivo. Preséntate nuevamente en la universidad, pide perdón a quien ofendiste, perdona a quien te ofendió, retoma la dieta, inscríbete otra vez en el gimnasio, haz de nuevo esas actividades extracurriculares que te alegran la vida y te hacen salir de la rutina, vuelve a presentar ese proyecto que no te aprobaron… ¡VUELVE A EMPEZAR!

Jennifer Caicedo

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