EL DESEMPLEO, EL HAMBRE CAMPEAN EL PAÍS Y ESTA REGIÓN…

«A diario nacen miles de niños sin sabanas ni pañales»

El reloj marcaba las 4:30 de la madrugada cuando comenzaba a parecer el aurora en una ranchería ubicada en el norte de nuestro departamento, construida con palitos y  bahareque solo dos tronquitos para sentarse, un chinchorro de fuertes colores con algunos hilos reventados por el uso y peso que a diario sostiene, una linda mestiza de ojos negros y espesa cabellera negra y larga, el vientre soplado corno tela de algodón dando idea de que allí se encontraba más de un bebe y de pronto expresa «mamá  parece que llegó la hora», esto que tengo aquí se mueve más que un gusano, al tiempo llega el marido con el bulto de leña en la cabeza, le pregunta mujer ya viene, voy a buscar a la comadrona mama Ocha que venga a recibir el muchacho, la mamá que observaba todo exclamo hay los trapitos pa´ envolverlo están mojaoo por que anoche  llovió y no se sacaron.

En el chinchorro ubicada al fondo del rancho niños se mecían de un lado a otro, la mujer gritaba ve a buscar a la coma Ochoa, si no hay trapos lo envolvernos con hojas porque este muchacho está pataleando y va a salir ya ¡ahay! Dice y se retuerce del dolor, hay mama creo que no voy a esperar a la comadrona este muchacho viene pa’ fuera.

Cuando la mujer lanza un quejido aparece en la puerta del rancho una amiga de ella desde la infancia, ella le grita (úh) comadre que dolor vá llegar este muchacho creo que no voy a esperar a la comadrona, pa’ ve comadre abra las piernas y puje que yo le recibo al muchacho, sin lavarse ni las manos se acerca al viejo chinchorro y le dice puje, puje que ya viene allí está la cabecita, puje, puje, puje.

La india se mete la mano al bolsillo y saca una cuchilla un tanto oxidada y le corta el ombligo, no se preocupe comadre ya lo tengo, él bebe lloraba en brazos de la improvisada comadrona, uy comadre esta pesaoo y ahora con que lo limpio, tomo una vieja manta que colgaba de una percha y lo envolvió, ahora pégueselo de la teta comadre que este pelao llego fue con hambre, cuando el papá llego con la comadrona o partera como ellos le llaman ya el trabajo lo había hecho la india Mari que pasaba por el rancho y escucho los gritos de la parturienta.

Así esta indígena dio a luz como se dice en el mundo sofisticado para ellos parió sin pañales, sin cuna, sin toldo, sin agua, sin pañalera, solo el pequeño es envuelto en un trapo viejo, sin agua para bañarlo, solo se limpia la sangre, su cabecita poblada de cabello, llora fuerte muy fuerte, abre la boquita buscando algo, la teta de la madre cargada de leche, así’ la improvisada partera sin especialización pediatra le dice comadre cierre las piernas y péguese el muchachito a la teta, que lo que tiene es hambre; ella aunque no hay pañales, biberón la primera ropita lo que si hay son dos. tetas llenas de leche, él bebe se pega como un ternerito huérfano, así llega un nuevo ser al mundo en ese medio donde se carece de lo más indispensable, pero no se carece de amor, ni se priva a los hijos de mamar la teta por que estas se van a caer o se van a poner feas como sucede hoy en el mundo convulsionado por las exigencias de los medios masivos de comunicación, donde la silicona y las cirugías para tener tetas hermosas no le permiten mamar a los bebes como este que nació en una ranchería sin sabanas, ni pañales, pero si se le permitió nacer en medio del amor.

Organizaciones como el ICBF, que ojalá siga así bien administrado por los mismos líderes. Si se les llama PAE, se les llama alimentación complementaria, se les llama programa contra la desnutrición; Llámese como se llame lo importante es que las ayudas le lleguen a los niños y niñas más vulnerables.

Ana Cecilia Fuentes

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