El guayabo post electoral ha dotado a uribistas frustrados y a opositores acérrimos, de expectativas y augurios negativos sobre la coyuntura económica actual. Pensando más con el deseo que, basándose en una evaluación objetiva de la etapa inmediatamente posterior a las elecciones, han llegado a atribuirle los comportamientos negativos de los indicadores económicos, errónea y exageradamente al triunfo y a la ruptura del maleficio en Colombia de la llegada al poder de un gobernante alternativo. Con mala leche, esos arúspices del desastre están contribuyendo con sus augurios pesimistas a alimentar expectativas lúgubres sobre el comportamiento de la economía, que puede desembocar en una especie de pánico económico. Pudiera inferirse que desearían que ocurriera en realidad. Lo cual es un deseo perverso ya que, si a la economía y al país le va mal, nos irá mal a todos.
Para demostrar y cuestionar la mala fe que anida en esos arúspices del desastre nos referiremos a algunos de los caballitos de batalla usados por esos profetas trágicos. Al día 28 de junio las acciones de Ecopetrol registraron una recuperación en Wall Street, revelando una tendencia alcista que, se espera sea replicada en Colombia. Esa recuperación, así como su caída precedente está conectada básicamente con factores externos y muy poco o nada que ver con la victoria de Petro. En cambio, soslayan la propuesta del presidente entrante de acelerar el plan de conversión de Ecopetrol, en una gran generadora de energía solar a partir de grandes potencialidades que se poseen en ese rubro. También anunció que, debido a la guerra entre Rusia y Ucrania, paradójicamente durante su gobierno se exportará más carbón a Europa. Alemania obligada por el desabastecimiento del gas ruso anunció que reversará su política energética y reabrirá centrales térmicas basadas en carbon.
Petro ha sostenido con respecto al petróleo lo que constituye una tendencia mundial. Los principales líderes están abogando por la disminución de su consumo. Incluso la Agencia Internacional de Energía asume que a nivel mundial no se aprueben nuevas licencias de exploración de petróleo y gas. De modo que no es un capricho de Petro, ni una actitud contra Ecopetrol y contra la racionalidad financiera y presupuestal del pais. Es que, además, en Colombia se sobreestima la capacidad petrolera. No somos precisamente una nación con grandes volúmenes de producción y tampoco disponemos de grandes volúmenes de reservas. Se afirma que al pais le quedan reservas para 5,3 años
Pesa más y de forma bastante negativa la reorientación del modelo económico impuesto por los últimos gobiernos. De ser una nación que avanzaba hacia la diversificación de su aparato económico a través de la sustitución de importaciones, retornó a un modelo básicamente extractivista donde el petróleo y el carbón son primordiales. Esa subordinación excesiva al extractivismo fósil nos ha planteado múltiples dificultades y debilidades en lo que hace relación con las posibilidades de crecimiento y desarrollo económico. Frena la diversificación del aparato productivo como efecto de la “enfermedad holandesa y la consecuente excesiva dependencia, genera procesos de enclave, es un sector intensivo en capital, y por ende limitado en generación de empleo, la excesiva dependencia nos hace bastante vulnerables a las fluctuaciones del mercado internacional de los commodities.
Más aún, los áulicos del régimen que languidece, como contrapartida, omiten el deficiente grado de inversión que, es una medida adecuada de las condiciones en que se obtienen los créditos en la banca multilateral. Ese deficiente grado de inversión es corolario de este y de los gobiernos anteriores, donde destaca negativamente un escandaloso déficit fiscal que también es resultado de este y los gobiernos predecesores. Las cifras del déficit bordean el 7% del PIB. Otro lastre.
Y como si lo anterior no fuese suficiente Estos agoreros de la tragedia económica que no superan la derrota, y aun no se convencen que la famosa confianza inversionista de su idolatrado héroe no era más que un sofisma, y que, si bien la economía en el actual gobierno muestra algunos indicadores positivos, no se traducen en bienestar general, en reducción de desigualdad, en superación de múltiples indicadores sociales nocivos que, ´nos asientan como una de las naciones más injustas del mundo. Los desequilibrios educativos, sociales, económicos, están a la orden del día. Todo ello como herencia de ese modelo económico errado que, ha probado hasta la saciedad su ineficiencia, y conjuntamente con la estructura de tenencia y de producción rural cuasi feudal, pre moderna nos impiden superar la oscura noche del atraso y el subdesarrollo. Los supuestos indicadores favorables que lega Duque son desmentidos por las altas cotas de desaprobación con que se despide de su cuatrienio. Alcanza hasta el 77% en algunos ítems.
