CHICO Y KANDY: VOLVIENDO A LA ESENCIA

En estos primeros días de clase de Literatura, siempre empiezo por explorar con los chicos, las tradiciones que nuestros ancestros nos regalaron desde años milenarios, y recreamos desde nuestra imaginación como  descubrieron los efectos curativas del ron con culebra o con marihuana; si sería de manera casual o intencional;  nos reímos pensando que cualquier día un abuelo borracho, se quedó dormido en el chinchorro, y le quedaba menos de media de churro (Menos de medio litro de licor artesanal), lo tropezó y quedó la botella tirada, sin tapa y esa serpiente necia que venía en pos del pie que colgaba y que a través del vidrio y el licor, se veía más cerca y más grande, entró a la botella quedando ciega y atrapada. Al despertar el abuelo wayúu, sin saber lo ocurrido, sintiendo los estragos del guayabo (dolor de cabeza, dolencias en el cuerpo) tomó un trago de la botella en la que yacía la culebra, y al rato su cuerpo estaba totalmente revitalizado y sin dolor. lo patentó a la usanza antigua, dándolo a conocer boca a boca (oralidad).

Hablando de mitos y leyendas llegamos a la más importante de nuestra tierra Francisco El Hombre, el juglar más antiguo en La Guajira, recreamos sus recorridos peninsulares y su encuentro con el diablo, venciéndolo, con el credo al revés, y les cuento toda la información que tengo de mi investigación sobre Don Francisco Moscote, datos que me han regalado tantas fuentes, sobre todo los que Ángel Acosta con tanta pasión me transmite. Siempre terminamos en Diomedes Díaz, a quienes ellos han declarado La Leyenda más grande de su historia, lo más cercano a sus tiempos y vidas; se quedan fascinados cuando les doy detalles de la niñez de Diomedes en La Peña…  y siento que soy incorporada en ese momento al sitial de honor y respeto que merece aquel que tocó, vió, escuchó hablar y cantar a su ídolo, en persona. Voy enseñándoles nuevos términos que hacen parte de la tradición Oral: juglaría, juglar, juglaresas.  La literatura va cobrando interés, asunto importantísimo en mi labor, me ayuda a conseguir luego la lectura, para ellos densa y para mí tan exquisita. Logro acercarlos un poco contándoles la ascendencia de “Gabo”, su relación La Guajira, la familiaridad que podría tener con algunos de ellos por sus apellidos.

Estaba en medio de una de esas clases cuando me escribió José Francisco Soto, para pedirme que nos reuniéramos, por recomendación de José Ramiro Celedón, el CEO de Ojo Pelao que nos había puesto en contacto, con la intención que conociera lo que estaba haciendo José Francisco, a ver si me inspiraba una crónica. Acordamos almorzar.  En el restaurante, me encontré, con José, de quien supe enseguida que era hijo de José Soto Berardinelli, al relacionar su apellido con su cara y su sonrisa, por lo que, además  deduje: es hijo de Ivón, nieto de Guillermo Solano; a su abuelo y padre- escritores- que entrevisté hace muchos años para trabajos de la universidad; y luego cuando por 12 años fui Barranqueras adoptiva, los manosee muy de cerca, recuerdo haber presentado una ceremonia en la que hicieron entrega a Don Guillermo Solano Figueroa la Orden del Carbón y otra en la que homenajearon a José Soto Berardinelli, hijo ilustre de Barrancas;  así que tuve su acervo cultural disponible en mi memoria en el mismo instante; sin saber aún, cuál era la historia personal de Chico Soto; después de conocerla supe que estaba frente a un pichón de juglar vallenato.  Frente a él estaba un caballero Arhuaco, que al presentarse me dice yo “soy Kandymacu Busintan Bayona, guardián de la cultura de los pueblos ancestrales, desde la danza, la música, el canto” así se presentó el nativo sabiondo, con su indumentaria tradicional, de pies a cabeza, con cara de niño travieso y una voz firme que cada vez que hablaba dejaba una estela de sabiduría ancestral gravitando en nuestras mentes. Habla bastante, claro y fuerte, como quien está seguro de su verdad. Me resultaba simpático y familiar, pero aún no juntaba las fichas del rompecabezas.

