Cunde la incertidumbre y el desconcierto en el sector eléctrico y desde luego entre los usuarios del servicio que presta, sobre todo después del pronunciamiento de la empresa XM, operadora del Sistema interconectado y administradora del Mercado de energía mayorista de Colombia, alertando sobre el riesgo inminente de un racionamiento en el suministro del fluido eléctrico en el país.
En efecto, según XM “las redes de transmisión regional presentan agotamiento en múltiples zonas del país, especialmente en la Costa Atlántica y Chocó”. Ello, advierte, “ha dado lugar a que en algunas zonas del país se opere la infraestructura de transmisión cerca de los límites de seguridad de la red… es alta la probabilidad de no poder atender completamente la demanda de los usuarios”.
Dicho en Román Paladino, los usuarios de la región Caribe y de contera Chocó vienen siendo objeto de “cortes de energía puntuales para conservar los niveles de seguridad y confiabilidad en la prestación del servicio”, especialmente durante los picos de demanda. Admite, además, que la sobrecarga de la frágil red de transmisión nacional (RTN) y regional (RTR) viene “dando lugar a desconexiones continuas de demanda”, sin que los usuarios se hayan percatado de ello.
En un segundo comunicado de XM, apenas cuatro días después, fue más lejos al afirmar que, a consecuencia del “agotamiento de las redes de transmisión” se había visto precisada a declarar “en estado de emergencia algunas subestaciones eléctricas”. Reconoce, además, que “el servicio de energía eléctrica no se está prestando con la calidad, seguridad y confiabilidad definida en la normatividad vigente”. Y son peores sus presagios, al advertir que “la demanda no atendida que se viene programando en la región Caribe como consecuencia del agotamiento en la red de transmisión regional podrá incrementarse en la medida en que crezca la demanda de energía en dicha zona”.
Y cómo no va a crecer la demanda con temperaturas que, según el IDEAM, en lo que va corrido del mes de julio, han marcado en el termómetro en ciudades como Santa Marta y Riohacha 38º C y 38º C, respectivamente. ¡Podemos decir que, si con el primer Comunicado de XM se emite una alerta amarilla con el segundo la alerta ya es de color naranja!
El Consejo Nacional de Operaciones (CNO) del sector eléctrico se había anticipado a plantearle a la Ministra de Minas y Energía Irene Vélez, en misiva enviada el 18 de mayo, los “riesgos identificados para la operación del Sistema interconectado nacional (SIN)”. En la misma se le puso de manifiesto que se venía “racionando por el agotamiento de la red” y continúa diciendo que “la situación descrita para CCM se tornaría aún más crítica ante la indisponibilidad de cualquiera de las unidades de generación de la planta Termoguajira”. Deja en claro el CNO que “muchas de las restricciones identificadas a la fecha no tienen definida obras para eliminarlas o reducirlas”.
Y después de indicar que “algunos de los riesgos identificados en las mencionadas áreas eléctricas están originados por los retrasos de la expansión”, sugirió a la Ministra “un Plan de choque para el Caribe” y que se sepa el CNO no obtuvo respuesta. Huelga decir que ese Plan de choque no es otro que el Plan5Caribe que formulamos a nuestro paso por el Ministerio de Minas y Energía, que buscaba corregir el atraso histórico de las inversiones que ha debido hacer ELECTRICARIBE y no las hizo. Por ello, me atrevo a decir que el percance que enfrenta la región Caribe en este frente no es más que el coletazo de ELECTRICARIBE.
En uno de los apartes de su respuesta a XM la UPME admite, sin sonrojarse, como confesión de parte, que “las situaciones descritas sobre el agotamiento de red en algunas zonas del país, son de público conocimiento desde hace más de una década…Dichas situaciones han llevado, desde hace ya varios años, a riesgos y materialización de cortes de energía que sufren de manera particular las zonas más vulneradas históricamente, tales como las áreas de la Costa y el Pacífico colombiano”.
Además, manifiesta su coincidencia con XM “en la necesidad de expansión del Sistema de transmisión nacional (STN)”, que es su responsabilidad y no lo ha hecho. Prueba de ello es su incumplimiento del Plan quinquenal indicativo de expansión y cobertura correspondiente al período 2018 – 2023 y el hecho de que el año anterior no se abriera una sola convocatoria para proyectos de infraestructura eléctrica.
Lo más grave es que los atrasos en la ejecución de los proyectos, muchos de los cuales superan los 8 años, no se limitan a los de transmisión de la energía, se extiende a los de generación. De allí el stress al que está sometido el Sistema interconectado nacional (SIN), debido a que mientras la demanda promedio en el país en un día ordinario es de 225 GWHD la oferta de energía firme a duras penas llega a los 222 GWHD. Está, como afirma la Presidenta de ASOENERGÍA Sandra Fonseca en un “equilibrio inestable en el balance Oferta – demanda existente”.
En uno y otro caso, ya sea por atraso en los proyectos de transmisión o de generación, en ambos casos, además de presionar al alza los precios de la energía en Bolsa y por ende las tarifas de energía, estas se ven afectadas también por el cargo por restricciones (R) que se ve incrementado ya sea por el atrapamiento de la energía generada ante la imposibilidad de transportarla o a consecuencia de la generación de seguridad apelando al parque térmico cuyo costo relativo es mayor que la generación hídrica. Los días y meses por venir serán críticos y el racionamiento en ciernes será mayor, porque se tendrá que sortear el impacto de El Niño con estas falencias que tornan más vulnerable y menos resiliente al SIN. Estamos sobre el tiempo y no se avizora una solución en el corto ni en el mediano plazo, porque cualquier proyecto emergente que se decida ejecutar no tardara menos de 2 años en ser operativo.
Amylkar D. Acosta M[1]
[1] Miembro de Número de la ACCE