El expresidente Uribe lanzó una propuesta de amnistía que él mismo calificó de políticamente incorrecta, porque se opone a la narrativa de la izquierda y el “centrosantismo” alrededor de esa paz que no llegó. Incorrecta o no, la propuesta es tremendamente sensata.
Si los culpables de delitos atroces: asesinos, violadores, secuestradores y narcotraficantes, pagan “sembrando remolachas”, si pagan, entonces…, para qué la JEP.
Si la JEP exige “la verdad” para que puedan ser condenados a “sembrar remolachas”, entonces, para qué la Comisión de la Verdad. Para escuchar la de todos, responderán De Roux, la izquierda y el santismo, pero mientras la de Santos fue recibida con gozo, la de Uribe lo fue con recelo y rechazo, como anticipo de “la historia” que pretenden contar.
Si para condenarlos a “sembrar remolachas” les exigen reparación a las víctimas, simbólica me imagino, pues se declararon pobres y coronaron el mayor lavado de la historia del país; es decir, si no reparan, entonces…, para qué la JEP.
Y si tan justa condena -sembrar remolachas- exige “no repetición”, que no garantizan, pues sus “disidencias” siguen repitiendo con violencia mafiosa, entonces…, para qué la JEP. Mejor que digan la verdad que quieran, como están haciendo, para amnistiarlos… y listo.
La rasgada de vestiduras no se hizo esperar. Los alfiles del Nobel alegan que sería consagrar la impunidad y que la CIDH, la CPI y las cortes ordenan investigar y sancionar los delitos de lesa humanidad, como si de algo sirvieran tan exhaustivas investigaciones, para que, al final, la sanción sea…, “sembrar remolachas”, vergonzosa parodia de castigo.
Advierten que la amnistía afectaría a los militares, siguiendo su lógica perversa de que, de darse, sería solo para sus farianos. ¡Qué más quisieran! No creo en la amnistía general, a pesar de la injusticia con el que se “roba una bicicleta”, pero, si de remediar la farsa de la JEP se trata, pues que sea Tribunal de Amnistías para los actores del mal llamado conflicto.
Para Lozada, es una estrategia de Uribe porque “siente los pasos de la justicia que comienzan a alcanzarlo”. Lo dice un criminal, hoy “honorable senador” sin pagar cárcel ni sembrar una remolacha, protegido por una justicia “coja” que nunca lo alcanzará
Timochenko recordó que “Desde La Habana nos opusimos a un intercambio de impunidades”, aceptando que sienten la impunidad como exclusiva de las Farc; ¡Ah!, y a Samper le pareció ¡inmoral!
Estamos en el costoso juego -medio billón al año- de juzgar sin castigar a los mayores criminales de nuestra historia, y de contar a su amaño esa historia; mientras en Arauca asesinan a diario, el delito se toma las ciudades, los vándalos destruyen y los sueltan, el Paro convoca pacíficas marchas… de la muerte, y los narcotraficantes bolivarianos y su candidato, simplemente… sonríen.
José Félix Lafaurie Rivera