Hace pocos días un amigo me compartió al teléfono los resultados de una encuesta sobre intención del voto para las elecciones legislativas de este año, de manera rimbombante se entregan unos resultados los cuales le conceden la victoria a unos candidatos que a la fecha no se les escuchan propuestas o se les conoce gestión anterior en favor de las comunidades y de ñapa que hasta hace 20 días eran célebremente famosos solo en el baño de su casa. Todo no quedó allí, al día siguiente salieron tremendos titulares en los medios de comunicación haciendo de ello un espectáculo casi circense.
Fue obvio que aprovechando ese papayazo los beneficiados de los resultados salieron a pagar a unos medios de comuniación para que les hicieran sendos artículos declarando anticipadamente su triunfo. Los medios actuaron obedientemente como mercenarios difundiendo pomposamente la información sin siquiera citar la ficha técnica de la dichosa encuesta demostrando que poco les importa difundir la verdad. Si los consejos editoriales y los dueños de esos medios que se prestaron para semejante atrocidad se dieran cuenta como se ha desdibujado su imagen en las calles, en virtud de su ética no lo volverían a hacer; empero, al contrario, estos con billetes en mano son quienes se ríen del que los lee, ve o escucha.
Es abusivo y abiertamente contrario a los principios democráticos la manera tendenciosa como algunas empresas encuestadoras, medios de comunicación, periodistas e influenciadores pretenden manipular las decisiones soberanas del pueblo en materia política. Esto lo escribo con la convicción que podría afectar mi participación en algunas publicaciones y medios, pero siento que es mi deber hacer esta reflexión, menos mal que en este lo puedo hacer libremente, pues Rita, nuestra querida Directora desde que nos embarcamos en este propósito me dio vía para escribir bajo mi responsabilidad, la cual asumo.
Actualmente nuestra sociedad tiene una mayor dependencia de la información, vemos como los medios de comunicación se han convertido en un requisito básico e indispensable para la generación de la conciencia común a fin obtener una percepción del mundo. Ese papel fundamental creemos nos da herramientas para conocer las claves para interpretar la realidad y poseer una actitud crítica, identificar nuestras necesidades y ser capaz generar cambios por eso su importancia en la democracia.
Risible y a la vez vergonzoso es ver como se pretende con desfachatez imponer una idea política la cual muchas veces no corresponde siquiera a la convicción del periodista, medio o empresa encuestadora, sino que es producto de la cantidad de dinero que se entregan a estos por “interesados” en resultados puntuales. En cuanto a los medios de comunicación y periodistas aclaro que respeto la libertad de prensa al igual que la de expresión, por ello como demócrata siempre he rechazado de manera contundente su represión histórica, así como los atentados, muertes y amenazas en su contra. Por ellos precisamente, quienes dieron su vida en la búsqueda incansable de la verdad o sacrificado su libertad, exhorto a esos que se desviaron a que regresen al camino.
Vigilar y denunciar los excesos del poder político y favorecer la restitución de las reglas democráticas cuando estos se ven viciadas son las labores auténticas de responsabilidad que históricamente les debemos reconocer a los medios de comunicación, pues su intervención ha sido decisiva. Por ello las prácticas de quienes han visto la oportunidad para manosear y transformar la realidad con fines lucrativos, son definitivamente reprochables.
Desde las bases de la democracia, la prensa y las encuestas se han concebido como principios imprescindibles para materializar las libertades de pensamiento y de expresión, por cuanto logran transmitir opiniones heterogéneas y, mediante su confrontación, aproximarse a la realidad. Por ello es tan delicado el tema. Es preciso entender que debemos luchar épica y heroicamente una batalla para salvaguardar esa libertad en contra del obeso y abusivo poder de influencia que se ha colado por el auge de panfletos, blogs y revistas digitales, pues desde su aparición se convirtieron rápidamente en los medios de comunicación por excelencia siendo los más vulnerables en consecuencia a su afán de convertirse en los números uno.
Justamente este escenario ha creado las condiciones idóneas para que el estado trate de legislar en contra de los medios de comunicación en general censurando los contenidos informativos, por un lado; por otro lado, se ha regado como verdolaga en playa la idea que los medios se convirtieron en “payoleros”, pues solo hablan de los candidatos y políticos que les pagan convirtiendo a consecuencia de quienes no lo hacen en los enemigos del pueblo o simplemente los invisibilizan.
Algo que no ha ayudado a mejorar la percepción negativa es la acumulación de los medios de comunicación en pocas casas editoriales consolidando un poder decisorio ante los votantes por su permanente tráfico entre las comunidades vía televisión, radio y prensa escrita. Esa concentración conlleva a la arbitrariedad privada, desdibujando la neutralidad y objetividad que deben manejar y por el contrario desarrollan abiertamente su agenda de intereses favoreciendo proyectos políticos afines y atacando a los contrarios. La parcialidad mediática es contraria a los principios democráticos como el pluralismo político, el principio mayoritario afectando colateralmente la separación orgánica de funciones y la representación política.
Mi preocupación radica en que estamos navegando sobre la delgada línea entre la verdad y poder, hoy por hoy la diversidad de intereses impide que haya claridad en la democracia, aunque esta no es el camino a la curación ni a la perfección social, ssin embargo, hasta hoy es la vía más cercana. Entre estos y los nuevos influenciadores el poder acumulado les permite determinar quién habla, por cuánto tiempo, sobre qué tema y en qué tono, no nos estamos dando cuenta que nos roban la voz, la verdad y el poder que debe residir en todos.
Ahora bien, debemos lograr un equilibrio entre control y libertad, entonces, resulta indispensable delinear las obligaciones y derechos que conceden la libertad de propiedad, el derecho a la información y la libertad de expresión. Pues en términos generales, lo que se busca es que no haya manipulación mediática pero que tampoco se materialicen escenarios prohibición, censura y discriminación en cuanto al derecho a la información, el cual fundamentalmente es de carácter social e institucional en un escenario democrático y plural. Así mismo, respetando los derechos a estar informado de los sucesos públicos con la mayor objetividad, imparcialidad y neutralidad posible del pueblo siendo la garantía para un desarrollo electoral eficaz y la garantía impredecible de una democracia libre.
Buscando respuestas de los resultados de la encuesta encontré que fue practicada en el barrio donde uno de los candidatos creció y se les practicó a los miembros de la “avanzada” que acompaña al candidato. Valiente cosa.
Adaulfo Manjarrés Mejía