Impresionante y sorprendente la imposición en la opinión pública, por parte de la oposición, de las premisas ideológicas y de una matriz de odio, a todo lo que emane o tenga que ver con Petro, su familia, su entorno político y administrativo. Pretenden justificar las impresentables, repetitivas e insoportables proposiciones y actos, basados en la supuesta desidia e inacción del actual gobierno, en la presumida replica e imitación de conductas de anteriores gobiernos, y porque teóricamente la oferta de cambio quedó en veremos. Nada más alejado de la realidad.
Alegan la inventada inoperancia, en la falta de experiencia del gobierno y su gabinete, afirman: nunca habían gobernado y ello explica la “negligencia”. En cuanto a la inexperiencia ejecutiva de algunos funcionarios, puede ser cierta, pero no necesariamente se traduce en ineficacia a la hora de ejecutar un modelo de gobierno. Dignas de mostrar las ejemplares y valientes realizaciones del actual Director de la SAE, joven, brillante y honesto funcionario, imprimiéndole un verdadero revolcón administrativo, ético y social a la entidad a su cargo. El Presidente está acompañado de excelentes Ministros entre los cuales resaltamos a Min Ambiente, Min Vivienda, Min gobierno, Min Trabajo, Min Justicia, Min Hacienda. Varios de los actuales responsables de las carteras si poseen experiencia administrativa.
Podríamos voltear el argumento y pensar que la oposición nunca había estado en ese rol, siempre habían permanecido en el poder, y más bien son ellos los que no estaban preparados para deambular en el asfalto. No están habituados y por lo tanto no tienen idea como se hace oposición, salvo que ella se reduzca al desconocimiento, cuestionamiento, negativismo y una alta dosis de torvas pasiones y odio hacia una política diferente a la de su usanza.
Inaudito que les parezca lo más natural y callan, omiten o algunos son participes directos o indirectos en macroeescandalos de corrupción: Hidroituango, Reficar, la SAE, Saludcoop, Foncolpuertos, Centros Poblados, Agro-Ingreso Seguro, entre tantos. Una trama imparable que se traduce en el saqueo al Estado durante los últimos gobiernos de un promedio de 50 billones de pesos anualmente. Pero ponen el grito en el cielo y arman monumental alboroto porque Verónica Alcocer está “dilapidando” dineros públicos por usar una maquilladora, un peluquero y una manicurista. Esos tipos de gastos o algunos más reprochables, son usuales por parte de las primeras damas, pero en esta ocasión, como se trata de la esposa de Petro se le da un tratamiento diferente. “se pasan de piña”. Como decimos coloquialmente “al perro más flaco se le pegan las garrapatas”.
La oposición miente cuando insinúa que el gobierno no está cumpliendo con la propuesta de cambio, claro que sí lo está haciendo. Lo que ocurre es que dicho cambio “pisa muchos callos voluminosos”, implica lenguajes, prácticas y ejercicios absolutamente contrastantes. Es una utopía pretender que en 17 meses se trasformen significativamente décadas de desgobierno, de injusticias, inequidades y mañas enquistadas en la mente colectiva. El cambio es una tarea ardua, dispendiosa, imposible en ese lapso tan breve, lograr resultados tangibles en ciertas áreas, mientras en otras son evidentes las innovaciones. Donde sí hay un cambio evidente es en el talante de la oposición. Nunca en la historia se había visto una obstrucción tan feroz, brutal y poderosa.
Se ha develado una manada de odiadores profesionales de distinto pelambre, en permanente ofensiva y actuando con exigua cordura y estribillos trillados. No están habituados al debate civilizado y a la argumentación. La lógica y el sentido común no son precisamente sus fortalezas. En anteriores ocasiones hemos referenciado las carencias académicas del grueso de la militancia de la extrema derecha criolla y sus analogías con el electorado de Trump en Estados Unidos. Escasea la racionalidad y prima el voluntarismo.
