A MI ME GUSTA MI NOMBRE

Adaulfo Adolfo, así me bautizaron y registraron. Para la mayoría de las personas es un nombre raro o feo, pero a mí me gusta. Así pasa en la vida, cada quien tiene una manera de pensar propia, consecuentemente lo que consideramos como verdad o gustos, lo reconozcamos o no ante los demás, las cosas las interpretamos en función de nuestro marco interno. La política no es ajena a eso.

Hay personas que gustan de movimientos políticos, líderes incoherentes o posturas utópicas. Es común ver principalmente en líneas de gobierno que suelen decir una cosa y practicar la contraria. Por ejemplo, recientemente el Ministro de Cultura en representación del Gobierno Nacional criticó la fundación de la ciudad de Santa Marta porque había sido una colonización macabra pero los hijos de altos dignatarios del estado se pasean orondos por países con extensa historia de invasiones y colonización como Francia, Italia, Alemania y la misma España. Siguiendo la línea, actuales funcionarios que criticaban en su momento como congresistas presuntas inejecuciones presupuestales para causas sociales, sin embargo, a corte de hoy, el gobierno del cambio, por ejemplo, en el Departamento de Prosperidad Social reporta una ejecución del 20%, permítanme explicarles, de los 10 billones de pesos aprobados para la vigencia fiscal 2024, solo han invertido 2 billones, eso no es malo, es pésima gestión.  

En la misma línea que yo, mi gran amigo José Gregorio Esquea me comenta, -a las cosas y a las personas hay que llamarlas por su nombre No me quité el Gregorio mi querido contertulio que es lo más bacano, es el sabor, es lo que me gusta- dice de manera hilarante. Acentúa ese dicho mi posición de llamar las vainas como son, sin ponerle tanta arandela, por cuanto se ha puesto de moda en las filas de algunos equipos de gobierno afines al Madurismo y a su elección, la incoherencia, aunque a ellos les gusta.

Más de 9,3 millones de venezolanos sufren de inseguridad alimentaria de moderada a grave o sea un tercio de la población, de acuerdo a las Naciones Unidas; 7 millones de venezolanos necesitan asistencia humanitaria urgente; más de 6,4 millones de venezolanos han huido del país; el Programa Mundial de Alimentos –WFP- (Por sus siglas en inglés) informa que el 59% de los hogares en Venezuela no tienen ingresos suficientes para comprar alimentos suficientes y por si fuera poco, informes de centros de estudios concluyen que los venezolanos perdieron un promedio de 24 libras (11 kilos) entre 2017 y 2022, aceptar eso porque simplemente me gusta, eso sí es cuestionable, reconozcan que no les gusta sino que deben llevar la contraria simplemente porque es la única opción de poder que tienen.

Ey man! ese nombre tuyo es cosa jodida o repíteme el nombre porque no es común, ¿de dónde lo sacaron?  me han preguntado cientos de veces y la verdad que no me importa, porque a mí me gusta. Antes de estar criticando un nombre los invito a levantar las voces en contra de un régimen que sigue desatendiendo y constriñendo los gritos de una nación que vaga por el mundo buscando apoyo para que se restituyan los verdaderos valores de la libertad, pues la fachada democrática actual tiene al país en ruinas. A la distancia se entera uno por voces de personas que han sufrido los efectos de la migración que Maduro está desmantelando las instituciones democráticas, la economía y la infraestructura de Venezuela mediante el ejercicio abusivo del poder del Estado y entablando alianzas con organizaciones delictivas, que contribuyen a la represión del pueblo venezolano y a exportar un modelo de criminalidad que actualmente afecta a Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia y recientemente Estados Unidos, países que han montado a la fuerza a la locomotora. ¿Será que eso realmente les gusta?

Reitera su cuestionada posición el Ministro de Cultura y radicaliza su postura esta semana respecto a la no participación de la nación para la celebración de los 500 años de la ciudad, apoyado ahora por quienes decidieron pasar por encima de su sentido de origen, arraigo o simplemente domicilio, el que mostraban hace poco de menos de un año, solo por llevar la contraria. Mientras tanto, creo que en vez de desgastarse en el precitado apoyo deben preguntarse por las obras que debían haber finalizado hace años, por tratar de cambiar su incapacidad de ejecutar obras y aprender a gastar de manera asertiva el presupuesto público. Quizás en esto se encuentra la excepción que confirma la regla. De veras que, por cosas de Dios, cuando las cosas son ciertas pasan situaciones que reafirman el asunto, resulta que estando en un taller mecánico ayer sábado, dice un militante de un grupo X en la Perla: «No hemos aprendido a gobernar, estamos en el proceso, diez años es poco y aún falta, pero si nos especializamos en hacer política», he de reconocer que, lamentablemente, en esto el señor sí está siendo coherente y eso gusta, al fin alguien con sentido de franqueza. Lastimosamente, eso hace casi obligatoria el acontecimiento de los postulados de la Ley abrogada a Edward Murphy, un ingeniero aeroespacial, ante un trabajo defectuoso de un asistente que exclamó: “Si él tiene la menor posibilidad de cometer un error, lo hará”. Esta suele formularse de la siguiente manera: “si algo puede salir mal, saldrá mal”.

Aunque les guste, es la oportunidad de abandonar la política del odio, de la victimización y autodiscriminación; esa desacertada y progresivamente rechazada estrategia de paros, marchas y gritos que no han abandonado a pesar de estar gobernando. La verdad que es poco comprensible, porque gritan en las carreteras, en las instituciones, incluso en las salas de discusión del legislativo (sea cualquier escenario territorial), pero desde su sillón de gobierno, ni gestionaron, ni gestionan para ejecutar inversiones; ni hacen, ni hicieron nada para mejorar las condiciones de vida de todos, pocos beneficiarios, limitado a su participación activa a la militancia.  

Les gusta vivir bien, sean coherentes; Les gusta gobernar, sean coherentes; Les gusta servir, sean coherentes. Por demás, soy coherente, mi nombre ADAULFO ADOLFO MANJARRÉS MEJÍA, ¡dos nombres y dos apellidos, eso me gusta!

Adaulfo Manjarrés Mejía

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Un comentario de “A MI ME GUSTA MI NOMBRE

  1. Martha Iguaran dice:

    Adaulfo, coherente tu? Eres un político pastelero que se arrima al árbol que le cobija, antes eras militante Naranja, comiste y viviste ellos y ahora disque Pinedista que no gusta de naranjas

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