«Si no puedes con tu enemigo, únete a él» dice el famoso refrán que cae «como anillo al dedo» en esta sagaz jugada de ajedrez que hicieron tanto el presidente Gustavo Petro, como José Félix Lafaurie. Aceptémoslo: los dos se necesitan; Petro, en medio de su búsqueda de la #PazTotal requiere tener a la oposición medianamente contenta y simular que, «todos caben» dentro del Gobierno del Cambio y de otro lado, José Félix Lafaurie, es el perfecto chivo expiatorio disfrazado de garante y negociador con el ELN en Venezuela. Dos astutos, poderosos y perspicaces hombres entendieron que necesitaban unirse para preservar lo que tanto les gusta: El poder.
La semana pasada, los colombianos nos sorprendimos con el anuncio del presidente Gustavo Petro sobre el nuevo negociador por parte del Gobierno Nacional en la mesa de conversaciones con el ELN: José Félix Lafaurie, presidente de la Federación Colombiana de Ganaderos (FEDEGÁN), perteneciente a la derecha, esposo de la líder de la oposición, María Fernanda Cabal y fiel crítico de Gustavo Petro, incluso desde antes del inicio de su campaña. Y lo más sorprendente: El expresidente Álvaro Uribe Vélez, salió a respaldar públicamente este nombramiento, aludiendo a que no solo éste representa al Centro Democrático, sino que será vocero de todas las preocupaciones de la derecha del país.
Hace unos meses, no era posible ver — ni siquiera imaginar — una foto de Lafaurie subido en un avión presidencial con el senador Iván Cepeda, el comisionado para la paz, Danilo Rueda y con Otty Patiño, también negociador. Hoy esa foto, es una realidad y recorre el mundo entero. Es en estos momentos cuando se llega a la conclusión que definitivamente en la política cada jugada es de acuerdo con la conveniencia personal, circunstancial y que cada paso es perfectamente premeditado. No quiere esto decir, que, en el fuero interno de muchos colombianos de derecha, no exista el deseo de lograr — por fin — la paz en Colombia, pero creo que aún, después de varios días, muchos están asimilando lo que se veía imposible: Unirse con la izquierda para un propósito en común: No soltar el poder, meter a Lafaurie como parte de la estrategia del «caballo de Troya» de la derecha y simular que ya no es tan chocante el hecho de generar conversaciones con el ELN, posición antes inaceptable por parte de la derecha del país, que ante todo, siempre ha preferido, la justicia con aquellos grupos armados que dialogar y perdonar.
Ahora bien, la gran líder de la oposición, María Fernanda Cabal, esposa de uno de los negociadores del ELN, se pronunció frente al nombramiento de Lafaurie, diciendo: «Yo nunca voy a contemporizar con un grupo que ha ejercido un accionar criminal, que no se justifica bajo ninguna cobertura ideológica o revolucionaria (…) La decisión que tomó José Félix es audaz y yo reitero que creo que él debe considerar ser un observador, no tener un involucramiento superior en las negociaciones con el ELN».
Cabal siempre es medida — estratégicamente — controlada, imponente y, por supuesto, de las mujeres más astutas en la política. No sabemos si la aceptación del nombramiento de su esposo fue una maniobra en pareja para estar informados en todos los frentes y así, tomar mejores decisiones o, también, puede que en esta relación de pareja cada uno sea autónomo e independiente en sus decisiones y que Cabal se esté «tragando los sapos» de todo lo que ha dicho de los negociadores con el ELN, pues nada más y nada menos, su esposo, hará parte de aquello que tanto ha criticado. Así es la vida. «Hoy arriba, mañana abajo». Hoy nos tragamos las palabras de todo lo que hemos criticado en el pasado. ¿Qué pensará Cabal? ¿Durmiendo con el enemigo? ¿Aceptando lo inaceptable? ¿El amor supera cualquier diferencia política? De lo que sí estoy segura es que pelear en pareja o en familia por política, no vale la pena ni tiene ningún sentido, pues, finalmente, la política pasa, las decisiones — como ya vimos— terminan siendo circunstanciales, pero el amor señores, prevalece, y más aún cuando se ha conformado una familia.
Adenda. Ahora Polo Polo está convertido — para muchos — en todo un gurú por su célebre frase durante su ponencia negativa en la creación del Ministerio de la Igualdad y Equidad en el Congreso: «De desigualdad nadie se ha muerto». Ojalá el afán de protagonismo y de figurar como una oposición fuerte, no promocione frases carentes de empatía y conexión con una realidad que sí ha tocado muertes en Colombia. Ser Congresista, conlleva una gran responsabilidad más allá de un comité de aplausos mediáticos, así como tampoco él debe ser discriminado por su color de piel o posición ideológica.
PAULA CALDERON BUITRAGO