CUANDO ERES DÉBIL, ENTONCES ERES FUERTE

Todo el tiempo estamos luchando con algo o contra algo, ya sea que venga de nuestro interior o del exterior. Puedo decir sin temor a equivocarme que, quien dice que todo va perfecto, miente. Puede ser temor a ser juzgado o se trata de la soberbia y orgullo que caracteriza a aquellos que se creen santos, que se ponen a sí mismos como ejemplo de vida. Si bien, podemos ser de inspiración para alguien, no es menos cierto que, al alardear perfección, estamos juzgado, atacando, acusando a aquellos que creemos no lo son.

Hace muchos años sigo a Cristo, aun así, sigo siendo tentada, luchando con malos hábitos o sentimientos negativos. El día que siento que no es así, antes de creerme santa, se me encienden las alarmas y recuerdo aquella palabra que dice “ten cuidado cuando crees estar firme, no sea que caigas” 1 Corintios 10:12.

El versículo transcrito, nos insta a reflexionar, a la humildad, a reconocer que somos simples mortales, con defectos, virtudes y limitaciones, creer que somos fuertes e inquebrantables puede llevarnos a tener un mayor concepto de nosotros mismos y a creernos mejores personas que los demás.

Teme a Dios y pídele al Espíritu Santo que te ayude a ser sincero contigo mismo, no digo que te des golpes de pecho por los errores o faltas que cometes, tampoco digo que te auto compadezcas por aquellas cosas que no dependen de ti, pero que de alguna manera te afectan, mucho menos es bueno ir por la vida sabiéndonos defectuosos y no hacer nada al respecto, pues estamos llamados a la santidad, dice en 1 Pedro 1:15 que seamos santos en nuestra manera de vivir; lo que digo es que podemos y debemos reconocer que somos pecadores y acercarnos a Jesús para ser limpios de todo pecado y nos lave por completo de toda maldad.

No podemos confiar en nuestra propia sabiduría, sino en la sabiduría que proviene de Dios, cuando aceptamos que somos seres debilidades y depositamos nuestra confianza en el Padre, podemos soportar cualquier tentación. Estar seguros de nuestra propia rectitud nos hace personas jactanciosas y difícilmente seremos conscientes de la necesidad de la gracia de Dios y la salvación que proviene de Jesús.

Complácete en las debilidades, en las limitaciones, en las privaciones porque cuando eres débil entonces eres fuerte.

Jennifer Caicedo

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