Desde hace varios meses que nuestra vida comenzó a girar alrededor de un tema que al principio nos causaba pánico, pero que al transcurrir el tiempo nos fuimos adaptando a tal punto que poco a poco hemos aprendido a vivir en esta nueva normalidad. La pandemia por el Covid19 es la preocupación de todos y con justa razón, hemos visto como personas que apreciábamos han partido de manera inesperada de este mundo, pero sin dudas somos resilientes, nos reinventamos a tal punto que el emprendimiento ha sido una válvula de escape de muchas personas que perdieron sus empleos y para otros que simplemente no habían tenido la oportunidad de uno medianamente estable.
El largo confinamiento en la primera etapa de la pandemia nos llevó a retomar la unidad familiar, esa misma que se había perdido por las ocupaciones de los diferentes núcleos familiares y que muchos de los que fuimos criados en ciudades pequeñas anhelábamos constantemente, en una de las reuniones que se volvieron frecuentes durante la cuarentena, conversaba con un familiar cercano sobre el Covid-19 en nuestra zona de influencia y le manifesté: “primo hermanooo, no todo es tan malo, miremos en el vaso medio lleno”, con la convicción que me caracteriza le di mis argumentos: “seamos consecuentes con la realidad economía de la sociedad guajira, nuestro pueblo natal Barrancas tiene uno de los comercios menos dinámicos del departamento y el 75% de la economía Barranquera es completamente informal” el me miraba atentamente y de repente me pregunta: ¿pero Jose si estamos encerrados que es lo bueno que le observas a esta situación?, A lo que inmediatamente le respondí: “durante esta pandemia se ha incrementado de manera significativa el emprendimiento en las madres cabeza de familia y en los jóvenes en general, no es que seamos una sociedad de poco consumo, porque históricamente hemos fortalecido el comercio de los municipios aledaños, pero sinceramente el egoísmo y falta de sentido de pertenencia no habían dejado surgir a los empresarios nativos durante décadas”.
Y es cierto, hemos visto como años tras años infinidades de negocios no han funcionado en nuestra querida Barrancas, como el emprendedor iba perdiendo la poca fe en el comercio local y, además, como definitivamente nos acostumbramos a fortalecer otras poblaciones cercanas que han llevado el dinamismo económico a su mejor esplendor gracias al alto consumo de los Barranqueros. El problema hace mucho que dejo de ser el poder adquisitivo de las familias, y esto gracias a la influencia minera junto con multinacionales como Cerrejón que le han brindado oportunidades labores a una cantidad importante de hogares en todo el departamento de La Guajira, pero esta fortaleza lastimosamente poco se veía reflejada en el apoyo comercial entre coterráneos, estábamos sumergidos en una realidad donde la falta de solidaridad y el sentido de pertenencia distorsionado nos conducía a ser definitivamente una sociedad comercialmente fallida.
Irónicamente, esta pesadilla que nos ha traído tanto dolor y desesperación, despertó en esa nueva generación Barranqueros el empuje comercial que le faltaba a nuestro pueblo, vemos como la FE por emprender cada día es mayor y sinceramente es grato la cantidad de diversos negocios que han nacido durante este tiempo de adaptación universal a una realidad que para nada es agradable.
Pero lo más satisfactorio de todo este fenómeno comercial, es el renacimiento de nuestro sentido de pertenencia, antes nos costaba demasiado apoyar un emprendimiento, pero ahora el dilema es: “¿A quien le compro?”, y esto como consecuencia a la buena cantidad de los productos y servicios que han nacido comercialmente.
La motivación por ver a una Barrancas con una economía sostenible es generalizada, en las tertulias del 2021 muchos no entendemos la apatía por parte de las entidades territoriales para apoyar esta reactivación economía espontanea, y a pesar de la ausencia de oportunidades en las diferentes plataformas de la economía naranja que ha impulsado la presidencia de la república durante este tiempo de pandemia, el Barranquero ha tenido la tenacidad para tomar la decisión de emprender sin incentivos del gobierno en general. Algunos optimistas esperaban una articulación entre el municipio de Barrancas, la gobernación de La guajira y Bancoldex, con el fin de potenciar el comercio formal y además de darle un verdadero empuje empresarial a nuestro paupérrimo sector industrial, pero hasta el momento están quedando con crespos hechos.
El temor de muchos emprendedores era el post confinamiento, algunos no les dieron estructura empresarial a sus iniciativas y ahora están literalmente arrepentidos, el Barranquero contra todo pronóstico se acostumbró a comprarle al otro Barranquero, es absurdo mencionarlo, pero lo vivíamos constantemente. Ahora hay un ambiente solidario, cooperativo, somos los primeros en darle “Goodwill” a los negocios de nuestros amigos, conocidos y hasta desconocidos, el despertar del emprendimiento ha sido la bendición detrás de la tragedia.
Dios mediante el COVID-19 pasará a la historia, espero que sea más temprano que tarde, y dentro de tantas adversidades nos está dejando muchas enseñanzas sobre la unión familiar y el verdadero significado de la amistad, pero también nos mostró el camino correcto para consolidar un gremio solido de emprendedores que estaba realmente huérfano. La vida empresarial de una sociedad no está sujeta simplemente al poder adquisitivo de sus habitantes, sino a la disposición de crecer juntos sin importar las diferencias ideológicas.
Yo particularmente espero con ansias el final de la pandemia, y me he mentalizado en ser el primer defensor del crecimiento comercial que hemos tenido, no podemos permitir que menos del 70% de este fenómeno atípico en nuestro pueblo permanezca en el mercado, y que la lección económica quede realmente aprendida generación tras generación.
“Barranquero a la TUYO, TUUU, con razón o sin ella”
Jose Ramiro Celedon Ucrós
CEO Ojo Pelao´ Magazine