¡A TRABAJAR SE DIJO…!!

No deja de ser emocionante la lección que acaba de dar el país entero ante la iniciativa del Presidente Petro de convocar a lo que él llamó un “Paro Nacional” …, y de dos días, por si acaso no fuera suficiente.  Y es emocionante, digo, porque ha sido el propio país el que se ha encargado de “poner en su puesto” al Presidente antes de que persista en el capricho demencial de dividir e incendiar el país. Ha sido tan estruendoso el fracaso de la movilización “imaginada” por los dos personajes que se han puesto a la cabeza de este Gobierno – ya se sabe quiénes-, que no les ha quedado camino decente para ocultar la derrota, y han terminado dando la más triste demostración de cobardía acudiendo a disculpas y argumentos rebuscados para dar a entender que no fueron ellos los responsables de la convocatoria que el país afortunadamente no respondió.  No se deben molestar por mentir porque el país tiene clarísimo que sí fue el Presidente y su Ministro estrella quienes maquinaron el plan, y lo hicieron en tal trance de soberbia y auto convicción que no supieron calcular que el “tiro podía salir por la culata”. A esta altura de la noche, cuando todos los colombianos se hallan en sus casas recuperándose de una jornada de trabajo serio y responsable, los inspiradores del paro contra el Gobierno han de estar lamiendo sus heridas y pensando quizás, sólo quizás, cómo fue que se dejaron llevar hasta semejante desastre.  Motivo sería de renuncias, por supuesto, si es que tuvieran ellos la gallardía y honorabilidad necesarias.

La buena noticia de todo esto es que hay lecciones en extremo valiosas. Veamos eso con cuidado:

  1. ¿Un Presidente que convoca un “paro” contra su propio Gobierno? Se le advirtió que era una locura por el simple hecho de que una movilización de ese carácter es susceptible de derivar en manifestaciones extremas de violencia y caos que pueden llegar al límite de “tumbar” su propio Gobierno. Que yo recuerde, fue en 1957 cuando el paro nacional “de mayo” tumbó el gobierno del Presidente Rojas Pinilla. En aquel tiempo fue la sociedad civil organizada la que se movilizó para contrarrestar la intensión del Presidente de perpetuarse en el poder, y desde entonces a nadie se le había ocurrido semejante despropósito. Ojalá el Presidente entienda ahora que su actitud provocadora y desafiante contra el Congreso de la República y la Instituciones Judiciales es totalmente contraria a la responsabilidad democrática que le entregó el país en agosto del 2022 y que la está dilapidando de manera flagrante.
  2. ¿Una derrota política? Los únicos que no la ven son el Presidente y su camarilla de azuzadores. En esta ocasión fue “el pueblo” quien les mandó a callar, ese mismo pueblo que no salió a la calle a perder el tiempo, sino que prefirió irse a trabajar, como es su derecho y su deber, porque si algo tiene este maravilloso pueblo es que “es trabajador”. Fue ese el pueblo que se hizo escuchar al no botarse a la calle para respaldar una iniciativa demente que no aportaría en nada a la solución de los problemas que agobian al país. Ese es el pueblo que no se puede comprar con cheques de millones, el mismo que no se deja subir en los buses para que luego sea botado como reses en las plazas donde va a haber show presidencial, o que se entrega por tamales y refrigerios. Fue ese pueblo que no se puede comprar el que demostró en la práctica que no es objeto manipulable ni por promesas ni por amenazas. Ese es el pueblo que, en última instancia, los promotores del paro olvidaron que existe.

 

  1. ¿Un Presidente que amenaza el país? Si hubiera otra forma de decirlo…, pero lo que se escuchó con toda claridad en las declaraciones del Presidente es que si “le toca irse habrá revolución… “, lo cual significa a las claras que hay un plan detrás del espectáculo: el Presidente llevará su capricho hasta sus últimas consecuencias. Por ahora puede estar seguro y confiado que el país le permitirá terminar su mandato, pero no sabemos qué hay en su cabeza para el día después: tal vez se vaya tranquilo para su casa, donde quiera que la tenga, pero siempre es mejor estar preparados por si insiste en “quedarse”, o si acaso esté acariciando la idea de retornar a sus tiempos de muchacho rebelde y regresar “al monte”.

 

  1. ¿Y logró el Presidente arrodillar el Congreso? Sólo él y su camarilla pueden pensar eso, porque el Congreso, visto desde acá en la esquina de los ciudadanos, luce como un ejército de hombres y mujeres que no tragan entero ni se dejan amedrentar por amenazas fatuas y el chantaje. El Congreso está en su papel. Habrá tiempo para demostrar que el Presidente no tiene la razón cuando desconoce la responsabilidad legislativa del Congreso y se equivoca cuando piensa que el Congreso debe aprobarle todo lo que se le ocurra. De allí que afirme con cínica frescura que, por no tener el respaldo del Congreso, se va a la vía directa para conseguir sus propósitos reformadores. En contrario, el país centrará su atención en la tarea que puede y debe cumplir el Congreso para agilizar por la vía de la Ley las reformas que se requieren con urgencia manifiesta. El Presidente debe entender de una vez por todas que el Ejecutivo es un poder separado que no legisla ni puede tomar la Ley por su cuenta.