  • ¿Cómo es que es tu nombre? Pregunté.
  • Dijo.
  • Aaaaaah tu eres Kandymacu, tu eres famoso, tu actuaste en la serie Diomedes, ahí fue que te vi… yo soy de La Peña.
  • ¿Tú eres de La Peña? Yo me enamoré de una mujer de La Peña pero me pegó cacho.
  • ¿Veeee quién?
  • Eso fue hace como 7 años, ya no me acuerdo.
  • ¡No, decíme! Yo quiero saber el nombre, porque esa no es peñera, las peñeras no pegan cacho.
  • No lo recuerdo. Mirá, yo me enamoré tanto de ella, éramos tan el uno para el otro, que no recuerdo su nombre.
  • ¿O no se te olvida?
  • Nos reímos. Quedé con la intriga, más luego mientras lo fui tratando supe que dice verdades y bromas con la misma seriedad y decidí que era una broma.

Conversamos de todo un poquito, cada uno me contaba su sueño de generar salvaguarda para nuestra música tradicional, con una pasión que me convenció de escribir una crónica inicial, en la que los ponga en escena para mis lectores, (350 mil la última crónica) que gracias a Dios aumentan cada semana, y unamos nuestra fe, lo que Kandymacu llama energía, y les vaya bien en su proyecto conjunto y en personal. Mientras hablaban yo iba tomando nota de su comunicación no verbal y verbal, los absorbí, los descifré y entendí porque son complementarios, que los unía y que le entrega el uno al otro.  Chico es un hombre de mundo, recorrido, con una visión Cosmopolitan, internacional y Kandy un código, un símbolo, un referente universal de la sabiduría, la espiritualidad, de la pureza ancestral; dos personajes tan diferentes, unidos por lo que son: cultores, cantadores, contadores, de historias que se resisten a morir en el olvido.

Me enteré que Chico fue a la sierra a conocer a Kandy por referencia de un amigo músico productor que vino de Méjico en su búsqueda allí hicieron click y se juntaron para hacer realidad sus sueños que parecían juntarse en muchos puntos.  «Conectamos en la visión, teníamos muchas cosas en común.  La de el de dar a conocer su hace música de origen, ritmos de la sierra y yo   en mi tarea de preservar nuestros sonidos clásicos, trabajar la música de nuestros juglares. Hicimos un click personal y musical, llevamos un año trabajando y estamos haciendo presentaciones conjuntas haciendo visible nuestros orígenes musicales.” Dijo Chico explicándome la coincidencia de sus almas, como lo llamó Kandy.

Chico, es lo que decimos un hombre joven con un alma vieja, la música que, oye, compone, canta y toca, la que lo llena, es el vallenato tradicional, de hecho, en su línea genética tiene a Leandro Díaz. El nació bajo la influencia lírica y literaria de su abuelo y su padre, más la natural costumbre de los guajiros de escuchar vallenato mañana, tarde y noche, en el equipo de sonido, en las parrandas, en la cantina del pueblo, en fin, ató su alma a la música de nuestras raíces desde muy niño.  “Pero también he hecho música comercial llevado por lo que la corriente indica, pero el momento histórico por el que está pasando la industria, la sociedad, me llevan a estar cada vez más convencido de que debemos recordarle a la gente que hay una música rica en lírica, en contenido, en un mensaje más positivo, más alegre que lo que estamos viviendo… En este momento estoy alejado de pa’ dónde va Vicente, que es pa’ donde va toda la gente, y estoy más enfocado en recordarle a la gente, sobre todo a esta generación, que hay una musicalidad ancestral dentro de nosotros que debemos despertar.” Manifestó Chico, hablando de su proyecto actual.

Kandymacu por su parte es un ser humano con una espiritualidad muy consciente, tiene claro que somos primero espíritu, después alma y de último cuerpo, compara al cuerpo humano con los árboles, que tienen sus raíces en la tierra, pero su copa o cabeza, hacia arriba. “Somos árboles, estamos con los pies en la tierra, y el corazón y la mente (Los pensamientos) conectados con el universo” dice con certeza interior. Es un hombre con convicciones profundas, que vive lo que su nombre simboliza: Guardián de su cultura. Tiene una claridad de pensamientos, una serenidad, una armonía interna que revelan vitalidad, vigor, bienestar, seguridad, determinación para lograr lo que se propone.  De modo que cuando dijo: “Es hora que empecemos a cantar reivindicando la cultura, los políticos no saben cómo hacer cultura, los cultores, tenemos que generar amistad para construir cultura y que les podamos llevar al gobierno para que ellos sepan que es lo que tienen que respaldar, legislar.” Una siente que eso va a pasar. Y está pasando, yo conozco a muchos en misión rescate, que   pertenecen a un colectivo que se está formando, como un movimiento en defensa y promoción de nuestra cultura ancestral.  El universo conspira como diría Kandymacu, están confluyendo muchos, bajo un mismo propósito: la preservación de nuestra cultura desde la música, el baile, las historias cantadas, nuestra cultura ancestral.” Dijo Kandy.

