En el libro de Génesis en el capítulo 22 en los versos del 1 al 12, podemos leer acerca de la gran prueba de Abraham, Dios le pidió que sacrificara a su único hijo como ofrenda quemada sobre el monte Moriah, el mismo hijo que esperó durante aproximadamente 25 años, ese que representaba la única oportunidad para tener descendencia numerosa como Dios había dicho.
Abraham era un hombre que tenía una relación íntima con Dios y a través de la historia se observa que casi siempre fue obediente a Dios, cuando este lo llamó, le dijo: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1b), Abraham lo hizo y así muchas veces lo vemos ponerse en acción y siguiendo el direccionamiento de Dios.
Sin embargo, esta vez el pedido de Dios a Abraham era desgarrador, ¿porque le pediría que sacrificase lo que más había esperado, lo más amado para él? Se puede inferir la respuesta a este interrogante y es, que Abraham debía matar todo aquello que ocupaba el primer lugar en su corazón. Imaginemos a este longevo, viviendo el mejor momento de su vida, siendo feliz y pleno, disfrutando de su bendición. No obstante, cuando llegó esta demanda de parte de Dios, dice la palabra que a la mañana siguiente se movilizó para cumplir la orden. Había tristeza ciertamente la había, tenía preguntas al respecto seguramente, pero él sabía que si Dios le había dicho que hiciera lo que iba a hacer, había detrás una poderosa razón.
Esta prueba sin duda alguna hizo que la relación de Abraham con Dios se trasformara, su confianza en Dios se fortaleció más que nunca, y entonces Dios pasó de ser el Dios que cumplía sus promesas o preveía para sus necesidades, para convertirse en el Dios de su altar. No había nada en su vida que El no estuviera dispuesto a entregarle a Dios.
Dice la biblia que Abraham fue llamado amigo de Dios en Santiago 2:23, Así se cumplió la Escritura que dice: «Creyó Abraham a Dios y esto se le tomó en cuenta como justicia», y fue llamado amigo de Dios.
Uno de los significados de amistad es: Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Para iniciar una relación de amistad es preciso que haya disposición en ambas partes. No obstante, no es lo que sucede entre el hombre y Dios, es muy complejo que desarrollemos una relación de profunda amistad, dado que a muchos nos cuesta ser amigo de alguien a quien no vemos de manera natural y palpable. Pero la biblia enseña que varios hombres pudieron hacerlo.
Para entender como lo lograron, debemos considerar las características de la amistad, y a la luz de estas determinar si realmente estamos desarrollando estas particularidades en construcción de una relación de amistad con Dios. Estas son:
La consideración, el respeto, la lealtad, la disposición para ayudar, la reciprocidad, el interés genuino, la comunicación, la confianza, cosas en común, entre otras. Considerando estos rasgos, es ineludible plantearnos esta pregunta: ¿Realmente nos consideramos amigos de Dios? ¿Estamos siendo recíprocos, respetuosos, leales con él? Existe un interés genuino o consideramos a Dios como alguien de quien podemos obtener beneficios.
Pensemos un poco en esto, como te sentirías si descubres que al gin “amigo” se ha acercado a ti solo por interés o para usarte para su beneficio propio? Esto es más frecuente de lo que pensamos y no solo sucede en las relaciones de amigos.
Lo cierto es, que muchos todavía esperamos configurar una amistad con nuestro creador, basándonos solo en nuestras necesidades, vemos a Dios como el que provee, el que soluciona, el que nos sale al encuentro, el que nos bendice, el que interviene en nuestras dificultades, pero no nos disponemos a ser recíprocos y favorables con él, a retribuirle un poco de lo que hace por nosotros a diario, a ser consistentes con sus planes que siempre serán de bien para los que le aman.
Abraham comprendió que Dios no solo era el que le suplía todo, Dios era su todo y no había nada más importante en su vida que El, por esto fue capaz de renunciar a lo más amado. Al respecto, la biblia enseña en el libro de los Salmos 25:14 El Señor brinda su amistad a quienes le temen y les da a conocer su pacto.
Y nótese que en génesis 22 expresa: Y Abraham tomó el cuchillo para matar a su hijo en sacrificio. En ese momento, el ángel del Señor lo llamó desde el cielo: — ¡Abraham! ¡Abraham! —Sí—respondió Abraham—, ¡aquí estoy! — ¡No pongas tu mano sobre el muchacho!—dijo el ángel—. No le hagas ningún daño, porque ahora sé que de verdad temes a Dios. No me has negado ni siquiera a tu hijo, tu único hijo.
Este temor a Dos no hace referencia al miedo, sino más bien a la reverencia y el respeto, lo que nos lleva a no negarle nada de nosotros y es precisamente esto lo que hace que Dios nos ofrezca su amistad. No podemos seguir buscando a Dios por sus beneficios, sino por lo que Él es. Es necesario que seamos temamos a Dios, confiemos en El y obedezcamos sus instrucciones, serle fiel como Él lo es con nosotros.