 

  1. ¿Se equivoca el Presidente en su gestión de Gobierno? Pasan los días y aparecen nuevas y más robustas evidencias de que el Presidente no entendió y sigue sin entender el país que le corresponde gobernar. Todo indica que lo que hace no está orientado a resolver los grandes asuntos estructurales del país, entonces ¿Qué resultado se puede esperar? A estas alturas de su mandato, faltando un poco más de un año para que entregue el mando de la Nación, resulta muy preocupante el pensar en qué condiciones va a entregar el país al próximo Gobierno.  Y no le viene bien al Presidente ni a sus ministros buscar disculpas y culpables de los males que aquejan este país, como hace cuando señala a los empresarios y los acusa de “esclavistas”, o cuando señala más  recientemente al Banco de la República como responsable de la crisis económica, porque es el Presidente el primer responsable de los aciertos y desaciertos en la gestión de “su gobierno”,  entendiendo en ello la concepción de políticas públicas y el desempeño del aparato de gobierno, peor  aun cuando vive el país una desatada peste de corrupción y despilfarro estatal que es de su entera responsabilidad. No hay muchos lugares donde se pueda esconder esa realidad, y mucho menos le viene bien al Presidente escabullirse de la responsabilidad que le cabe, como si cupiera repetir la famosa afirmación de yo no lo crié”.

 

  1. Fracasó el Paro. El famoso “Paro Nacional” era una prueba, o un desafío, en el que muy pocas personas creyeron, pero era en realidad una buena oportunidad para medir la temperatura de la Nación con respecto al Gobierno del Presidente Petro. Lo útil de medir y conocer la actitud del país con respecto a la “invitación” al paro está en que se dispone ahora de evidencia cierta de que el país no se “bota a la calle” a perder el tiempo y mucho menos a respaldar un gobierno en el que no confía. Eso se puede esperar, si acaso, de los partidarios en el Pacto Histórico y de algunas facciones sindicales alineadas con el Gobierno, pero no del grueso de la población. Nadie salió a la calle, en términos relativos, si se toman en cuenta las cifras del pronóstico de movilización que rondaban por los 4 Millones de ciudadanos. No hay respaldo popular masivo, es un hecho real, ni siquiera entre los partidarios del Presidente. El Pacto Histórico debe recogerse a pensar con cuidado lo que ha perdido gracias a los errores políticos del Presidente, porque puede ser cierto que el puñado de ciudadanos que salió a la calle eso es todo lo que le queda de “caudal popular” después de todo lo que ha venido sucediendo.  

 

  1. Incitación a la violencia. En cambio, la violencia sí se hizo presente, con todo lo que ello implica para la movilización pacífica de los ciudadanos. El Presidente puede entender ahora que, con una motivación e invitación como la que hizo hacia la movilización popular en respaldo de su Gobierno, no consigue respaldo sino violencia y caos. La tradición más antigua enseña que la movilización de las masas populares, en tanto carezcan de un propósito definido, tienden a convertirse en tumulto y tropel y de allí pasan sin darse cuenta a las expresiones de violencia. Los daños y destrozos provocados por “encapuchados” están a la vista. Las obstrucciones al normal funcionamiento de las ciudades los provocaron sus partidarios.  ¿Es ese el valor agregado de la jornada?

Muy bien, la aventura de “paro nacional” tiene otros alcances que vale la pena aprovechar. No cabe duda que el país estaba tenso y preocupado por la “amenaza presidencial de movilizar el pueblo” contra el propio Estado. Esa ocurrencia no tiene antecedentes conocidos en tiempos recientes, lo cual generaba evidente expectativa, pero las cosas transcurrieron sin que se registrara nada que el país pudiera lamentar. El Presidente se libró del severo problema que hubiera representado cualquier desenlace fatal en las ciudades y los territorios, aunque no queda libre de la responsabilidad de haber actuado clara e inequívocamente para introducir agitación desde el alto cargo que ocupa, lo cual le coloca muy de cerca del Artículo 348 del Código Penal sobre la Instigación a Delinquir. El Presidente ha venido expresando ante variedad de públicos que el pueblo “tiene que movilizarse en defensa de sus derechos”, lo cual no deja de ser atrevido e irresponsable viniendo de él, sabiendo como de seguro sabe que, una vez en la calle y presas las masas populares de “la calentura” del momento, se suele perder el control y se abren las puertas al paso arrollador de la violencia. Esa es una realidad probada a lo largo de la historia, tanto que ni el propio Presidente controlaría con solo decir que tienen que ser ordenadas y sin violencia”

Todo este panorama se muestra propicio para afirmar que lo que viene hacia adelante es “trabajo puro y duro”, entre todas las razones posibles porque no sabemos en qué situación va a ser entregado el país una vez “el Gobierno del Cambio” saque sus maletas de Palacio. Podemos suponer que el tema de la “consulta” podrá mantenerse vigente y que el Presidente insistirá en realizarla hasta el último día de su Mandato, pero no será esa una vía que libere al país de la tensión y el riesgo de perder la paz. Puede ser más procedente, en cambio,  una buena dosis de astucia y cooperación entre el Ejecutivo y el Legislativo para poner al día la mayor parte de las aspiraciones  de reforma que tiene el Presidente  y que representan en realidad un gran avance frente a lo que necesita el país, pero  éste es un esfuerzo que no implica ninguna de dos cosas: que el Presidente piense que puede “arrodillar” al Congreso a punta de amenazas y chantaje, lo cual enrarece y tensiona la  necesaria e imprescindible relación entre los dos poderes; o que el Congreso pretenda escudarse en su postura de oposición para “acorralar” al Presidente y le lleve sin remedio  a sumergirse en las turbias aguas del “abuso de poder”. 

El país debe ser gobernado en paz y equilibrio, comenzando en las altas esferas del Estado, para que no quede motivo ni razón para que prosperen las ya conocidas amenazas de la movilización popular y la revolución en las que cabalga el Presidente todos los días y que sólo pueden conducir a la división y el nefasto camino de la guerra.

¡A trabajar se dijo! Ese es el mandato que brotó del pueblo en los fallidos días de Paro.

 

Arturo Moncaleano Archila

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