El calendario nos sitúa en el segundo domingo del mes de noviembre y nos recuerda que estamos frente a la celebración del Día Nacional de la Acción Comunal tal como lo establece la Ley 743 de 2002. Más allá de recordar la fecha, este escrito plantea principios y retos puntuales que invitan a la provocación de estados de conciencia que permitan entender integralmente el papel que históricamente han cumplido las bases y las dirigencias de las Juntas de Acciones Comunales. Sin que establezcamos una mirada simple valdría la pena identificar algunos de esos principios y retos en el valor existencial y práctico que se desprende del liderazgo comunal y de su estricta relación con los gobiernos nacionales, regionales y locales. Relación que debe respetarse y entenderse como vigilante y de propuesta para el desarrollo que busque, a través de la autonomía y solidaridad comunal, el bienestar de las comunidades.
Es menester recordar la obligación de los gobiernos locales de promover la participación activa y el liderazgo comunal para que este encuentro se traduzca en oportunidades facilitadoras del Plan de Desarrollo que legalmente debe cumplir el gobierno de turno. El parámetro legal para que se surtan procesos armoniosos entre gobierno y Acción Comunal está establecido en la construcción e implementación de la Política Pública de la Acción Comunal; en el caso particular del departamento de La Guajira, donde la necesidad de su implementación palpita en cada esquina del territorio.
Es urgente llamar al empoderamiento absoluto de la Acción Comunal frente a su relación con los gobiernos. Empoderamiento que debe y tiene que ser necesariamente activo y protagónico, tan real como las necesidades de La Guajira. No se trata de avanzar en medio de elementos cosméticos, ni de permanecer estáticos frente a los diagnósticos y solicitudes que se multiplican a diario en cada entorno. Llegó el momento del empoderamiento colectivo, con evidentes y marcadas realidades autónomas; donde la solidaridad sea posible desde el manejo de presupuestos públicos.
La Acción Comunal debe exigir que se cumpla su rol administrativo y que el ejercicio del liderazgo comunique con total transparencia que los dineros públicos no le pertenecen al alcalde o al gobernador de turno sino a quienes sagradamente cumplen con el pago de los impuestos que son los mismos que programáticamente eligieron votar por un Plan de Desarrollo.
Para el caso puntual de Maicao se hace profundamente imperioso la decisión ineludible de armonizar gobierno local y Acción Comunal para darle curso a las bondades contenidas en los convenios solidarios. Sin más espera: necesitamos renacer bajo la inspiración que permitió el nacimiento de las acciones comunales para que no terminen convertidas en una figura decorativa de lo público o en un paisaje lleno de bosques estériles.
Otra de las pretensiones de este escrito está orientada a despertar conciencia pública con el ánimo de que los gobernantes materialicen la acción de gobierno para que se cumpla la norma constitucional que establece como fines esenciales del Estado el servicio a la comunidad, la promoción de la prosperidad general y la garantía y efectividad de los principios que resaltan derechos y deberes consagrados en la ya citada Constitución Política.
Que el Día Nacional de la Acción Comunal y su celebración no se quede en la mera tradición que los recuerde y los olvida casi que en el mismo momento: que se viva integralmente y de una vez por todas, que se entienda definitivamente que la acción comunal es poder colectivo y que gobernar distanciado de sus bases y de sus liderazgos nos conduciría al fracaso de la población en general, al fracaso de todos.
Resulta más coherente el aprovechamiento de la celebración direccionada hacia la recuperación del liderazgo colectivo de la acción comunal que la mera felicitación, que seguramente por su carácter emocional nos acerca más al olvido que a los retos y a los compromisos que amanecen y anochecen en cada lugar, en cada casa, en cada entorno.
Carolina Issa Morales