Sin duda alguna las marchas realizadas el domingo 21 de abril, convocadas por la oposición fueron multitudinarias en algunas ciudades, particularmente en Medellín. Probablemente rebasaron las expectativas hasta de los convocantes más optimistas.
Sin embargo, la irascibilidad, beligerancia y el odio que ostentaron muchos de los manifestantes le restó legitimidad y deslució en gran medida la magnitud de las mismas. Lo cual se viene a sumar a la inédita forma despectiva, irrespetuosa y vulgar conque voceros o representantes de otros poderes e inclusive determinados personajes de la farándula, del periodismo, se han venido refiriendo al Presidente Petro. Jamás en la historia de este pais habíamos contemplado semejante falta de respeto y consideración a la dignidad presidencial.
No en balde Colombia ha sido el último pais latinoamericano en el que triunfa un presidente alternativo. Es proverbial la preeminencia de una sociedad reaccionaria, conservadora, renuente a cambiar el Statuo Quo. El predominio de esa mentalidad retardataria tiene complejas causas y consecuencias, que nos han tornado un pais singular, sobresaliendo una serie de factores de delincuencia organizada sin parangón en el mundo. Esos factores delictivos se fundan en fuentes o actividades tales como narcotráfico, saqueo estatal, paramilitarismo, contrabando, lavado de activos, expropiación violenta de tierras, todas ellas practicadas por agentes reaccionarios y proclives al mantenimiento y preservación del Estado de cosas imperante. En general estamos abocados a la connivencia de factores “legales” e ilegales, mancomunados y totalmente reacias a cualquier cambio. Tales expresiones están constituidas en alguna medida por lo que alguien jocosamente denomina “gente de bien”, que en este caso es significativamente diferente de la gente buena
Medellín, tal como era de esperarse se destacó. Hablamos de la Medellín contemporánea, capital del turismo sexual, ciudad en la que los proxenetas han constituido una industria sumamente rentable y bastante generalizada, especialmente con menores de edad, meca de los principales carteles de la droga. Actualmente regentada por un alcalde, excandidato presidencial, cuya frase más sonora en esa campaña fue “plata es plata”. En dicha urbe la quiebra de la industria textil allanó el camino y permitió que se enseñoreara el narcotráfico, y entre cuyos gestores figuraban miembros de su elite política y económica, devino en crisis, no solo financiera sino moral, ética. Esa capital antaño poblada por patriarcas ejemplares, emprendedores, pujantes, en poco tiempo presenció el violento y estructural trastrocamiento de los valores y el estereotipo de esa raza ejemplar. Desafortunadamente ha transitado a una cultura veleidosa, dejando muy poco a las virtudes de que hizo gala esa otrora recta cultura paisa. La nefasta influencia de los carteles de la droga dejó huellas indelebles.
Fuera Petro guerrillero, gritaban enardecidos militantes y quemaban pancartas con el rostro del Presidente. Seguramente los artífices y buena parte de los copartícipes de esas insensatas manifestaciones de bárbara hostilidad y aborrecimiento, son fanáticos incondicionales de un sátrapa que fue reelegido violando la Constitución. Según solidas certezas prominente promotor, auspiciador y/o miembro de organizaciones paramilitares y con nexos cada vez más evidentes con el narcotráfico. Responsable de la mayor tragedia humanitaria que gobernante alguno haya propiciado, exceptuando a Hitler.
En las protestas contra la Reforma Tributaria durante el gobierno Duque, hubo 19 manifestantes muertos y más de 800 heridos, al menos 103 perdieron alguno de sus ojos. Para el gobierno de entonces y los marchantes actuales, se trataba de vándalos. En cambio, según ellos, civilizados y pacíficos, sus protestas contemporáneas se hacen dentro del mayor respeto, lo cual no es cierto. Varios periodistas independientes y algunos ciudadanos fueron agredidos por los propios manifestantes. Por Dios, que bestialidad, justificar aquellas masacres, ese cuantioso número de muertos y heridos con semejante argumento tan baladí. Lo anterior nos pinta de cuerpo entero a quienes se amparan en similar exabrupto. Duque asumió las protestas en contra de sus medidas, con talante autoritario y dictatorial, estigmatizó y equiparó a los manifestantes como miembros de organizaciones subversivas, mancilló a los convocantes de aquel entonces y ordenó a la policía (ESMAD), atacarlos sin ninguna consideración.
