Evaluar objetivamente cualquier política realizada por el actual gobierno, sobre todo en materia económica, es una cuestión sumamente delicada dado el nivel de polarización. Las ejecutorias, acciones y decisiones de Petro han sido revisadas con lupa. Jamás se había auscultado con semejante rigurosidad un plan gubernamental. Ya que sus estrategias apuntan a producir trasformaciones novedosas y de carácter estructural, que cuestionan el modelo neoliberal predominante en la economía nacional. Este presidente, adicionalmente, está empeñado en refutar radicalmente el modelo enfáticamente extractivista en que han incurrido los últimos gobiernos, sustentando prioritariamente la economía nacional en buena medida en la extracción y exportación de hidrocarburos y minerales, particularmente petróleo y carbón. Representan respectivamente el 34% y el 14% de las exportaciones totales.
En línea con lo señalado en el párrafo precedente, voy a emitir en esta columna algunas opiniones sobre la capacidad de adaptación de la que hace gala una de las politólogas más atildadas del pais. Estoy hablando de María Jimena Duzán, quien gradual y sutilmente, en aras de una supuesta objetividad periodística e informativa, ha venido arrimándose al bando que apuntala desde los medios sus servicios a la ríspida oposición colombiana. En la misma tónica anda el famoso y arrogante Daniel Coronel, me referiré estrictamente a él, en otra ocasión.
Aclaro que, para emitir mi opinión, me declaro asiduo lector u oyente de la destacada periodista y politóloga. En consecuencia y para continuar mis apreciaciones sobre su metamorfosis, me sustentaré en dos de sus análisis o Podcast, en los cuales la Duzán se contradice abiertamente, tanto en sus ejes como en sus conclusiones. En el primero de ellos denominado “Las elites en los tiempos de Petro” y el segundo llamado “¿Es suficiente el plan de Petro para reactivar la economía? “.
En el primero admite a través de sus entrevistados, no solo las estrechas relaciones entre clases dominantes y los brutales procesos de acumulación de tierras. El establecimiento de una relación directa entre las elites, sobre todo las regionales y la violencia, ya que ese brutal proceso de acumulación agraria es imposible ejecutarla sin la creación de grupos armados de extrema derecha que, son funcionales a ese acaparamiento. También coincide con la sobrerrepresentación de la tecnocracia económica en los cargos y entidades donde se definen tanto el modelo como las decisiones económicas, culturales, sociales y simbólicas cruciales. Distingue la manera como la elite económica moldea todas esas decisiones en favor de sus intereses.
Dentro del anterior entramado sobresale una elite tecnocrática. Que entre todas esas elites han tenido una alta responsabilidad en el destino del pais, y han demostrado escasa voluntad para contribuir a modificar las estructurales condiciones de inequidad. Nadie discute el alto nivel de formación académica de esa elite tecnocrática, lo que se discute es su escasa empatía con los problemas sociales. Priorizan la estabilidad macroeconómica y el crecimiento económico. Pero de que sirven esos elementos, si paralelamente coexisten diversas formas de violencia, sustanciales circunstancias de pobreza y desigualdad.
Dichos tecnócratas no disimulan su malestar con ideas y gobiernos de izquierda. Cuestionan y atacan a quienes profesan opiniones opuestas a su ortodoxia. Cualquiera que no esté afín con ellos es tildado automáticamente de populista. Nada de raro tiene que los grandes inversionistas colombianos en consonancia con la opinión de esos tecnócratas, estén aplazando proyectos y decisiones inversionistas, precisamente por no contribuir a fomentar empleo y crecimiento económico durante este gobierno, favoreciendo deliberadamente el estancamiento de la economía, y con ello impidiendo que el modelo político actual, fracase en las próximas elecciones. Los tecnócratas atribuyen la negligencia o apatía inversionista a las expectativas e incertidumbre que les genera las reformas y políticas de este gobierno.