Pensé en la proximidad del Festival y se me ocurrió preguntar.

– ¿Se van a presentar en el Festival Francisco El Hombre? Interrogué.

– “Nos trae a Riohacha, el hecho de que queremos fortalecer lo que representa Francisco El Hombre…  los festivales están decayendo porque se volvieron fiestas de agrupaciones. Los juglares de verdad, como Chico Soto, que no solamente compone, canta y toca, sino que va por el mundo promoviendo su cultura, se convierten en un símbolo inspiracional.” Enfatizó Kandy

“Por eso estamos en este proyecto con él y con un juglar catalán, respetado y admirado en España y otros países, con el ya he grabado en colaboración y nos hemos presentado en plazas importantes en España.  Esa amistad fortalece nuestra música, con él y Kandy, quiero llevar nuestra cultura a dialogar con otras culturas”. Me decía Chico, mientras Kandy se tomaba un café y yo terminaba mis pastas.

Es un embarazo de trillizos que pronto saldrá a la luz, tres cantadores de historia están haciendo una colaboración: Chico, Kandy y Johan Garriga; un catalán enamorado de la música de acordeón, la compone la canta y la toca.  Él ha escrito la canción: El Juglar, que llevará las tres voces, la voz de la sierra, la voz del río entrando al mar y la voz del enamorado de la india hermosa y descomunal, solo que, esta vez viene a nuestra tierra bajo la sombra de nuestro respeto, escuchando nuestra voz, bebiendo de la fuente inagotable de nuestra cultura, sirviéndole a ella.

El acordeón de JK Escorcia, quien es además el productor, es un sello de calidad.  Las voces se grabarán en Barcelona, la de Johan; en Barranquilla las de Kandymacu y Chico, el acordeón, los demás instrumentos y mezcla se hará en Miami. Parece algo normal, así se hacen las cosas hoy en día; pero tiene ribetes increíblemente fantásticos que hablan de una obra inmortal. Creo fielmente, que este es un sueño, al que he sido invitada a bendecir.  Y aquí estoy hablando bien (bendiciendo), al proyecto a sus protagonistas, porque puedo percibir el propósito que les mueve, que es mucho mayor que la música, mucho mayor que la vallenatía, mucho mayor que la cultura, mucho más grande que la suma de lo que, cada uno de ellos representa, como símbolos de tres culturas diferentes. No sé si usted lo alcanza a oler, pero huele a cogollo de limón, flores de azar y heliotropos, a flor de Guamacho, a miel, huele a primeras lluvias, a esperanza… huele a inicio de un nuevo camino que nos conduce al corazón, a la esencia, al centro; que nos permite soñar con nuevas generaciones que producen, viven, disfrutan y llevan lluvias, a vivir a disfrutar el vallenato desde la Inagotable fuente original.

Ya quiero ver cómo afecta este aleteo de mariposa.

Noralma Peralta Mendoza

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6 comentarios de “CHICO Y KANDY: VOLVIENDO A LA ESENCIA

  1. Kandymaku dice:

    Muy agradecido gran maestra de las letras y la interpretación . Estos mensajes merecen se leídos y que las nuevas generaciones entiendan y se sientan parte de nuestra memoria ancestral #guardian

  2. Adrián Villamizar dice:

    Dos cosas buenas cuando se juntan… vea.
    Sólo hay que esperar, soñar despiertos con todo lo maravilloso que este par de genios nos pueden dar. Que Dios los bendiga y la avenida del éxito los reciba.

  3. Julia dice:

    Excelente !!!!!! me ha fascinado mucho, tienes un excente olfato para discernir el triunfo de estos jóvenes que se abren paso al éxito de una manera diferente lo relacionado con la música.

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