Imposible encontrar mejor denominación para este espacio de opinión, en aras de describir lo que significan las pasionales respuestas dadas por los opositores. Las réplicas virulentas e irracionales han sido el pan de cada día, el comportamiento habitual ante cualquier cuestión relacionada con el gobierno Petro. En esta ocasión nos vamos a centrar en dos sucesos particulares y de reciente ocurrencia. En ambos episodios se patentiza con énfasis el desbordamiento de las furiosas malquerencias de comentaristas e integrantes afines a la derecha nativa. Posiblemente una de las más pugnaces del continente, definición y factores interpretativos, revelados en otras columnas de nuestra autoría.
La denominación de tales conductas pendencieras: “escupiendo hacia arriba”, obedece a que cada comentario proveniente de esa facción, muchas veces emitido con muy “mala leche”, se les revierte y trae a colación, obviamente sin que fuese la intención de estos detractores; una conducta usual, recurrente por parte de sus arquetipos político e ideológicos. No obstante, cuando tales conductas son medianamente semejantes y provienen de Petro, a esos detractores de la extrema derecha se les antoja mostrarlas como una novedad, algo concerniente exclusivamente a este gobierno. Pero se tropiezan con el arsenal de argumentos de sus contradictores que les hacen caer en cuenta que tales circunstancia o sucesos subsisten desde hace mucho tiempo. Como se dice coloquialmente, forman parte del paisaje y lo que es peor, no ha existido la más mínima intención de transformarlos.
Los dos asuntos contemporáneos que usaré para recrear tales maneras, son en primer lugar: los sucesos y las repercusiones del fugaz y recién escarceo diplomático con los Estados Unidos que indudablemente podría haber desembocado en cuantiosas consecuencias económicas y sociales internas. Ojo que, por aquello de las flores colombianas sumamente apetecidas, con gran demanda en esa nación, también pudo haber repercutido negativamente, por lo menos transitoriamente, en la gran potencia, teniendo en cuenta la cercanía con el día de San Valentín, equivalente al día del amor y la amistad nuestro. A celebrarse allá el 14 de febrero. El otro asunto es relativo a la compleja problemática desencadenada en el Catatumbo.
En el primer caso, o sea en la efímera crisis diplomática desatada por el intempestivo, inconforme, y tal vez escasamente meditado mensaje nocturno de Petro, emitido a Trump por la red social X, exigiendo respeto por los derechos humanos de los connacionales deportados desde Estados Unidos. Inmediatamente y como un reflejo condicionado, los agoreros de desastres que, pululan en la oposición, se estaban frotando las manos, vislumbraban la debacle económica y social con cargo a esa ligereza e impulsividad de nuestro Primer Mandatario, y el consecuente descalabro político. La fugaz crisis diplomática fue interpretada como es acostumbrado, desde dos ópticas totalmente opuestas, sin matices, según afinidades o aversiones. Incluso en tan escaso tiempo se habían elaborado “sesudos análisis” sobre el impacto derivado de las sanciones reciprocas, en proceso de implementación a lado y lado. Esos “sesudos análisis”, acentuaban el ambiente pesimista y las expectativas veladas. Lo que como es obvio enfatizaría las serias implicaciones en el desenvolvimiento de la economía. En esta materia y en forma egoísta, la oposición en sus diversas expresiones: políticas, judiciales, mediáticas se ha valido de múltiples estratagemas para enturbiar las expectativas y propiciar un pésimo ambiente. Afortunadamente, en esta como en otras circunstancias le han fallado estruendosamente.
