EN PAZ ME ACOSTARÉ

“En paz me acostaré y así mismo dormiré, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8), esta fue una declaración que hizo David en medio de la guerra, enseñándonos que no importa qué esté sucediendo a nuestro alrededor, siempre podemos encontrar paz, tranquilidad y serenidad en medio de las tormentas.

Las preocupaciones nos afectan a todos, el trabajo, los estudios, los compromisos, los hijos, las adversidades que no avisan cuando llegan. En Lucas 10:38-42 cuenta que Jesús entró en una aldea donde estaban dos hermanas, una llamada Marta se preocupaba por los quehaceres de la casa, mientras María se sentó a los pies de Jesús a oír su palabra. Marta se molestó porque su hermana no le ayudaba, pero Jesús le dijo que María había escogido bien.

No se trata de ser holgazanes, perezosos, descuidados o negligentes, se trata de saber dar prioridad a las cosas y no dejarse consumir por los afanes de la vida. En aquel momento Jesús estaba de visita, así que los quehaceres podían esperar, sin embargo, Marta escogió molestarse, turbarse, reclamar, dejándose llevar por la autosuficiencia y cargándose negativamente.

Bien dice el dicho “la vida es sencilla, nosotros somos quienes nos complicamos”; en lugar de afanarnos por lo más mínimo, como lo hizo Marta, podemos llenarnos de nuevas metas, de nuevas ilusiones y retos. Para eso, se necesita aprender a pedir en oración, en señal de confianza en la provisión de Dios.

Dice en Filipenses 4:6-7 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

Despójate del afán, de lo que has de comer o beber, del cuerpo o de lo que has de vestir, pues nuestro Padre sabe de qué tenemos necesidad; basta a cada día su propio afán.

El rey David sufrió el menosprecio de su propia familia, pecó cualquier cantidad de veces, pero tenía claro que no hay justo desamparado ni sus descendientes que mendiguen pan. Sí, David era un hombre justo, con un corazón conforme al corazón de Dios y no porque no se equivocará, sino porque amaba al Padre, confiaba y descansaba en Él.

¿Sabes? Dios cuida de ti y de mí, aún mientras dormimos. Dice el Salmo 127:1-2Si el Señor no construye la casa, de nada sirve que trabajen los constructores; si el Señor no protege la ciudad, de nada sirve que vigilen los centinelas. De nada sirve trabajar de sol a sol y comer un pan ganado con dolor, cuando Dios lo da a sus amigos mientras duermen.” La pregunta ahora es: ¿Eres amigo de Dios?

Decide hoy, pasar la vida sin afanes que generan estrés y enferman no solo el alma, sino también el cuerpo y busca una vida donde puedas Glorificar a Dios, quien nos autoriza a pedir, en oración, todo lo que necesitamos, porque todo aquel que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá (Mateo 7:8)

Jennifer Caicedo

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