Esos odiadores profesionales se localizan en disímiles ámbitos y capas. Con múltiples personajes representativos. Brillan algunos ejemplos patéticos y delirantes, y con impactos en escenarios y eslabones débiles de la cadena, en los cuales tienen enorme ascendencia. Destaca la mediocre cantante de música carrilera Marbelle y su obsesiva fijación con la hija menor de edad, de Petro. Esta trivial cantante, probablemente como consecuencia de arrebatos psicológicas y conflictos internos de naturaleza desconocida, compite con Vicky Dávila en su animadversión desaforada a todo lo que rodea a Petro y su gobierno. Ambas bordean atmósferas patológicas. Son dos de las exponentes más prominentes y visibles de esta ideología del odio. Aunque dudamos que se enmarque en coordenadas ideológicas. La primera, probablemente carece de cualquier noción cognitiva de la política y la segunda defiende intereses patronales.
A esa cruzada del odio se une Carlos Alonso Lucio, a quien, y durante nuestro trasiego académico en la facultad de Economía de la Universidad Externado, tuvimos la oportunidad de conocer superficialmente. Repentinamente se desapareció, posteriormente nos enteramos que se había ido a la clandestinidad, a formar parte del M-19, donde confluyó y militó simultáneamente con Gustavo Petro. Hoy día y gracias a su radical viraje político Lucio es acogido con total complacencia por los intransigentes de la derecha.
Por razones anónimas ha devenido entre los peores y más acérrimos enemigos de Petro. Uno de los más conspicuos conspiradores, conjuntamente con lo más recalcitrante de la extrema derecha, asociado en ese propósito con militares de la reserva, fraguando en la sombra una especie de golpe blando contra su antiguo excompañero. La evolución o más bien involución personal y política de Lucio, nos puede dar luces, sobre la clase de individuo que es. Del M-19, a sus inexplicables relaciones con el paramilitarismo y hoy fungiendo como líder de sectores intrigantes contra el actual mandatario. En defensa de las acciones conspirativas que se le endilgan, y para encubrirlas, pretende arrogarse funciones constitucionales propias de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes. Otro exguerrillero que vislumbra la doble moral uribista.
Esa implacable cruzada de rencor es simultáneamente coadyuvada por varios factores institucionales poderosos que le hacen el juego.
El papelón del Fiscal Barbosa merece capítulo aparte, inadmisible, vergonzoso, delirante el contenido y alcance de sus intervenciones, luce por abusivo, irrespetuoso, cínico. Parece convencido que mientras más denigre a Petro, más crecen sus opciones políticas. Eso sí es un ataque y una amenaza miserable a la institucionalidad. En su nueva obsesión surgida de las sobreestimaciones de sus propios potenciales y aupado por sectores políticos, gremiales y empresariales, se ha tomado en serio su candidatura presidencial. Dios nos libre. Ha cumplido, tal vez la gestión más inepta a cargo de la alta institución penal. Y eso es mucho decir. Descaradamente sesgado, insoportablemente insolente. Ostentoso y deplorable. El origen y forma de elección del cargo, es la culpable de tan atrabiliaria actuación. Encubrimiento y denigrantes complicidades. Demasiadas evidencias: el proceso contra Uribe, el caso Oscar Iván Zuluaga e hijo, el asunto Odebrecth; por citar algunos. En cambio, es notable la diligencia, eficiencia y animadversión en el proceso contra Nicolás Petro. Absolutamente parcializada, sesgada la entidad, inequívocamente al servicio de un partido o sector político y obviamente persiguiendo atrevidamente a la contraparte.
La oposición está corriendo el riesgo de que la criada les salga respondona. Que tanta ferocidad, tanto odio, tanta mentira, tanto atropello, al final se le vuelva un Bumerang. Algún día no muy lejano, la ciudadanía evaluará objetivamente los programas, proyectos y reformas gubernamentales, y saldrán a relucir la verdad y posiblemente se les revierta tanta ignominia.
A raíz del fallecimiento de la corajuda, admirable y persistente Piedad Córdoba, quedó en evidencia la infamia de los quintacolumnistas de la extrema derecha. Otro episodio para descargar su odio. Ni los difuntos se salvan del oprobio. Encomiable y plausible el gesto de José Félix Lafaurie. En cambio, lo del tal JP Hernández cruzó los límites del decoro y la bajeza. Un estafador de su electorado y de su partido, y cada día se acerca ideológica y moralmente adonde merece estar.
José Luis Arredondo Mejía