Aprovecho para cuestionar otro de los errados lugares comunes de la hirsuta oposición colombiana, por no decir del uribismo abierto o el encubierto. Sobre todo, el de provincia y/o rural, que es casi lo mismo, conformado generalmente por propietarios rurales, terratenientes, y pequeños finqueros particularmente de la denominada Zona Cafetera. Por mencionar solo los uribistas agrarios, porque muchos uribistas urbanos originan su riqueza en determinadas actividades non sanctas. A los que se le agrega un buen número de andrajosos despistados, y seducidos por el “Embrujo Autoritario”. Entre todos ellos ha hecho carrera y se lo creen que, poseen mejor formación académica que los militantes de su extremo político. Más bien podríamos llegar a pensar que hablar de intelectuales y simultáneamente uribistas, es proponer un contrasentido. Los intelectuales afines a esa corriente política son bastante escasos. Que se entienda bien, estamos hablando de intelectuales, no de personas con un grado de formación académica, que no es lo mismo. La oposición en Colombia- salvo contadas excepciones-, subestima la academia, rechaza la intelectualidad. Viven ocupados y obsesionados por la sed de acumulación de dinero, no disponen de tiempo para cultivar el espíritu.
El humanismo y la sensibilidad no son precisamente prioridades dentro de sus preocupaciones, no de otra manera se puede entender que ante la postura erguida e inconformidad expresada por Petro, y que lo llevó a reaccionar airadamente ante la deportación en condiciones humillantes en que estaban siendo traslados los compatriotas por el racista, discriminatorio, insensible y xenófobo gobierno de ese sí, un auténtico delincuente: Donald TRUMP. Hayan decidido ponerse del lado de este último. Increíble pero cierto, primando el odio, la intolerancia contra Petro, por encima de algún mínimo gesto de solidaridad con compatriotas enviados en condiciones infra humas y humillantes.
Priorizaban y destacaban por encima de cualquier cosa, el riesgo inminente para los caficultores, bananeros, floricultores y exportadores en general. Y las implicaciones delicadas que indudablemente ello tendría. Lamentable y preocupante escenario. Afortunadamente ese amago de guerra comercial se resolvió en un santiamén. Pero sin duda sirvió para reflejar una vez más, las mezquindades de un grueso número de militantes de esa corriente política. No se le puede pedir peras al olmo. Quedaron expresados en su escueto talante. Primero los negocios, el Business y luego la dignidad. Especulaban “matar dos pájaros de un solo tiro”: ridiculizar a Petro y aprovechar la coyuntura para cobrar por ventanilla los estragos derivados de esa crisis diplomática.
A propósito, varios ilustres pensadores norteamericanos se han referido con suma inquietud a las consecuencias que tendrá no solo para su nación, sino también para el mundo entero el gobierno mancomunado de Trump, con los billonarios, incluido en primera fila al señor Elon Musk. Una de las inquietudes planteadas por el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz es el “abandono” por Trump de los valores de la Ilustración y las consecuencias nefastas que ello tendrá en materia de ciencia y tecnología. Que podemos esperar de un individuo que ha propalado a los cuatro vientos que va a “recuperar” y apoderarse del Canal de Panamá, le va a comprar a Dinamarca la isla de Groenlandia y va a anexar a Canadá como el estado número 51, así, sin más ni más. Restaurando de modo absolutamente vulgar la famosa doctrina Monroe, que en este caso trasciende el escenario regional para trasladarse al global y traducirla ampliamente: el mundo para los estadounidenses.
Los “analistas” y en general la horda opositora estaban regocijados porque en su burdo y malsano veredicto, Petro se arrodilló ante el imperio. Dejando en el tintero que esa ha sido la conducta secular- sin excepción alguna-, de todos los mandatarios colombianos ante el gobierno norteamericano: de genuflexión, de absoluta sumisión. Sin embargo, en este caso se formó una algazara desmedida, digna de mejores causas, originada en un exótico gesto de dignidad de un mandatario. Varios factores tales como los pronunciamientos de la ONU en torno al trato respetuoso que se le debe dar a los inmigrantes, la descolgada del dólar y la decisión del Presidente de ir a recoger en un avión de las fuerzas aéreas a un grupo de colombianos deportados, desvirtúan las tesis del supuesto y tan alborozadamente divulgada postración de Petro ante el díscolo magnate, hoy día, y en mala hora reelegido como Presidente de la poderosa nación. Síntoma del alto grado de degradación moral en que ha caído.
