Con profunda tristeza del mundo católico, el vocero oficial de la Ciudad del Vaticano anunciaba en la mañana del último día del año 2022 la muerte de SS Benedicto XVI quien, en la semana anterior a su fallecimiento, había dado ostensibles muestras de que entraba en la etapa final de su existencia. En la cumbre de sus 95 años, según los presentes en sus aposentos privados del monasterio Mater Eclesiae, en los jardines vaticanos, expresó en alemán: “Jesús, Ich Liebe Dich” – Jesús, te amo – unos pocos segundos antes de entregar su alma al Señor. Joseph Ratzinger ocupó la cátedra de San Pedro desde abril de 2005 hasta el mes de febrero de 2013. Y fue el primer Sumo Pontífice en renunciar a su misión apostólica después de quinientos años de Historia.
Excesivamente apegado al dogma católico, fue polémico en grado superlativo. Y calificado, aún por los ortodoxos, como un ultraconservador en materia doctrinaria. Durante su pontificado se mostró intransigente frente a temas como el aborto, la eutanasia, el control artificioso de la natalidad o la homosexualidad. Su visión central en estas materias las expuso – in extenso – en varias de sus encíclicas o muchos de sus libros publicados. Pensaba en la misión fundamental de la Iglesia: la defensa a ultranza de la vida humana en cualquier circunstancia.
Durante sus primeros años de pontificado creó, en forma involuntaria, aunque imprudente, un clima adverso en el mundo musulmán por unos comentarios en donde descalificó las enseñanzas de Mahoma en el Corán. También con los protestantes en Ratisbona al cerrar las puertas a las posibilidades de un acercamiento con las confesiones luteranas por razones fundamentales de doctrina. Había brillado con luz propia en las deliberaciones del Concilio Vaticano II. Y alcanzó un prestigio inigualable como teólogo de primer nivel.
Elevado por Pablo VI al purpurado como arzobispo de Münich en 1977, participó en el cónclave en el cual fue elegido Albino Lucianni como papa con el nombre de Juan Pablo I, volvió a Roma para el siguiente cónclave un poco más de un mes después para elegir al cardenal de Cracovia como nuevo Sumo Pontífice luego de la muerte inesperada del veneciano. Benedicto XVI deja un legado inmenso en puntos concretos de doctrina. Bajo la égida de Juan Pablo II vigiló celosamente el dogma del magisterio a lo largo de dos mil años desde la Prefectura competente para ello. Toda su labor después de comienzos de los años 80s está dedicada a plasmar unas líneas rojas en el tema del dogma.
Descalificó en su momento a los sacerdotes que abrazaron las tesis de la Teoría de la Liberación, especialmente en América Latina. Y desde su púlpito imaginario el antiguo Santo Oficio prohibió a Hans Küng – uno de los más prestigiosos teólogos alemanes del siglo XX – impartir cátedra en las universidades católicas. En 25 años sólo excomulgó a monseñor Marcel Lefêbre por su abierta rebeldía a las reformas litúrgicas introducidas por el Concilio Vaticano II. Benedicto XVI murió el último día del año después de haber vivido en paz durante los últimos diez de su turbulento peregrinaje por la Tierra.
Después de la celebración eucarística de esta mañana en Plaza de San Pedro, presidida por el Papa Francisco, el cuerpo de S.S. Benedicto XVI reposa en su sepultura de las grutas vaticanas. El solemne acto de adiós al papa Ratzinger se realizó en un ambiente sumergido en las nieblas matutinas de Roma.
En la ceremonia estuvieron de manera oficial sólo los Jefes de Estado o de Gobierno de la República Federal de Alemania. Y de la república italiana, además de todos los cardenales del mundo entero. Con la muerte de Benedicto XVI terminó en la Historia la época de apenas casi diez años en los cuales la Iglesia Católica de Roma tuvo dos papas.
Idy Bermúdez Daza