¿EMPODERADAS Y SIN COMPETENCIAS?

A muchas mujeres no nos educaron con los valores de la amistad, sino más bién para competir entre nosotras; nos enseñaron a desconfiar y a competir con nuestro propio genero. El tema no es amar a mujeres que no conoces ni que hagan parte de tu nucleo de amigas, el tema es aceptar nuestras diferencias y respetarnos. No es que exista jerarquía, sino un reconocimiento, de la autoridad y capacidades de cada una en su entorno, porque cada una de nosotras tiene un matiz diferente y necesario para complementar el arcoiris de la vida.

Si una mujer es capaz de transformar su hogar, de mover las fibras del sentimiento de un hombre, de aportar ideas arrolladoras y de cambio en su grupo de trabajo, de mover cientos de objetos en casa para darle un cambio y apariencia agradable, ¿te imaginas lo que podríamos hacer miles de mujeres juntas por el mundo entero?

Me atrevo a decir sin dudar, que las mujeres somos altamente poderosa, tenemos características diferentes, pero muchas también similares que de ser conscientes del poderío que eso produce, nos criticáramos menos, nos tomáramos de la mano y caminaríamos juntas hacia el desarrollo de nuestra fuerza interior. He visto muchas veces a mis amigas llorar, las he visto frustradas, sufriendo por amor, por complejos, pero también las he visto levantarse, con nuevos ideales, las he visto renacer de las cenizas como el ave fénix, y cada vez que las veo en medio de estos roles o situaciones, me veo a mi misma en ellas, porque como mujeres compartimos los mismos vacíos, los mismos complementos, los mismos temores, las misma valentía arrolladora, porque Dios nos hizo perfectas y similares, necesarias e indispensables, determinantes, pero ante todo valientes y transformadoras.

No debemos enfocar nuestra proyección en la envidia de los ideales y logros de otras mujeres, soy una fiel creyente de Dios y sé que a cada una le otorgó algo especial para marcar la diferencia y a la vez ser parte del engranaje de la vida de todas, porque a la que no le dio cuerpo de modelo, le dio una voz encantadora, a la que no le dio la voz, le dio sabiduría, a la que le falta sabiduría, le sobra amor y paciencia, a la que no le sobra amor y paciencia le sobra solidaridad y creatividad; por eso las críticas están de más, porque la única razón por la que Dios les permitió tener a ellas, lo que a ti te falta, es porque Él pensó en que juntas es que nos complementamos, en que al mirar lo que nos falte lo disfrutemos en otras y del mismo modo ellas disfruten lo nuestro como parte de ellas.

Que la mujer valiente le pueda decir a la cobarde: “Te imagino llena de sueños, superando tus miedos, incluso cuando vuelvas a caerte estaré aquí para levantarte”. Que aquellas mujeres llenas de temor, puedas ser levantadas por las valientes, que el maquillaje que a algunas nos falta en la parte física, nos ayude a maquillar el alma de aquellas a quienes la sienten vacía y sin color, si nos criticáramos menos y nos apoyáramos más, el mundo sería tan distinto.

Que nuestros miedos hoy sean diferentes, tan diferentes como sentir miedo de no poder ayudar a nuestro genero, miedo de no poder desarrollar todo nuestro potencial. ¿Y si nos apoyamos más? Valoremos nuestra esencia y diferencia, pues somos la musa de inspiración de canciones, somos el instrumento valioso de Dios para traer vida al mundo, somos el complemento de los hombres en el hogar, somos las aliadas y compañeras de nuestros hijos, somos los únicos seres existentes con los que comparan a las rosas. ¿Entonces, porque dudar de lo valiosas que somos? ¿Por qué luchar individualmente? ¿Por qué darle el dominio de nuestra autoestima a nuestros miedos? ¿Por qué compararnos? Somos las heroínas de un país y un mundo que carece de lo que a nosotras nos sobra, amor, paciencia, tolerancia, entendimiento, solidaridad, alegría, inspiración, creatividad.

Suena irónico, pero mientras los hombres se protegen entre si, nosotros nos ocupamos de proteger a nuestros esposos, a nuestros hijos, pero de atacarnos entre nosotras mismas y es incoherente pensar que nos despedazamos entre nosotras, mientras ayudamos a otros a construirse. Considero que más allá del físico y las diferencias, es más lo que tenemos en común, que aquello que nos separa.   Por eso mujer, no odies a la mujer, no critiques a la mujer, no menoscabes a la mujer, no excluyas a la mujer, porque cuando desechas y detestas lo de otras mujeres, te estás desechando y detestando a ti misma.

 

Jaimelis Fonseca Sierra 

Comunicadora Social y Periodista

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