Para la cerril oposición y los medios tradicionales privados, Petro quedó en ridículo ante el mundo, reducido poco menos que a una caricatura. Pero a contrario sensu de su venenosa interpretación. Fuera de Colombia, en el exterior, la erguida posición de Petro fue relatada como ejemplar. No sabemos si ellos consideran o reducen el mundo al círculo de opositores extremistas en que han devenido. O el mundo es el universo, la totalidad de la comunidad internacional, Petro fue acolitado y apoyado abierta o indirectamente por varios mandatarios extranjeros e inclusive la ONU a través de uno de sus voceros refrendó en buena medida lo que Petro, un poco atropelladamente expresó desde su supuesta soledad. Lo que sí es claro es que los deportados están arribando en condiciones decorosas.
El otro punto, el relativo a la crisis del Catatumbo, desatada en su dimensión más elevada, luego del relámpago y previo trasiego del exmandatario Innombrable que, mediante una fugaz y extrañamente coincidente visita a una tierra donde paradójicamente disfruta de enorme acogida, inmediatamente ocurrió su convocatoria bélica intervencionista en Venezuela, se desmadró la situación en el Catatumbo: ¿Casualidad? O estaba perfectamente enterado de lo que se venía. ¿Tenía sus fuentes? Interesante conocer la verdadera razón. Lo cierto es que por lo menos se confirmó que es un pregonero de desastres humanitarios, donde se presenta, anticipa tragedias, catástrofes: La Escombrera, el Aro, La Hacienda La Carolina, el Catatumbo, etc.
Lo simpático de la oposición es el espíritu adanista que adoptan para interpretar no solo la crisis del Catatumbo. Es decir, antes y después del gobierno Petro. Pretenden dejar la sensación de que la problemática que tiene alrededor de 60 años de haber surgido, se hubiese generado en los dos años y pico del actual gobierno. Les achacan la culpa a los fallidos esfuerzos de la Paz Total, lenguaje abstruso, arcano, para ellos. El lenguaje de la paz se encuentra erradicado de la mentalidad belicista que subyace en cada opositor. Guerra y más guerra, es lo que priorizan, y es el único método concebido para acabar el largo y doloroso conflicto. O sea, apagar el incendio con candela.
El gobierno actual está intentando innovar en este inmenso territorio, acudiendo a estrategias jamás implementadas por gobierno alguno en el pasado. Para ello se están intentando replicar métodos similares a los usados en la región del Plateado – Cauca. La toma militar del territorio, para luego pasar a una fase de presencia estatal. Por supuesto que, en este caso, dada la complejidad de la problemática y la gran extensión territorial; mantener la presencia militar permanente y construir un Estado Civil a través de trasformaciones en la zona representa un gigantesco reto. La tarea de construir Estado será sumamente lenta y costosa, máxime si se tiene en cuenta las enormes dificultades planteadas por el Congreso con su negativa a apoyar la más reciente propuesta de Reforma Tributaria presentada por Petro. A lo que se suma la reticencia de la Corte Constitucional en el pasado, con respecto a la declaratoria de inconstitucionalidad de algunos artículos de la Reforma anterior. Aprobada por el Congreso en los inicios de este gobierno. La declaratoria de inconstitucionalidad se tradujo en la imposibilidad de recaudar una suma importante que, hubiesen dotado de recursos presupuestales útiles en los objetivos de aclimatar la presencia estatal en zonas como el Catatumbo.
De lo que si no queda la menor duda es que en contra de los insanos deseos de la oposición, para nada se puede pretender crear la sensación de que esa problemática o su agravación sea atribuible al gobierno este.
José Luis Arredondo Mejía