Ese modelo rezagado es el que Petro anuncia corregir, y contra los pronósticos apocalípticos de la letanía del Castro Chavismo, lo ejecutará teniendo como base los fundamentos del capitalismo, y partir del desarrollo adecuado de las fuerzas productivas, dándole un rostro humano, social e igualitario. Para ello anda en la búsqueda de la asesoría de la economista Mariana Mazzucato. En ese nuevo modelo económico, la industria, la agricultura, el turismo y en general todos los sectores operaran en base a la aplicación de conocimiento, de la digitalización, de óptimas condiciones crediticias, de respeto por el medio ambiente y en la búsqueda incesante de la innovación y la competividad.
Las calificadoras de riesgo a través de sus voceros comenzaron dudando de la capacidad del gobierno entrante para construir mayorías que le confieran gobernabilidad para adelantar sus principales reformas en lo educativo, en lo agrario, en lo pensional, en lo tributario, a la justicia, etc. Como pintan las cosas, en la relación del Ejecutivo con el Legislativo, se garantiza el desarrollo de la agenda legislativa. Se ha conformado una coalición robusta. Jose Antonio Ocampo uno de los intelectuales y economistas más prestigiosos de Latinoamérica será el Ministro de Hacienda, designación que envía un mensaje de tranquilidad a los mercados y a instituciones crediticias, y por supuesto a las calificadoras de riesgo.
Petro contra todo pronóstico de sus contradictores y malquerientes está sorprendiéndolos al convocar a la unidad nacional, incluyendo a su más férreo opositor. Está promoviendo en los territorios asamblea de paz y reconciliación con los sectores que acaban de ser derrotados en la reciente contienda electoral. Está pasando de las palabras a los hechos. Comprometiéndose a fondo para que el proceso de paz sea una realidad. De resultar factible, la unidad nacional, tendrá un efecto monumental sobre el crecimiento y el desarrollo económico.
Duque por su lado, deja entre otros, un enorme hueco fiscal, un déficit cuantioso con respecto al PIB. Sus indicadores sociales, obviamente son pésimos. Pero sobre todo son risibles las declaraciones que dio en clara alusión al nuevo mandatario, pidiéndole respeto a las demás ramas, cuando él se caracterizó precisamente por irrespetarlas con frecuencia. Desacato institucional, cooptación de los organismos de control como nunca en la historia del pais. Se pasó por la faja la debida independencia de las demás ramas del poder. Es sabido el efecto anómalo que tiene para un pais la cooptación de las instituciones, la carencia de autonomía de las demás ramas y de las instituciones de control del Estado. A todo lo anterior se suma el estado maltrecho en que deja las relaciones internacionales. Por un prurito ideologice desbordado.
Petro recibe a un pais con enormes retos en lo económico, lo social, lo institucional y lo político, Colombia queda con 60% de informalidad, 42% de pobreza, 17 % de pobreza extrema. Un líder social asesinado cada treinta y seis horas, las cifras de desplazamiento más altas de la última década. Un pais dividido, políticamente roto, institucionalmente destrozado. La corrupción merece un capítulo aparte. Se impone reflexionar con frialdad en el pais que le lega Duque a Petro. Este debe hacer un esfuerzo mayúsculo para garantizar la gobernabilidad, en la que debe enfrentar a una coalición que en buena medida no votó con él. Además, esa gobernabilidad debe estar fundada en el afinamiento de sus propuestas y sus líneas esenciales de gobierno. Una simbiosis entre lo técnico y lo político. Afortunadamente se perciben afinidades en este punto. Indispensable para avanzar en las reformas constitucionales.
Por ultimo registraremos una circunstancia bastante interesante en lo que respecta al escenario internacional con nuestro principal aliado. El Presidente Biden una vez posesionado tardó 5 meses en llamar a Duque, mientras que a Petro lo llamó a los dos días de haberse conocido los resultados electorales en Colombia. Esto es una demostración de confianza y empatía. No se nos olvide la descarada y burda intervención de varios alfiles del gobierno y su partido, incluso del expresidente Uribe en las elecciones presidenciales de Estados Unidos a favor de la candidatura de Trump. Le pasaron cuenta de cobro a Duque.
José Luis Arredondo Mejía