El carácter generalizadamente pacifico de la reciente y otras jornadas de protesta de la oposición, tienen mucho más que ver con la conducta de la policía y la filosofía que profesa el actual gobierno frente a tales derechos constitucionales. Algo va del extinto ESMAD al sustituto UNDEMOS. Es absurdo que se quiera atribuir tal contraste a las características de los manifestantes de uno y otro bando.
Las manifestaciones fueron variopintas, con una amalgama heterogénea de reivindicaciones, que iban desde la inconformidad por el alza en el precio de la gasolina, pasando por la solicitud de revisión y/o retiro de las reformas sociales presentada por el actual gobierno, hasta la petición de la renuncia del presidente. Quedó en evidencia igualmente la participación de marchantes que no tenían ni idea del porque protestaban o por lo menos estaban absolutamente desenfocados. Gajes de la desinformación. También marcharon defensores a ultranza de su propiedad privada, los que temerariamente y sin fundamento alguno, aún siguen pensando que Petro los va expropiar. Ojalá entendieran que un pais más igualitario, más justo es mucho más conveniente hasta para todos. Igualmente es absolutamente axiomático la presencia de reclamantes que marcharon contra sí mismos, contra sus propios intereses.
Entre otras peticiones exigían la renuncia de Petro, dizque porque su campaña amen de superar los topes, recibió recursos de fuentes ilegales. Es lo más parecido a un chiste. El narcotráfico no solo ha estado presente en la financiación de la campaña de Samper Pizano. Está articulado orgánicamente con el Establecimiento desde hace por lo menos 50 años. Esto no es una opinión personal, surge de los documentos recientemente desclasificados por organismos de inteligencia de Estados Unidos. Las recientes campañas de: Uribe, Santos y Duque, está públicamente demostrado que recibieron financiamiento absolutamente cuestionable. Absorbieron dinero de traquetos, paramilitares, Odebrecth; y sus beneficiarios muertos de la risa. Petro, o más bien su partido, acogió aportes de los maestros y se armó por ello un escandalo de padre y señor mío. “Al perro más flaco se le pegan las garrapatas”. No se miden los actos del actual gobierno con el mismo rasero. No se tasan los episodios con la misma vara.
En cuanto a las reformas, que entre otras cosas forman parte de las propuestas de campaña, sobre todo la relativa a la salud. También estamos ante un mar de desinformación. Algunos representantes del cuerpo medico que salieron a marchar, afirman sin ambages que dicha iniciativa no ha sido socializada, debatida, discutida y que se trata de una reforma que se intentó imponer a la brava. Mientras por su lado la exministra Corcho en diferentes escenarios, foros y medios y con suficiente propiedad afirma que ha sido tal vez la propuesta con mayor exposición al escrutinio, como que su estudio y preparación lleva una década. ¿A quién creerle? Más de una vez hemos escuchado las eruditas exposiciones de la exministra y le creemos a pie juntillas sus disertaciones al respecto.
Claro que debe ser susceptible de modificación un Sistema de Salud, que ha motivado una Cumbre de los órganos de control por la desaparición o desvió de 12 billones de pesos, que ha visto liquidar desde la entrada en vigencia de la Ley 100 de 1993, más de 100 EPS, y que ha determinado que 450 municipios carezcan de la infraestructura básica para atención sanitaria. En casi 700 de los 1,123 municipios de Colombia no hay Centros de Salud ni hospitales. Durante el pasado gobierno más de 10 entidades fueron intervenidas y luego se ordenó su liquidación. En este gobierno se han intervenido 6, y resulta que la crisis del sistema es culpa de Petro. Cinismo y descaro desmedidos.
Otros despistados expresaban su oposición a la reforma pensional cuyos propósitos progresistas son los de extender o dotar a los viejitos, de mayores ingresos, ensanchar o ampliar cobertura, integrar el exótico régimen imperante. En fin, su objetivo es corregir las injusticias de un modelo económico fallido que, dados sus altos niveles de informalidad, condena a una inmensa cantidad de nuestros ancianos a un futuro absolutamente incierto. Afortunadamente el Senado, que era el mayor escollo aprobó su tránsito Legislativo, esperemos como le va en La Cámara.
Finalmente, es inconcebible, insólito, que muchos de los “lideres” convocantes, sean miembros prominentes del Establecimiento, responsables y legatarios del estado de postración en que se encuentra Colombia. Fungen como Mesías y redentores. Conjuntamente con los medios afines al poder instrumentalizaron y manipularon la protesta. Asistimos a un maniluvio incomprensible e inaceptable. Habrase visto semejante desfachatez. “El Diablo haciendo Hostias “.
Habitamos un pais de locos.
José Luis Arredondo Mejía