Repitamos: «Nemesio Roys tiene la culpa de todos mis males». Si no le gusta, por favor diga: «chemita ballesteros tiene la culpa de todos mis males», y si aún sigue insatisfecho, puede considerar las siguientes opciones, ponga el nombre que más, o mejor, el que menos le guste: ‘Kiko’ Gómez, Jorge Pérez, Oneida Pinto o Wilmer González. Si es tan amable, por favor no mencione a Juan Manuel Santos ni Álvaro Uribe Vélez, ya que me refiero en esta oportunidad, únicamente a los líderes de mi departamento, aunque Petro y Duque no son ajenos a nuestros problemas. El acto de acusar a los políticos de todos los padecimientos sociales tendrá un efecto beneficioso en tu salud al reducir tu responsabilidad por el destino; de hecho, esto hará que tu futuro parezca pertenecer más a los políticos culpables que a ti.
Por supuesto, inciden trascendentalmente en nuestro mañana colectivo a través de decisiones correctas o incorrectas, pero todos construimos nuestras vidas para luchar contra varios problemas, y la mala política es solo uno de ellos. No sé si se trata de una estrategia consciente o inconsciente, pero casi la asumimos globalmente de una forma muy obvia, culpando a una parte de nuestras desgracias y creyendo que la otra desgracia es nuestra salvación.
No quiero posar de un factótum social y mucho menos poseer la verdad absoluta, sino que quiero con mi opinión defender mi participación en el desarrollo de mi municipio, Fonseca, obviamente en mi Departamento, ya que tengo muchos años de escuchar que tenemos los mismos problemas, que no avanzamos, que no se hace nada. Si bien las comparaciones son incomodas, y sin desconocer falencias, afirmo que las condiciones de vida han mejorado pero debemos de ser incansables en acelerar el desarrollo en nuestra región porque las condiciones están dadas y es el tiempo ideal debido a que la preparación académica de nuestros coterráneos es indiscutible; la ignorancia que alguna vez nos quisieron indilgar en las discusiones políticas del nivel central han sido superadas, eso sí, recordando que por nuestro talante guajiro no tragábamos entero.
Temas como el agua, la transición energética y el impacto de la misma, seguridad alimentaria, soberanía, salud, educación, empleo, frontera, migración, son temas gruesos que debemos abordar con compromiso para tener un bienestar común en escenarios que no sólo tracen una agenda de sueños sino que exista una gobernanza con todos los actores sociales, sin exclusión alguna, interesados en el desarrollo de nuestro departamento.
Hoy que las protestas ubicaron en la opinión colectiva problemas históricos, no se debe permitir ni desconocer y mucho menos generarnos el conflicto de derechos entre el derecho a la paz social, o al orden; o al libre tránsito y el derecho a la protesta porque los derechos no son otra cosa que intereses fundamentales, a los que identificamos como tales para dejar en claro que merecen una atención prioritaria, y que no aceptamos desplazarlos por consideraciones que no sean de idéntica jerarquía, por lo tanto en el Dialogo entre el estado y los protestante esto debe estar claro.
Así mismo debemos tener en cuenta en esta crisis social un punto del decálogo de un reformista escéptico escrito por Alejandro Gaviria: 1 el reformador debe combatir dos formas extremas de dogmatismo: la primera postula que el estado (o la estatización) es la solución de todos los problemas; la segunda, que, directa o indirectamente, el Estado es la fuente de todos los problemas.
Si hay algo claro en medio de la temporada de protestas que atraviesa nuestro país, contrastado a las variantes que se viven en cada región, es que nuestra susceptibilidad ha alcanzado niveles máximos históricos, y nuestra capacidad para filtrar la verdad, ayudado con lo que se publica en medios de comunicación, está en su mínima expresión; un comportamiento que deja al desnudo el profundo rasgo de una sociedad emotiva con una nutrición selectiva de la información y la política que nos hace ver enfermos ante la mirada mundial.
Si nos dedicamos siempre a buscar culpables no saldremos de cualquier problemática social, personal, gubernamental, etc., todos somos responsables de construir cada día la sociedad y gobierno que queremos. Hacernos responsables es nuestro principal deber.
Misael Arturo Velásquez Granadillo
La culpa es propia por elegir mal.
La culpa es de la vaca. Dice el que tiene la barriga llena.