“Es la economía, estúpido”, esta frase de James Carville, asesor de Clinton, se hizo famosa en la campaña presidencial de Estados Unidos en 1992. Y en Colombia hoy está más vigente que nunca, ante el panorama de decrecimiento provocado por el Gobierno Petro.
El reciente informe del DANE sobre el comportamiento de la economía, muestra que el crecimiento del PIB en el primer trimestre de este año fue tan solo de 0,7%, el peor trimestre de arranque desde 2020, cuando solo creció 0,6% como consecuencia del COVID. A marzo decrecimos 1,48% frente al mismo mes del año anterior, que a su vez había experimentado una caída superior a cinco puntos porcentuales respecto al 2022.
Revisado el comportamiento del PIB desde 2019, salvo en el período de la pandemia, se puede observar que ni las protestas de 2021, que afectaron el flujo del mercado de bienes y servicios por varios meses, supusieron un impacto tan gravoso en la economía nacional como el generado por la gestión del actual Gobierno. En el año anterior a la pandemia, el PIB creció un 3,2%, mientras que, una vez superado el confinamiento, en 2021 experimentó una recuperación extraordinaria, con un crecimiento anual del 11%, destacándose el segundo trimestre con una variación positiva del 18,6%. Este mes, según las nuevas estimaciones de la CEPAL para el 2024, Colombia hace parte del bloque de las economías regionales con menos crecimiento, solo 1,3%, igual a Cuba, y al lado de Haití (-2%) y Argentina (-3,1%), este último país está haciendo grandes ajustes que seguramente pronto darán sus frutos.
A pesar de la supuesta apuesta del Gobierno por la industria, en 2023 la producción nacional del sector cayó -4,9%, dejando atrás las extraordinarias tasas del 16% y 11% de 2021 y 2022, y según el DANE, en marzo de 2024 decreció 6,7%, frente al mismo mes de 2023. La misma entidad reportó que la construcción pasa por uno de sus peores momentos, al presentar una variación del -3,1% en 2023 y de 0,7% en 2024; y seis de los doce sectores medidos, presentaron números rojos: actividades profesionales, científicas y técnicas -0,2%; información y comunicaciones -1,6%; explotación de minas y canteras -1,5%; actividades financieras y de seguros -3,0%; comercio y reparación, transporte y almacenamiento, alojamiento y servicios de comida -0,8%, y las industrias manufactureras -5,9%.
Para agravar la situación, se presenta un incremento de los gastos de funcionamiento e inversión del Gobierno de 22% en el primer trimestre del año, mientras el aumento del recaudo tributario en el mismo período fue de apenas 4%. Un informe del Departamento de Investigaciones Económicas y Análisis de Mercados del Banco de Bogotá, alertó que los depósitos del Tesoro Nacional en el Banco de la República, o sea las reservas para funcionamiento e inversión pública, a principios de abril cayeron a $4 billones, mientras que, a esta misma fecha el promedio entre 2002 y 2022 llegaba a cerca de $26 billones (en 2023 fue de $14,8 billones). Esta realidad llevará a que el País afronte problemas de caja mucho antes del último trimestre del año, como lo había pronosticado el Ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla.
Entre otras, necesitamos urgentemente: confianza, seguridad física, estabilidad jurídica, plan de choque para reactivar la economía, menos gasto público, más competitividad y tributación razonable. Es la economía…
Paola Holguín