Evidente entre nosotros, la ausencia de cultura ciudadana, violencia e inseguridad, experiencias frente a lo cual y en contexto de esa problemática, a la que se suma vandalismo e indisciplina social, surge determinar si es la cultura ciudadana un factor interviniente de la convivencia y la seguridad ciudadanas, lo que nos lleva a revisar los factores que las afectan, examinar la responsabilidad de la familia, escuela, comunidad y autoridades públicas, en cuanto a su implantación e implementación y que acciones positivas promover, toda vez que vivimos en intolerancia, cultura de la violencia, trampa, alcoholismo, drogas prohibidas, bajo nivel de denuncia, impunidad, pobreza, falta de oportunidades, educación sin valores, narcotráfico, grupos armados ilegales, corrupción, laxitud y obsolescencia normativa y deficientes políticas en cultura ciudadana, imponiéndose diseñar, implantar, implementar y evaluar integralmente una pedagogía pública social, como eje transversal para ser mejores como ciudadanos y sociedad.
Convivencia y seguridad ciudadana, son factores de importancia capital en el bienestar de la comunidad, que ve afectada su tranquilidad, lo que merece un análisis profundo sobre los factores que inciden en estos asuntos, donde las bajas denuncias indican un subregistro de la actividad delictiva y por ende no muestran el problema real. La inseguridad es preocupación de autoridades y ciudadanos, reflexión que amerita ver todos como contribuir a la reducción de la violencia y la criminalidad, que tiene un alto impacto en la calidad de vida de las comunidades, siendo en consecuencia la cultura ciudadana eje transversal de la convivencia y la seguridad ciudadanas, teniendo en cuenta que hace referencia al conjunto de hechos, actitudes, comportamientos, creencias y capacidades que promueven la buena convivencia, lo que, directamente, genera espacios de seguridad ciudadana, Un comportamiento incivil, de indisciplina o de incultura, que inicialmente se puede interpretar como una contravención que causa intranquilidad, puede terminar siendo una conducta delictiva, lo que afecta proporcionalmente, según la gravedad del hecho, la seguridad ciudadana. Si no hay hechos que alteren la convivencia, la tranquilidad será consecuencia de la seguridad.
Con la cultura ciudadana, plena de valores, ética, urbanidad y civismo como componentes sociales generadores de respeto, acatamiento de las normas de convivencia y obedecimiento a la ley, se construye convivencia y seguridad ciudadanas, al ir ligadas, lo cual determina que la cultura ciudadana es ese eje transversal que genera espacios de convivencia y seguridad.
Clave en esto es entender, que la convivencia es ese vivir en armonía con el otro, tanto en el ámbito privado como en el público, lo cual exige el respeto por los derechos y las libertades de los demás, para lograr la paz y la tranquilidad, en una comunidad, y que la seguridad, concepto muy ligado al de convivencia, se concibe como la capacidad del Estado, con la cooperación de la ciudadanía, de lograr condiciones de tranquilidad y convivencia pacífica en la comunidad. Por tanto, podría afirmarse qué si no hay seguridad, no hay convivencia y viceversa.
Los problemas de convivencia y seguridad, son comunes en las diferentes regiones. La violencia está presente en todas las culturas, en unas con mayor impacto que en otras y nosotros padecemos esta violencia, que se vuelve más compleja por los distintos conflictos que arrastramos además la indisciplina social que no hemos podido superar, lo que obliga revisarnos como ciudadanos que somos, en ruta a propender por una mejor colectividad en la búsqueda y procura de un sólido desarrollo social, humano, crecimiento económico, calidad de vida óptima, progreso e integral prosperidad, lo que si atendiéramos como debería y tendría que ser, más pronto que después ello será realidad y palmaria verdad.
Ethel Carolina Cerchiaro Figueroa