COLMOTORES

Comencé esta columna hace algunos días, a raíz de la expresión de dolor de un jubilado de esta empresa Colmotores en una carta de los lectores en El Tiempo. El Sr. Antonio García Celis, pintor de la ensambladora de automotores GMC en Colombia, escribió el 1 de mayo de 2024 en El Tiempo: ¡Gracias, Colmotores! (Página 2.11). “Solo lágrimas en nuestros ojos …”. Por otra parte, Armando Montenegro fue el único columnista de ese diario que se refirió a la visita del presidente Lula con motivo de la FILBO (Brasil fue el país invitado). Lula Da Silva le habló al presidente Petro y a sus ministros, dijo: sin la empresa privada y la generación de riqueza es imposible resolver la pobreza. Tremenda sorpresa me llevé cuando leí que la ministra del Trabajo intervino para evitar el despido de muchos empleados por el cierre de la fábrica. Es que las cifras no dan y la confianza en la inversión es cada día más difícil, señora ministra.

La crispación nacional y las noticias pasan tan rápido que el cierre de Colmotores y muchas otras PYMES quedan como paisaje. Por eso no quiero dejar pasar la triste noticia del cierre de Colmotores, lo que significa para los colombianos que se haya tenido que ir del país. Como esta, muchas otras noticias vienen siendo desplazadas por la locura que vive el país, se vuelven paisaje doloroso, triste y borroso en el creciente desempleo. Se cierran algunas empresas, otras sobreviven con la soga al cuello y la gente padece la cruz del día a día para sobrevivir. Sería injusto decir que todos los males nacen en este gobierno, pero en este gobierno, en especial, destruye lo mucho o poco que se ha hecho en los últimos 70 años.

Colombia había superado muchísimos defectos; se abrían senderos de nuevas fuerzas políticas de centro que asumieran un papel protagonista con menos beligerancia y pensando en Colombia, ideando generación de un mercado interno para lograr productos nuevos que puedan representar un porcentaje especial en las exportaciones no tradicionales. Lástima, los escándalos del día a día opacan las serenas reflexiones. De las reformas propuestas, los ponentes no escuchan a los expertos ni permiten hacer una discusión franca y abierta para buscar, no la perfección, pero sí lo más aproximado a ella.

La ministra del Trabajo, el presidente y muchos de los ministros nunca han manejado una tienda. Señora ministra, las cifras no dan. Una empresa necesita de talento humano, pagar servicios públicos, infraestructura, materia prima y un sinfín de insumos, si no hay plata, es imposible hacer empresas y así nada funciona. ¡Triste!, dos trimestres seguidos en que la gente se sigue desocupando y la fuerza joven potencialmente laboral no halla posibilidad de empleo digno. Retomo a Montenegro: “Lula recalcó y en medio de los aplausos de los empresarios que es necesario que los gobernantes, especialmente los ministros involucrados, trabajen más, que sean más efectivos. Solo así se alcanzarán los beneficios y las promesas de la integración económica para derrotar la pobreza”. PS: al terminar mi columna, El Tiempo y Portafolio habían titulado otras dos columnas.

Orlando Bustillo Pareja

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