Nuestra Democracia y su Institucionalidad, construidas durante muchos años por los colombianos, aun con sus imperfecciones, se resisten a las amenazas del gobierno “progresista”, que paradójicamente no nos está trayendo progreso sino retroceso y destrucción de lo construido. La tendencia negativa en el devenir del sistema de salud, la educación, la seguridad -y la anhelada y consecuente paz-, la estabilidad económica y las oportunidades de ingresos para la mayoría de los colombianos, son apenas un ejemplo de la dura realidad actual.
La semana pasada ocurrieron dos hechos que constituyen un claro ejemplo de la fortaleza institucional aun predominante en nuestro país. No tuvieron la difusión mediática que merecían, tal vez porque toda la atención de los colombianos estaba acaparada por la tremenda tensión reinante, originada por los desafiantes mensajes enviados a través de la red X en horas de la madrugada del domingo 26 de enero por el presidente Petro, los que a su vez propiciaron una inmediata y agresiva respuesta del presidente estadounidense Donald Trump anunciando medidas y sanciones que amenazaban seriamente la estabilidad económica y social del país.
Por fortuna, y por el momento, todo indica que se está imponiendo la sensatez y el necesario manejo responsable de las relaciones comerciales entre los dos países, a pesar de la nociva terquedad que frecuentemente acompaña a las posiciones ideológicas. Es evidente el daño causado al país.
El primer hecho fue la decisión autónoma de la junta directiva del Banco de la República, que, a pesar de las presiones del gobierno nacional, en su primera reunión de política monetaria del año, conservó su postura cautelosa, dadas las señales en contra del proceso desinflacionario, y decidió mantener la tasa de interés sin cambios en 9.5%, haciendo una pausa en las reducciones que venían desde diciembre 2023. La tendencia inflacionaria creciente, mostrada en el mes de enero, le dan la razón al Banco central.
La decisión fue dividida, con 5 votos a favor y 2 buscaron continuar los recortes, entre ellos el ministro de hacienda. El gerente del Banco, Leonardo Villar, manifestó que existe un aumento de las expectativas de inflación, entre otras razones, por el alto incremento decretado por el gobierno para el salario mínimo. Reiteró que esa decisión está orientada a garantizar la estabilidad de precios y fomentar un crecimiento económico sostenible.
El otro hecho está relacionado con las declaraciones del procurador Gregorio Eljach, quien, en una demostración de autonomía e independencia, y ante las reiteradas y agresivas arremetidas del presidente Petro, por el hundimiento del proyecto de ley de financiamiento, salió a defender y apoyar al presidente del Congreso, Efraín Cepeda, sin ambages y propendiendo por el respeto al diálogo, la concertación y la independencia de poderes. Hay que resaltar esta valiosa actuación del Procurador dado que en su momento el presidente, en una audaz acción política, decidió ternarlo para para no sufrir una derrota en el Congreso.
Estos hechos evidencian la fortaleza de nuestras instituciones, como también lo hacen los fallos emitidos por las altas Cortes -aunque se esperan más- y las valerosas intervenciones de la Defensora del Pueblo, cuando han sido pertinentes.
Se siguen creando las condiciones para el estruendoso fracaso del experimento progresista en Colombia y solo falta el veredicto mayoritario del pueblo en el 2026. La unión de los colombianos hará posible la continuidad saludable de nuestra Democracia y su institucionalidad. Tenemos que evitar que se sigan produciendo eventos vergonzosos como el “reality show” del Consejo de ministros, que fue trasmitido por televisión abierta en horario prime el 4 de febrero pasado, lo que ha originado una controversia sobre la legalidad de haberlo hecho.
Álvaro López Peralta