DISCURSOS

En estos días, con la renuencia justificada de los jóvenes de seguir escuchando al presidente, ellos como, Quico en el Chavo del ocho, decían: “Cállate, cállate, que me desesperas”. Por supuesto, como escribió Moisés Wasserman recientemente, pidiendo excusas por lo básico de su última columna, me uno a él, pido excusas, no hay nada tan evidente como que siendo el Ejecutivo siga arengando. Y es que entre la Nacho y la Modelo podemos crear un abanico de intervenciones sin solución que está viviendo la sociedad.

En lo básico de conseguir un empleo, un cupo digno para estudiar, pan coger, pagar la energía, el arriendo, tener seguridad física y jurídica, en resumen: generar economía y oportunidades. Esto dijeron los jóvenes del “subsistema” de participación juvenil convocado por la vicepresidenta Francia Márquez: “Ponga a sus funcionarios a trabajar” (El Universal 16 de mayo de 2024 página 23). No dejaron salir al presidente que, después de quince minutos hablando, no quería escuchar a los jóvenes. Es que los niños y jóvenes del país son el 80% de la población y futuro de la nación. Están cansados del discurso. Y si ellos están cansados, ¿qué podríamos decir quienes tenemos cada día menos oportunidades de pensión y disfrute de la vida en lo poco que nos falta? Llevamos 4 trimestres sin crecimiento, el país está paralizado o, usando un eufemismo, estamos “petrificados”. Los jóvenes se sintieron regañados cuando los tildó de jóvenes viejos, cuarta reunión y no los escuchan. Esta reunión en el Centro Nacional de Artes Delia Zapata Olivella marca un antes y después de la relación del presidente con su pueblo, el que tiene en su magín.

El rifirrafe del presidente con cada líder joven de diferentes regiones del país muestra una vez más el síndrome de Hybris. Irene Vallejo, lo explica cuando dice: “Los antiguos dirían que los gobernantes empiezan a ser peligrosos cuando les causa terror reconocer un error” (Alguien habló de nosotros, pág. 16). Y sigue: “Hasta por los castillos en el aire hay luchas de poder”. Es tiempo de gobernar, antes de seguir destruyendo cada cosa que toca. Salud, educación, construcción, vías, campo, seguridad, el Estado mismo se derrumba. Quien fue elegido sabía de antemano lo que existía y su obligación es corregir lo malo y avanzar en lo bueno. Ya lo dijo Patricia Rincón… ¿realismo mágico o trágico? “Estamos cansados de presenciar las peleas por el poder de otros. El poder de esos que siendo de izquierda o de derecha solo quieren tenerlo para sí, para sus partidos.

Nuestra realidad trágica es que los militantes de los partidos nos hacen pensar que las causas políticas en sí mismas son más importantes que nuestras necesidades”. Señor presidente, la Constitución le exige unir a los colombianos y usted decidió abortar el acuerdo nacional, usted solito.

Orlando Bustillo Pareja

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