PREPARADOS PARA RECIBIR A NUESTRO AMADO

 “Así que preparen su mente para actuar y ejerciten el control propio. Pongan toda su esperanza en la salvación inmerecida que recibirán cuando Jesucristo sea revelado al mundo.” 1 Pedro 1:13 NTV 

En este verso, el apóstol Pedro nos habla acerca de dos aspectos esenciales para prepararnos para la segunda venida de Cristo: preparar nuestra mente y ejercitar el dominio propio. Para los que creemos en Jesucristo, su segunda venida es parte fundamental de nuestra fe y esperanza. Y aunque es cierto que, llevamos tiempo escuchando que este evento se acerca, en muchas ocasiones nos sucede que perdemos de vista esa realidad.

En varias parábolas, Jesús habló de este tema. una de ellas está descrita en Mateo 24:45-51 (El siervo fiel y el siervo infiel), »¿Quién es el criado fiel y atento, a quien su amo deja encargado de los de su casa, para darles de comer a su debido tiempo? Dichoso el criado a quien su amo, cuando llega, lo encuentra cumpliendo con su deber.  Les aseguro que el amo lo pondrá como encargado de todos sus bienes. Pero si ese criado es un malvado, y pensando que su amo va a tardar comienza a maltratar a los otros criados, y se junta con borrachos a comer y beber, el día que menos lo espere y a una hora que no sabe, llegará su amo y lo castigará, condenándolo a correr la misma suerte que los hipócritas. Entonces vendrán el llanto y la desesperación.

Lo que Jesús advierte, se relaciona con la importancia de mantenerse alertas, expectantes y preparados para su regreso, viviendo de manera responsable en su ausencia, siendo íntegros, porque su retorno podría suceder en cualquier momento. Precisamente, el Apóstol Pedro en su escrito exhorta a colocar toda nuestra esperanza en la segunda venida de Cristo, dado que, puede ocurrirnos como al siervo infiel, que pensemos que el Señor se está tardando y nos vemos tentados a vivir desenfrenadamente, sin Dios ni ley.  Por eso, en 1 Pedro 1 se nos insta a preparar nuestra mente continuamente (concientizarnos) y a ejercitar el dominio propio o buen juicio.

 En cuanto a la preparación de la mente, es primordial la renovación de la misma. Al respecto, renovar representa:

  • Hacer como de nuevo algo, o volverlo a su primer estado
  • Restablecer o reanudar una relación u otra cosa que se había interrumpido.
  • Reparar, restaurar, implica devolver algo a su estado original. Renovar significa devolverle frescura y vigor.

En términos bíblicos, la renovación es un proceso espiritual de transformación que ocurre en el interior de una persona a través de la fe en Jesucristo. Implica soltar la naturaleza humana para adoptar una nueva identidad en Cristo. Es así como, lo primero que se renueva es la mente, con la ayuda del Espíritu Santo que Dios ha depositado en los que han recibido y creído en su hijo como único Dios y salvador.

¿Por qué es la mente lo primero que debe renovarse? Sencillamente, porque las más grandes batallas las libramos en nuestro interior y eso influye nuestras decisiones, acciones y la manera de hablar. En el libro de Proverbios 23:7 podemos leer: Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él” Esto significa, que somos y actuamos de acuerdo a lo que pensamos.

Por esta razón, la palabra de Dios nos aconseja en Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” No conformarse es no aceptar algo como suficiente o satisfactorio, sino aspirar a algo mejor. Entonces no debemos acomodarnos a los patrones, cultura, estándares, de este mundo.  Solo renovando nuestro entendimiento o mentalidad, podremos conocer realmente lo que Dios quiere y prepararnos para lo que él va a hacer.

Además, la renovación de la mente debe ser continua. No es un evento de un solo día. Es un proceso diario que requiere atención constante a nuestros pensamientos, para identificar lo que no nos edifica y reemplazarlo por los pensamientos de Dios revelados en su Palabra.

