FECODE, la ministra de Educación y Petro miran para otro lado ante el vergonzoso fracaso de la red pública de educación
Una nueva entrega de los lamentables resultados del país en las evaluaciones Pisa, Saber 11 y Saber Pro vuelve a poner en el escenario el peor pecado que comete el estado colombiano, su clase política y FECODE contra el futuro de nuestros niños y jóvenes.
¡Este sí que es un tema tabú!
Porque la responsabilidad en el desastre educativo, ese que no solo le resta productividad al país destruyendo su competitividad internacional, sino que frustra las posibilidades de avance social y económico de millones, deja graves resentimientos y fracasos en los educandos y amplía la deserción escolar, es de la red pública educativa del país.
Con 7,8 millones de educandos en educación básica e intermedia la red pública atiende el 80% de los niños del país. De estos, cerca del 80% no pasaron Saber 11.
La tendencia de años anteriores no cambia empeora.
En los globales, incluyendo la educación privada, el índice de “rajados” baja al 50% en Saber 11. Solo cerca del 20% del total entra en “aceptable o excelente”.
Se evidencia así una brecha creciente de desigualdad propiciada por el sector público de la educación. Los padres lo saben. La aspiración más sentida en nuestra clase media, media baja y baja es lograr reunir para pasar al “pelado a un privado” o un colegio de las cajas de compensación.
En la educación superior universitaria los resultados de las universidades públicas son peores. Responden por el 54% de las matrículas y están atrayendo demanda de la universidad privada para tener los mayores índices de deserción temprana y los peores resultados en Saber Pro.
En los rankings universitarios la situación de las universidades públicas es patética.
Pero no es por falta de recursos. Al contrario, en la complacencia y la política fácil con el sector que marcó los gobiernos de Santos y Duque, para comprar paz en los campus y darle contentillo a FECODE, el presupuesto es el mayor de todos los ministerios hace ya cuatro años con tasas de crecimiento que opacan todas las demás áreas del estado.
Y todo se los dieron estos gobiernos a cambio de nada. Concesiones salariales, pensionales, refinanciación de universidades públicas corruptas o ineficientes, desaforo del FOMAG con la UPC más alta del sistema y los peores indicadores de salud y a cambio de ello: ni un solo compromiso de calidad, mayor productividad o reforma curricular.
¡Nada!
No ha cambiado nada, no mejora nada y la deserción escolar sigue aumentando bajo la contundente respuesta de un alumnado ignorante: me aburro, no es pertinente, no entiendo y no me alcanza, son las cuatro principales razones de la encuesta del Mined cuando evalúa a los desertores.
¿Y qué hacen las autoridades del Mined? ¡Nada!
O más bien sí. Rendirse una vez más ante FECODE. Una federación sindical que no logra verdaderas mejoras en la condición laboral de la mayoría de los docentes, que vive de pelea con la mayoría de sus organizaciones de base que no le cotizan porque no se sienten representadas, que desconoce la politización de las Entidades Territoriales Acreditadas en el manejo de los nombramientos y atención de las necesidades de la red. Una Federación Sindical que protege el privilegio y la mediocridad de muchos docentes amarrados a sus plazas y beneficiados con doble asignación y que devoran los presupuestos de colegios e institutos sin aportar a la formación o estorbando en ella y saboteando cualquier esfuerzo de actualización y mejora de los escasos rectores preparados o comprometidos.
¡Y lo que viene es peor!
¡Si lo es! La renovación generacional en ciernes en la planta del magisterio, precisamente por la distorsión inaceptable y el bloqueo de plazas superiores propiciada por la doble asignación, se dará no con los buenos docentes de edad media que han huido del sistema público en busca de mejores oportunidades o se han sumido en la mediocridad ambiente.
Se dará con los apelotardados docentes que genera la vergonzosa Universidad Pedagógica Nacional, un centro sistémico de adoctrinamiento miliciano, de promoción de malos hábitos de vida en donde el microtráfico y el degenere estudiantil priman y donde los buenos educadores, educandos y personal administrativo sufren la coerción constante, la represión de la libertad de expresión y se ven sojuzgados por una plantilla docente complaciente con el activismo revolucionario, hermética en lo ideológico y mediocre en lo académico.
Los peores promedios de ingreso académico del país se concentran en las licenciaturas de docencia en la universidad pública del país como lo establecen las estadísticas del Mined. Es una fuente infinita de recursos para rectores corruptos y sin escrúpulos quienes “capturan” pendejos sin capacidad real de asumir una formación profesional y los “parquean” en las facultades de docencia por muchos semestres para mantener los ingresos del Mined por censo de matrículas. Los rectores les prometen a estos incautos, que drenan sin esperanza real académica programas de apoyo económico como generación E, quitándole oportunidades a nuevos jóvenes con verdaderas capacidades, que algún día, cuando haya cupo, los pasaran a programas de “prestigio” como las ingenierías, derecho, ciencias.
Los mantienen en el establo de la mediocridad que son las facultades de docencia y ahí, lentamente van avanzando a trochas y mochas, y esos serán los que, no logrando plazas por su ignorancia en la red privada, terminarán reemplazando a los vejetes de FECODE en la red pública.
Petro y la ministra Vergara miran para otro lado. No se puede cometer el pecado capital de criticar a FECODE que manda y domina en el ministerio más anticuado y centralista del país que vive aún en los vapores venenosos del materialismo dialectico y el paradigma crítico de espaldas a las tendencias eficaces de educación.
Mientras tanto plantean retirarse de PISA, enseñarles a los chicos a hacerle trampa a Saber 11, acabar el ranking de universidades y entregarle más plata a “MEJODE” para que no joda.
La salida es entregar progresivamente todos los años presupuesto de la red pública a los padres a través de bonos escolares redimibles en colegios privados o por concesión. Con la competencia la red pública cambia o se acaba progresivamente. Hoy el 25% de las plazas de la red privada, por cuenta de la pandemia, quedaron cesantes. ¡Están allí libres! Disponibles para asegurar la mejora inmediata para los chicos que las tomen. Hagámoslo mediante sorteos auditados. Démosles la oportunidad de mejora inmediata y no la promesa de que sus sucesores si verán la mejora de manos de FECODE. Esta ruta aumentará la inversión en una red privada que es confiable y por décadas ha superado en todas las mediciones a la vergonzosa red pública de educación del país.
Enrique Gómez Martínez