Nuevamente salen a relucir las contradicciones y rarezas bastante usuales durante el gobierno Duque. En esta ocasión a raíz de la crisis desatada por el alza en el precio del ACPM, del cual ya habíamos presenciado el primer round cuando necesaria, correcta y justamente el gobierno Petro decidió desmontar el subsidio a la gasolina. Todo ello como consecuencia de la irresponsable herencia trasferida por parte del gobierno Duque, consistente en un cuantioso déficit en el Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles (FEPC), del orden de $ 37 billones de pesos. Como es sabido en Colombia por obra y gracia de que los gobiernos entrantes asumen en un poco más de la mitad del primer año, esto es en el mes de agosto, les toca arrogarse y gobernar con el presupuesto heredado del gobierno precedente. Me explico, en este caso en particular, Petro se posesionó en agosto de 2022 y como es usual le correspondió gobernar el faltante de ese primer año con el presupuesto de gastos e ingresos aprobado por su predecesor Duque, cuyo mandato fue caracterizadamente irresponsable y le legó semejante sucesión.
Como es bien sabido, resultado de la guerra en Ucrania, el mundo entero se vio abocado a un alza desmedida de los precios de los combustibles, en la casi totalidad de países.
Mientras aquí y de manera irresponsable el gobierno Duque no realizó ninguna alza en el precio del combustible tal como lo exigían las circunstancias; solo realizó un pequeño ajuste al final de su mandato. Dejándole el voluminoso déficit, el “chicharrón” como decimos coloquialmente, al gobierno entrante. Su entonces Ministro de Hacienda, el cual tiene la desfachatez de cuestionar la medida del alza del ACPM, presupuestó ese déficit, pero le dejó la obligación de su pago al actual mandato. Así si es bien sabroso.
La ineptitud de Duque no se reduce al elevado nivel de endeudamiento en que entregó el FEPC, es igualmente proverbial el altísimo nivel de endeudamiento en que sumió al pais durante su cuatrienio, superando con creces en ese rubro a todos los gobiernos precedentes. El primer año de su gobierno (2018) el endeudamiento fue del 53, 58% como porcentaje del PIB, en 2019 alcanzó el 52,40% del PIB, y luego ascendió a un escandaloso 65,66% del PIB, en 2020, en el 2021 adquirió un 64,60% del PIB, para culminar en 2022 con el 60,35% del PIB. Expresado en dinero ese endeudamiento en 2022 es equivalentes a 196,787 millones de euros. Guarismos nunca vistos en el historial del endeudamiento público colombiano. Así de garante y “tecnocrático” fue el gobierno Duque en materia de manejo de las finanzas públicas.
Pero como si todo lo anterior no fuese suficiente, se puede concluir sin temor a equivocarnos qué en el reciente y felizmente culminado paro de camioneros, hubo una agenda política por parte de una de las cabezas visibles del gremio de camioneros, Uribista recalcitrante, para más señas, patrocinador y financiador con sus poderosos recursos del partido Centro Democrático, y que de forma también paradójica hoy día reivindica la protesta y el paro; cuando precisamente durante las protestas contra el gobierno Duque, el padre del líder camionero deliberadamente , y en un acto de intolerancia atropelló con su lujoso y ostentoso vehículo a unos jóvenes marchantes para ese entonces. Lo hizo paradójicamente porque le molestaba y le parecía inmoral y atentatorio contra la buena marcha de la economía que aquellos jóvenes protestaran por derechos elementales y básicos como el de la educación, y contra la Reforma Tributaria de ese gobierno. Protestas mucho más justas y esenciales que las de los camioneros hoy día. Demasiada alharaca por un ajuste en el precio del ACPM, más bien insignificante
Adicionalmente se ha filtrado información alrededor de que la portentosa fortuna del señor Henry Cárdenas, así como la de muchos magnates uribistas, pudiera tener un origen ilícito y/o podría estar mediada por el “lavado de activos”. La justicia sabrá investigar. Es evidente el doble rasero y la doble moral uribista en su concepción y justificación del paro. Ahora si es válida la protesta, cuando para aquel entonces en medio del fragor de las movilizaciones contra Duque, una de sus cabezas visibles, y para más señas precandidata presidencial para el 2026, a manera de cuestionamiento a las movilizaciones, soltó la memorable frase “trabajen vagos”. No perdamos de vista que hubo una importante cantidad de muertos como resultado de la represalia de la fuerza pública cumpliendo órdenes y directrices de Duque para constreñir violentamente a los manifestantes.
