Seguir a Cristo es como un viaje que inicia en nuestros corazones. Es una experiencia que implica acción y determinación. Es un caminar hacia lo desconocido.
Dios llamó a Abraham para que abandonara su vida, en su ciudad natal e iniciará un viaje a la edad de setenta y cinco años. Llamo a David para que dejara las comodidades de su trabajo y conquistara a Goliat y sirviera como rey de Israel.
Jesús llamó a sus doce discípulos a llevar a cabo un viaje que cambiaría sus vidas para siempre. Sin embargo, judas se desvió́ y cambió de camino. No pudo ver que algo bueno podía surgir de la crucifixión de Jesús y que esto salvaría a toda la humanidad.
En ocasiones la confusión y el dolor de las derrotas nos impide ver la promesa de nuestro padre y llegamos a sentirnos frustrados por no ver resultados favorables “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.”
Juan 16:33
Jesús hoy nos dice que en su caminar encontraremos paz.
Oración del día: Amado Padre, enséname a confiar en ti aun cuando no sé adónde vas. Ayúdame a no dejarme vencer por el temor, las tormentas y los vientos de la vida. Abre mis ojos para que pueda ver qué estás conmigo.
¡Amén!
Álvaro Uribe Cerchiaro