Entendemos como desarrollo económico, la participación de La Guajira en el producto interno bruto del país, mediante el aprovechamiento de los recursos humanos, naturales, físicos y tecnológicos disponibles, con el fin de mejorar el nivel de vida de los habitantes de la península. El objetivo primordial de cualquier actividad económica de una región, es conseguir que la productividad beneficie directamente y equitativamente a su población, comodidad y satisfacción de sus principales necesidades.
Mientras somos el 1% de la población contribuimos con el 16% del producto interno bruto nacional; esto significa que cada guajiro produce más que muchos otros habitantes del territorio patrio. El 60% de nuestro producido está dado por el sector minero energético, en contraste con el país, para el que solo representa el 4%. En cambio, la industria local es bastante reducida, representado a penas un 0.7%, cuando Colombia significa el 21.7%. ¿Qué concluimos de esta realidad estadística? Que la explotación de los recursos naturales abundantes que poseemos no sufre ninguna transformación local, y además, tampoco tienen asiento en La Guajira otros procesos industriales.
Por ello insistimos en impulsar la localización de industrias en el departamento, bien para transformar los productos naturales que se explotan y aquellos inexplotados, al igual que otras industrias que, basada en la localización geográfica y en las ventajas tributarias, se apresten a ubicarse en la región. La puesta en funcionamiento de zonas francas, como la de Brisa S.A. impulsaría el despegue agroindustrial que el departamento está esperando.
Somos conscientes de que el gobierno nacional no será el llamado a realizar estas inversiones, dado que las nuevas reglas económicas indican que la concentración de esfuerzos y recursos públicos está en la inversión social y en atacar la pobreza en todos los frentes; pero sabemos que si está en manos del gobierno la orientación a los inversionistas, la realización de muchos estudios de factibilidad de proyectos de inversión y, algo que no necesariamente significa un costo, y es dar a conocer mejor a La Guajira de sus ventajas comparativas y de su locomotora turística.
No ha sido fácil conseguir del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y su vinculación a la factibilidad de proyectos de interés departamental, sobre todo cuando el modesto costo de los estudios respectivos no se padece con el enorme beneficio que puede significar el mostrar un mayor grado de avance en el conocimiento de esas ventajas comparativas locales.
Afincamos también nuestra expectativa de desarrollo en el comercio. Cuando ya contamos con un régimen especial, que nos permite hacer tránsito hacia la completa incorporación de las actividades comerciales al sistema legal, aunque el gobierno nacional le pone trabas legales cuando los “cacaos” de la industria nacional así se lo sugieren. En este sentido debe haber mayor cohesión gremial con los municipios de Maicao, Uribía y Manaure para lo logrado en el área comercial no se caiga de manera estrepitosa. Hoy el régimen especial aduanero se encuentra casi en cuidados intensivos, hay que aplicarle reingeniería.
Valga aquí mencionar una debilidad de nuestro sistema. La falta de grupos empresariales; no ha sido nuestra vocación y costumbre trabajar en forma asociativa y facilitar la cohesión gremial. Tenemos que poner por obra el impulso a la agregación de capitales mediante asociaciones de esfuerzos, comunes en otras latitudes y esquivas en las propias, de ahí que el gobernador Nemesio Roys Garzón, le esté apostando duro a esta fórmula de atraer inversionistas privados a la península.
Nuestras formas de comercializar están disponibles para nosotros y los mercados se encuentran a boca de jarro de la iniciativa privada. Hay que aprovecharlos. Se requiere para ello superar la mentalidad cortoplacista del negociante, para pensar en inversiones de largo alcance y maduración, que dejen para La Guajira una mayor estabilidad productiva. No podemos seguir viendo pasar el comercio que se realiza con otros países, sin aprovecharnos de él; centros de distribución de cargas, servicios a los transportadores e industriales, son solo ejemplos de los que una visión comercial aguda puede poner en funcionamiento dentro del departamento. En especial la cercanía a los países del caribe donde puede haber las condiciones favorables para reactivar el comercio con estos, como en el pasado y teniendo hoy puertos de grandes calados como el de Puerto Brisa, Puerto Bolívar y Puerto Nuevo. Se necesita más acción y menos expectativas.
Las regiones como la nuestra, dotadas por la naturaleza de excelentes recursos naturales, deben visualizar que no toda la vida van a vivir de ellos y ahora con el agravante que nos expropiaron de nuestras regalías: hay que sembrarlos, para luego cosechar los frutos en una continua tendencia por brindarle a sus habitantes un mejor porvenir. Los guajiros sabemos esto. Y no vamos a ser inferiores al reto de lograrlo.
Hernán Baquero Bracho