Por otra parte, ejercitar el dominio propio implica entender que es una virtud y un fruto del Espíritu Santo, que se desarrolla mediante la dependencia total de Dios y la práctica constante de los principios bíblicos. Así mismo, el dominio propio es la capacidad de controlar nuestros pensamientos, emociones y acciones, para evitar vivir en excesos y ser presa fácil del pecado.   2 Timoteo 1:7: «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio»

A continuación, algunas pautas que nos da la Palabra para desarrollar esta virtud:

  • El primer paso es admitir el hecho de que no tenemos dominio propio.  Santiago 1:14 dice, Cada uno es tentado cuando se deja llevar y seducir por sus propios malos deseos.” Debemos reconocer nuestra necesidad de ser transformados continuamente, para parecernos a nuestro creador cada vez más. Ser conscientes de nuestras debilidades y la importancia de desarrollar la templanza para agradar a Dios.

 

  • Reconocer que es un don del Espíritu Santo. Gálatas 5:22-23 En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, 23 humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. El dominio propio no es algo que se dé solo con fuerza de voluntad, necesitamos su guía en cada situación.
  • Aceptar nuestras debilidades y pedir la ayuda de Dios. 2 Corintios 12:9: Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí. Requerimos la intervención de Dios en cada área de nuestra vida, debemos identificar en que situaciones somos más vulnerables y pedir su ayuda para fortalecernos en él, en medio de las luchas, porque solos no podemos hacerlo.
  • Establecer límites, evitar situaciones, lugares, hábitos y personas que nos alejan de Dios y nos distraen de sus propósitos; también debemos procurar ser prudentes, aprender a decir NO y no dejar que las emociones nos dominen. 1 Corintios 10:23 Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.
  • Recordar la recompensa. Romanos 8:12-13 Por lo tanto, amados hermanos, no están obligados a hacer lo que su naturaleza pecaminosa los incita a hacer; pues, si viven obedeciéndola, morirán; pero si mediante el poder del Espíritu hacen morir las acciones de la naturaleza pecaminosa, vivirán. Ciertamente, hay una recompensa eterna, cuando logramos vivir una vida bajo el dominio del espíritu santo, pero también recibiremos el pago si decidimos vivir bajo nuestros propios parámetros. 1 Pedro 1:13… Pongan toda su esperanza en lo que Dios en su bondad les va a dar cuando Jesucristo aparezca.
  • Tener presente servir a Dios en todo tiempo, lugar y situación. Recordemos que el siervo fiel se ocupó de servir diligentemente a su Señor y de acatar a cabalidad las tareas que le fueron asignadas. Examinemos las palabras de Jesús en Mateo 24 …” Dichoso el criado a quien su amo, cuando llega, lo encuentra cumpliendo con su deber”. No debemos olvidar que estamos en esta tierra con un propósito, no para vivir en nuestros deleites, fuimos creados para cosas buenas desde la eternidad. Colosenses 1.16 NVI porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él. No debe haber nada más reconfortante que cuando Jesucristo regrese nos encuentre haciendo su voluntad.

En conclusión, debemos estar preparados para recibir a nuestro amado a través de la renovación de nuestra mente y el desarrollo del dominio propio. Procurando ser como las vírgenes sensatas, cuidando cada día de cumplir nuestra asignación por amor a Cristo, sin distractores. Teniendo nuestras lámparas encendidas, llenas de aceite (Espíritu Santo de Dios), preparados para responder al anuncio cuando se vea llegar al novio, anhelando con ansias su regreso. Viviendo de manera agradable a él.

Desde hoy dispongámonos a abrazar cada día la esperanza de que Jesús viene pronto, aunque no sepamos el día o la hora, que nuestra certeza sea su regreso y con él nuestra salvación“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.  Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.” (Lucas 21:28)

 

Vicky Pinedo 

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