El paro armado de tres días decretado por el ELN tuvo afectaciones directas en 70 municipios de 17 departamentos y dejó más de 18 actos a terroristas (incluido el derrumbe del puente Trujillo que unía al municipio de Patillas y Curumaní), más de 10 vehículos incinerados incluidas tracto mulas que superan los 400 millones de pesos, más de 20 terminales de transporte cerradas y 6 destruidas, y 3 líderes sociales asesinados.
Me sorprendió el poco cubrimiento mediático, y la poca importancia que le dieron algunos. Me recordó esa Colombia de los años 90s donde a nadie le importaba lo que pasaba en la Colombia rural.
El ELN tiene presencia en 165 municipios del país y 21 departamentos. Cuenta con 2.570 hombres en armas y 2.617 hombres en redes de apoyo. Sobrepasó los 3 mil hombres desde la firma del acuerdo de la Habana pues crecieron sus redes de narcotráfico y minería ilegal. Este gobierno ha logrado dar entre capturas, desmovilizados y bajas a más de mil integrantes y ha capturado a cabecillas como “Uriel” en 2020 o “Fabián” en 2021.
El pasado 17 de enero se cumplieron tres años desde el atentado a la Escuela de Policía Santander donde murieron 22 cadetes y resultaron heridos más de 80. La estrategia terrorista no ha cambiado. El comando central sigue dando órdenes desde Cuba y muchos de los elenos se esconden en la frontera con Venezuela. Ese régimen administrado por Maduro es el espacio perfecto para manejar el jugoso negocio del narcotráfico. Solo Norte de Santander cuenta con más de 40 mil hectáreas de hojas de coca. Sin embargo, muchos insisten en negociaciones dizque porque son una fuerza insurgente de izquierda. Son mafiosos.
El paro armado decretado por el ELN generó miedo. Tiene el propósito de incidir electoralmente. Las denuncias sobre presiones, amenazas e incluso secuestros de candidatos a las 16 curules de paz dan cuenta de ello. La Procuraduría ha alertado el incremento inusual de cedulación en municipios de departamentos como Antioquia, Bolívar, Cauca, Nariño y Santander. Estas curules tienen un potencial de votación de 1,1 millones de votantes en 167 municipios. La MOE ha alertado que el 30% de los hechos delictivos contra líderes sociales se da en esos municipios.
Lo del ELN es un intento más por mostrar que todo está mal. Generar pesimismo y desesperación es la estrategia que hoy tienen los amigos de la revolución. Crean caos, generan traumatismo en la producción y el empleo para que la situación social se agrave. La consigna es mostrar como fracasado e inútil el establecimiento, para que la ciudadanía crea de corazón que la izquierda es la única alternativa de cambiar. Recordemos que el ELN insinuó que su candidato era Petro.
Nos dicen que Colombia está en el infierno, peor que Venezuela. Hablan del cambio del sistema; del derrocamiento del uribismo que acabó con Colombia. Nada de eso es cierto. Claro que Colombia tiene problemas graves y retos por resolver; pero no deberíamos dejarnos confundir. No hay una varita mágica para resolver los problemas sociales que son difíciles y complejos. Toda Suramérica enfrenta los mismos retos; es más, los países que optaron por los modelos de izquierda hoy están mucho peor que nosotros. Miremos no sólo a Venezuela; esta Argentina, Chile, Bolivia, Perú… los hechos hablan más que el discurso.
Paloma Valencia