Lo de Colombia en los Juegos Olímpicos de París 2024 fue un fracaso y hay que llamarlo así, no hay que darle muchas vueltas ni romantizar lo que pasó. Sin embargo, los deportistas no son los fracasados, ellos ya ganaron con el simple hecho de escoger el deporte por encima de la delincuencia y por practicarlo con la ausencia de recursos.
Se acabaron los Juegos y Colombia fue más diplomático que competitivo terminamos en la posición 66 de 84. Pese a haber llevado más atletas que en Tokio 2020, los resultados empeoraron, de 89 deportistas solo el 4.49% regresan a sus casas con la medalla entre los dientes, una pensión y un premio jugoso que para la mayoría de atletas olímpicos colombianos es una fortuna.
En una justa en donde van los mejores atletas del mundo, simplemente clasificar es una proeza, pero celebrar los fracasos de nuestros deportistas tiene más tinte a lástima que a resiliencia y en ese aspecto los medios de comunicación perdieron el año, porque no se trata de ‘empatía’ ni de ‘amiguismo’ con los competidores, sino de respeto a su oficio. La realidad debería ser contada como es, por mucho que nos duela como país. Más harían los medios, presionando al gobierno y documentando las razones de nuestro fracaso, que mostrando morbosamente las precarias condiciones en las que viven los deportistas y sus familias.
Por supuesto, a nuestros representantes hay que sacarlos del ojo del huracán, ¿Fallaron? Sí, ¿fue su culpa? En la mayoría no. No tuvieron recursos, condiciones, ni apoyo gubernamental para hacerlo mejor. No obstante, las condiciones socioeconómicas de otras ediciones fueron las mismas; pobreza y abandono, aun así, el resultado fue mejor cinco medallas en Tokio, ocho en Río de Janeiro y nueve en Londres. La conclusión, es que estamos en un muy mal momento deportivo y sobre todo competitivo.
Tampoco ayuda montarnos en una película que dista mucho de la realidad. La Selección Colombia de mujeres perdió tres partidos de cuatro que jugó, pasó la fase de grupos porque se alinearon todas las estrellas y porque a Canadá se le dio por grabar a las rivales con un Dron, salir a celebrar y a agradecer este tipo de “proezas” nubla la mente hasta de sus protagonistas, Leicy Santos salió muy orgullosa a decir “hicimos historia” y creo que esa visión sin el contexto de lo que verdaderamente pasó, no nos dejará avanzar.
Y para rematar, el mismo gobierno que se jacta de apoyarlos, de llamarlos “Primera línea” y que también se colgó las cuatro medallas descaradamente, con un cinismo que da miedo les da un baldado de agua fría reduciéndoles el presupuesto para el Ministerio del Deporte en un 66%. Que aparezcan los medios y que cambien los titulares de “Gracias guerreras” por “No se roben la plata del deporte” algo que claramente RTVC nunca hará.
Juan Camilo Rocha