El Ministerio de Defensa expidió el pasado primero de noviembre una sorpresiva resolución, la 4760, anunciado la eliminación de cinco fuerzas de tarea (Omega, Marte, Titán, Quirón y Hércules), y la desactivación de Comandos Conjuntos. Desde su creación en el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, esta estrategia se hizo, con inmejorables resultados, con el propósito de sumar capacidades de todo tipo (recursos, especialidades, equipos, experiencia e inteligencia), para hacer más eficaz la lucha contra el terrorismo y la criminalidad.
Es muy preocupante que los territorios queden hoy desprotegidos; y de nuevo, estas zonas han quedado bajo el control de la criminalidad, como ocurría hace tres décadas.
A inicios del presente año, se ha registrado un incremento del 36% de grupos armados delincuenciales en todo el territorio nacional, prácticamente, siendo el ELN, el Clan del Golfo y la Segunda Marquetalia, los de mayor presencia e influencia.
Desactivar e inutilizar el trabajo armónico entre las FFMM y la Policía Nacional es una torpeza e incapacidad flagrante del Estado, ya que deja a todas las Fuerzas Armadas constitucionales sin hombres ni equipos suficientes para proteger a los colombianos y preservar nuestro Estado de Derecho. Esa inutilidad operativa y de inteligencia, ya es ostensible en muchas zonas y municipios de Colombia, sin que exista reacción alguna del gobierno nacional en cabeza del ministro de Justicia, quien se ha empeñado en balbucear excusas incoherentes y teorías descontextualizadas, como si se tratara de debates académicos en el plenario de la Unesco o en la graduación de una maestría en educación preescolar.
No hay recursos para nuestras fuerzas militares; están debilitadas y sin liderazgo político – administrativo; la recurrente “fábula de la Paz” o “Paz Total”, como ahora se le renombra, es una política y una estrategia disuasiva y fracasada del Estado, que solo ha servido para organizar, replegar y rearmar a los grupos de narcos y guerrillas criminales, sometiendo al soldado, desmoralizando a las tropas, e inutilizando las operaciones y los equipos que se requieren para combatir y eliminar a los terroristas.
Porque esto es una guerra del Estado y la sociedad colombiana contra bandidos de todos los pelambres, y las guerras se ganan combatiendo.
Mientras esta torpe e inexplicable medida va tomando forma, el presidente Petro aprovecha el aniversario 133 de la Policía Nacional para condecorar a los militares héroes de la Patria, en solemne ceremonia, pero también aprovecha la coyuntura, para condecorar a guerrilleros y criminales del M-19; normalizando, una vez más, las conductas delincuenciales frente a las fuerzas constitucionales del orden y la seguridad del Estado Democrático, igualándolas en su valor y trascendencia institucional. ¡Una vileza irrespetuosa y ofensiva para nuestras FFMM!
Aparece el director del INVIMA, una especie de Heinrich Himmler andino, señor Francisco Rossi, quien sin sonrojarse y con la frialdad de los altos grados de la SS, sugiere irresponsablemente que 58 mil pacientes de enfermedades raras podrían morir, porque los medicamentos para ellos son muy costosos y somos un país del tercer mundo; por tanto… de malas.
Este pusilánime amerita un proceso disciplinario y otro penal, además de renunciar a su cargo, por irresponsable e indigno.
Luego, ante el arrollador triunfo de Donald Trump, tanto en Presidencia como en Senado y Cámara, le tocó escribir a Petro una trasnochada y biliosa felicitación a través de su cuenta en X, con este ininteligible comentario: “La posibilidad progresista en los EEUU no podía aplaudir el genocidio de Gaza.”
Realmente desacertado, visceral, fuera de contexto y ridículo; ojalá muy pronto, no será en los próximos 19 meses, podamos retomar las buenas relaciones de colaboración histórica con los Estados Unidos, nuestro aliado natural. En paralelo, el bachiller GUSTAVO BOLÍVAR confiesa públicamente, las estrategias ilegales para desacreditar periodistas y medios, como SEMANA, RCN y CARACOL, entre otros.
En fin, un inicio de mes sombrío, caótico, donde cada día este gobierno circense se supera en su incapacidad e improvisación.
No hay pues, ninguna explicación ni motivación para esta decisión del Mindefensa, que aunada a los 23.500 miembros de las FFMM retirados por parte del gobierno Petro desde el 7 de agosto de 2022 hasta la fecha, y la supuesta injerencia que el grupo terrorista eleno tiene en la remoción de comandantes del Ejército de Colombia, sería la cereza del pastel para la gestión de un Ministerio de Defensa a la medida perfecta y ajustada, como el traje de luces, para vestir de oro a los criminales del ELN.
Luis Eduardo Brochet Pineda