Es un laberinto el calvario que sufrimos los colombianos; por supuesto, sufren más los que menos tienen. A lo que estaba funcionando bien, solo faltaba un poco para mejorarlo casi hasta la perfección, cual Miguel Ángel ante la estatua de Moisés “Habla maldito”; no se necesitaba una reforma, se necesitaba aplicar los recursos de ley y justicia para buscar ese 7% de cobertura que faltaba y poner en cintura a quienes no cumplían con sus objetivos misionales en el sistema de salud. Hoy, como almas en pena, los pacientes pasan de una EPS a una IPS y de estas a otras para ver quién les atiende el parto, la diabetes, hipertensión, el cáncer, una fractura y una simple herida en el brazo.
La respuesta más común es: ya no tenemos contrato. “Lo que ocurre hoy es indigno y criminal. El Estado debe actuar”, fueron palabras de José Gregorio Hernández, el exmagistrado (no el santo venezolano), en su columna Los medicamentos, en El Tiempo, en la edición del 29 de marzo de 2025. Pues, sí. La pretendida reforma al sistema de salud se ha vuelto un delito de lesa humanidad. La propuesta retardaria de los ministros de Salud, la que salió y el actual, y la tozudez del presidente han derribado el sistema como fichas de dominó en su mal hadado Shu Shu. Muchas personas me piden conseguir citas médicas en sus EPS, pero es derecho ya adquirido, no tendrían que hacerlo así si el sistema no hubiese sido derribado… Será difícil recomponerlo y más aún ante un déficit fiscal de enormes proporciones. El soporte de la solidaridad y contribución tambalean.
Más seña del despotismo y el posible totalitarismo que estamos viviendo sin quererlo hablar abiertamente: el presidente Petro reta a todos y a todo el mundo el tiempo todo. Un amedrantamiento injusto, nada democrático contra los congresistas, que para bien de todos han sido capaces de entender el momento histórico actual, que deben cuidar la constitución y el estado social de derecho. En nuestro terruño resalto el valor y la valentía de la senadora Nadia Blel, que, a riesgo de su vida y su familia, ha mantenido la frente y los principios en alto. Cristina Esguerra nos abre los ojos en su reflexión “Intentar comprender la realidad en estos días en Colombia y el mundo”, citando a una grande del pensamiento: Hannah Arendt, desmantelando el totalitarismo y develando la banalidad del mal.
El calvario que vivimos en Colombia es resultado de creerlo saber todo (ideologías) y no saber ser ni hacer. Esto no es ni de derecha ni de izquierda, como dijo nuestro director en su editorial del domingo 6 de abril de 2025: ¡Que se mueran! Los líderes están trasnochados, nos llevan la tormenta perfecta. Ni el extremo de la derecha ni de la izquierda resuelven la inequidad, injusticia, pobreza ni faltas de oportunidades. “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, les dice nuestro señor Jesús Cristo desde el Gólgota a nuestros gobernantes. PS: A mis lectores, semana de recogimiento espiritual.
Orlando Bustillo Pareja