¿ESTAMOS MATANDO LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO?

En La Guajira no solo enfrentamos problemas relacionados con la pobreza y las brechas sociales de la comunidad indígena Wayúu, sino también a una serie de desafíos que obstaculizan el desarrollo de proyectos en el sector minero energético. Estas situaciones han llevado a que se perciba al departamento como inviable y sin posibilidad de progreso, a pesar de sus recursos naturales, su ubicación geoestratégica y sus potencialidades.

La falta de certidumbre es evidente. Los bloqueos, la inseguridad, la escasa capacidad institucional y las dificultades para llegar a acuerdos sostenibles con las comunidades, son barreras que impiden retener y atraer inversiones al departamento. Es desalentador escuchar afirmaciones que estigmatizan a La Guajira, como que “los indígenas no dejan hacer nada” o que ” las empresas solo vienen a explotar los recursos sin aportar al desarrollo”. Estas generalizaciones sólo refuerzan estereotipos negativos. Reconocemos que algunos “líderes” comunitarios y ONG están detrás de los bloqueos, conflictos y noticias falsas, pero no representan a los wayuu ni a los guajiros en su totalidad.

El sector minero energético es el gran aliado para La Guajira, sin embargo, estos falsos estigmas y la desconfianza han impedido establecer una gobernanza colaborativa efectiva. El problema más grave no es que las empresas abandonen el territorio, pues estas pueden encontrar alternativas en otros lugares y departamentos de la misma región Caribe. Lo más preocupante es que La Guajira está perdiendo oportunidades y está matando la gallina de los huevos de oro sin tener un rumbo definido sobre la ruta para la diversificación productiva. 

¿Está preparado el aparato productivo del departamento para el cierre de operaciones de Cerrejón y la no viabilidad de los proyectos energéticos? 

Tenemos un potencial importante en la transición energética, pero los resultados recientes de la subasta energética demostraron que hay otras regiones del país dispuestas a llevar adelante los proyectos. Nos estamos quedando rezagados porque no hemos logrado construir unos acuerdos y acciones que nos permitan materializar una visión de largo plazo en el territorio, todos los actores están en un estado de supervivencia y de “sálvese quien pueda”.  

Es importante pasar del discurso a la acción para generar confianza y afianzar un ambiente de estabilidad en La Guajira. Para lograr esto, es necesario que como sociedad nos sentemos a discutir y definir las zonas y las condiciones en las que se puede adelantar proyectos de cualquier tipo de actividad productiva. Debemos llegar a acuerdos claros y transparentes que respeten los derechos de las comunidades y protejan el medio ambiente, pero que garanticen el crecimiento económico de la región. Es urgente fortalecer las capacidades institucionales para garantizar una gobernanza efectiva y transparente. Esto implica mejorar la capacidad de respuesta frente a desafíos y conflictos, así como promover la transparencia y el control en la gestión pública.

Como sociedad no podemos permitir que nuestro departamento siga viéndose como un territorio inviable y fracasado solo porque a unos pocos les conviene vernos así. Debemos construir una imagen positiva del departamento, destacando sus potencialidades y promoviendo oportunidades de desarrollo respaldadas por señales de certidumbre.

 

Luis Guillermo Baquero

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