Ahora en cambio sí les parece legitima y válida la movilización gremial que, además saca a relucir la explotación por parte de las grandes asociaciones de camioneros contra el pequeño transportador mediante el pago injusto e incompleto del valor de los fletes, entre otras exacciones.
La irresponsabilidad del bisoño Duque le dejo tremendo déficit al Presidente Petro, lo que le obligaba a ajustar tanto el precio de la gasolina como el del ACPM, ante la impopularidad y el impacto combinado y simultaneo de ambos ajustes, Petro se vio abocado a asumir el mal menor, es decir eliminar inicialmente el subsidio a la gasolina -salvo en las Zonas de Frontera-, medida que se implementó en octubre de 2022, y aplazar el aumento en el precio del ACPM, el cual se rezagó, se postergó por lo menos durante un año. Es decir, a pesar de los costos políticos que ello implica, ya era hora. De manera que, contra todo pronóstico, aquí en este punto, el populista, el demagogo e irresponsable fue Duque. Petro le está enderezando y corrigiendo sus entuertos. Ante la disyuntiva de mantener el subsidio a los precios del ACPM, o desarrollar programas y proyectos en educación y salud, que adicionalmente involucraba afectar las finanzas de ECOPETROL, el gobierno actual optó por hacer lo que la lógica le imponía desde el principio de su mandato.
No está demás destacar que las finanzas del gobierno actual se han visto debilitadas por determinaciones de la Corte Constitucional, como fue la inexequibilidad de prohibición de deducción de regalías del impuesto sobre las rentas, que, entre otras, lo han abocado a la escasez de recursos públicos en la que Petro ha priorizado la inversión social. El gobierno se ha enfrentado a una situación fiscal complicada.
Es menester destacar que Colombia mantiene uno de los precios más bajos de los combustibles. Pocos países tienen la política de subsidiar el precio de los combustibles, lo cual es aún más insólito en el entendido que no somos un gran productor de petróleo.
Sin embargo, la oposición ha aprovechado la coyuntura para sustentar y darle las explicaciones más inverosímiles a una circunstancia que incuestionablemente fue el resultado, la consecuencia de otro de los grandes fracasos del títere del Innombrable.
Hablamos de Iván Duque. Y aquí no se trata del manido uso del espejo retrovisor, esa crisis del sector combustible se ha mantenido allí latente desde que el gobierno Petro asumió.
Tarde o temprano deberían producirse sus consecuencias. Paradójicamente, a Petro y a sus Ministros de Hacienda les ha tocado bailar con la más fea, torear semejante y delicada situación por culpa de las decisiones de su antecesor, un aprendiz de gobernante, que hoy viene junto con su exministro de Hacienda a rasgarse las vestiduras por un desastre que propiciaron ellos.
Por último y como era de esperarse por parte del gobierno y sus negociadores, la parálisis de los camioneros permitió vislumbrar una reestructuración integral del sector que se traducirá en beneficio de conductores y pequeños trasportadores, de modo que los opositores y gremios monopolistas al gobierno es muy probable que “hayan ido por lana y salido trasquilados”. También abre las puertas para que se retome con fuerza la construcción del tren transoceánico y el fortalecimiento de la red férrea nacional.
José Luis Arredondo Mejía
Excelente artículo