DIOS CUIDA DE TI

“No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa” Isaías 41:10

El miedo es un sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que va a suceder algo negativo, se trata de la angustia ante un peligro que puede ser real o imaginario.

Así mismo, el temor, es una reacción emocional a una amenaza percibida que puede tener profundas implicaciones para la salud física y mental. Se caracteriza por una sensación de inquietud o agitación que puede ser acompañada por manifestaciones físicas como el aumento de la frecuencia cardíaca, la sudoración, la tensión muscular y la dilatación de las pupilas.

Y aunque el miedo es una emoción natural, en ocasiones tiende a paralizarnos. Es un hecho, que Dios tiene planes de bien para nuestra vida, pero muchas veces el miedo y el temor hace que dudemos, que no avancemos o vivamos ansiosos, incluso nos puede llevar a pensar negativamente, nos bloquea, nos impide tomar decisiones y seguir la instrucción de Dios.

Indiscutiblemente en el camino de la vida vamos a sentir miedo, tristeza, frustración, desaliento y muchas otras emociones que tal vez nos estanquen, limiten, confundan y hasta nos hagan dudar de aquello que teníamos por seguro. ¿Lo esencial aquí es tener claro, que hacer en medio de esas situaciones? cómo afrontamos este tipo de emociones?, ¿a quién acudir cuando sentimos que el mundo se nos cae a pedazos? Algunos se sumergen en el alcohol, las drogas, masturbación, sexo, el juego y otro tipo de cosas que los llevan a evadir momentáneamente la realidad, pero luego llegan a sentirse aún más perdidos y vacíos. Al respecto, Dios hace una promesa contundente a los que le creemos, en Mateo 28: 20b “Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos”

Así como también nos dice hoy, entrégame tus miedos, tus temores y camina seguro, por qué yo estoy contigo, yo te doy las fuerzas, la valentía y el ánimo que necesitas para no desfallecer, yo sostengo tu vida y te llevo agarrado de mi mano para que no tropieces.

Tengamos por seguro que Dios cuida de nosotros, que su amor no se agota, no abandona, no se cansa, no es vengativo, es real e incondicional.

“El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida, pues tu fiel amor, oh Señor, permanece para siempre. No me abandones, porque tú me creaste” Salmos 138:8

Somos hechura suya, su obra maestra y Dios no deja nada inconcluso, sus planes de bien que son sustancialmente más asombrosos que los nuestros se cumplirán, si depositamos en el, absoluta y plenamente nuestra confianza, si recurrimos a El cada vez que sintamos temor, cada vez que estemos abrumados, porque Él siempre está para ayudar a todo aquel que en él deposita toda su esperanza.   Esta debe ser nuestra certeza, no es una simple frase, es una verdad pasaremos por las aguas y no nos ahogaremos por que El así lo ha prometido y el no miente.

Descansa en ese gran Dios que te ama, se preocupa por ti y aunque muchas veces creas que te ha olvidado, lo cierto es, que en ningún instante de tu vida lo ha hecho, por el contrario, es posible que seas tú el que no hayas notado, que él siempre ha estado allí cuidándote, protegiéndote, sustentándote como lo hizo con Elías cuando huyó al desierto (1 de Reyes 19).

Vicky Pinedo 

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