En uno de sus últimos Podcast, María Jimena Duzán entrevista a dos economistas reconocidos, pero que en condiciones normales estarían en dos trincheras teóricas diferentes. Hablamos de Luis Fernando Mejía Director de FEDESARROLLO y Cecilia López quien en el pasado se distinguió por discrepar de esa elite tecnocrática, pero no sabemos si “está sangrando por la herida” o se trasformó en una apostata, ya que extraña e inusualmente coincide abiertamente con el análisis y evaluación realizada por Mejía. Igual ocurre con el exministro de Hacienda Ocampo, que se encuentra concordando con esa tecnocracia neoliberal que antaño repudió. Se viene lanza en ristre contra la Reforma a la Salud y contra algunas acciones del gobierno, en particular en las confrontaciones de Petro con la Federación de Cafeteros. Algo está ocurriendo en Dinamarca. Será que Petro tenía razón cuando decidió prescindir de ellos. En esas neo posturas concuerdan y son celebrados por la politóloga Duzán.
No vamos a desconocer que el gobierno Petro atraviesa una coyuntura económica delicada, en donde sobresalen: aumentos leves, pero aumentos, al fin y al cabo, de la tasa de desempleo, un bajo nivel de crecimiento de la economía, baja capacidad de ejecución del presupuesto general de la inversión pública, caída de la construcción. Igualmente franquea una circunstancia de caída significativa de la inversión privada. Pero en el Podcast dedicado a razonar la evolución de la economía durante el gobierno Petro, los analistas Mejía y López no mencionan por ningún lado el saboteo del gran empresariado, la caída de los ingresos presupuestales para atender importantes programas sociales, a raíz de la decisión de La Corte Constitucional de declarar inexequible la prohibición de deducción de regalías del impuesto sobre la renta, la inexequibilidad de la Emergencia Economía, Social y Ambiental en La Guajira. Últimamente tumbó el Ministerio de Igualdad y de la Equidad, por no señalar sino unos cuantos. Ni tampoco esos analistas admiten los descomunales, incesantes intentos de la oposición y sus aliados económicos, políticos, medios de comunicación, etc., por desarrollar implacablemente el golpe blando o Law Fare. Ellos conocen perfectamente el significado de las expectativas en la economía.
Afirman que el crecimiento económico sin duda contribuye a disminuir la pobreza y la desigualdad. Sobrevaloran en su análisis el peso del crecimiento económico como factor de disminución de la pobreza y de la desigualdad en el pais. De todas maneras y otorgándoles el beneficio de la duda, no es el crecimiento económico por sí solo. Debe tener una orientación encaminada a que esos preocupantes indicadores disminuyan. Según Mejía y con el estilo altisonante que le caracteriza, el 80% de la disminución de la pobreza en Colombia está aparentemente asociada al crecimiento económico y el 20% restante es consecuencia de los programas y de la inversión social. Habrá que mirar que opinan otros analistas al respecto, ya que de ser cierta la afirmación del Director de FEDESARROLLO, Colombia que se ha caracterizado por su estabilidad macroeconómico y por unas tasas de crecimiento satisfactorias, no debería ostentar o estar ubicado entre los países de la región con mayores desigualdades y niveles de pobreza.
Adicionalmente Mejía insiste en una teoría que ha hecho carrera en Colombia, y es que el mejoramiento de la formalidad y el aumento de los salarios a los trabajadores mediante una reforma en ese sentido, desestimula el crecimiento económico y la generación de empleo. Hace rato los sectores asociados y propensos a los intereses de los grandes empresarios apelan a ese argumento para oponerse a los incrementos del salario mínimo. En esta ocasión se han opuesto a la reforma laboral basados en ese mismo testimonio.
Como cierre de esta columna, y aunque es un asunto algo diferente pero conectado, no podría pasar por alto la última embestida encaminada a llevar a cabo a las buenas o a las malas el golpe blando o Law Fare. Esta vez proveniente de los relinchos que desde las caballerizas del Consejo Nacional Electoral (CNE) emite un magistrado que además de encontrarse subjudice, está impedido por haber emitido en el pasado reciente unos trinos contra el Presidente Petro, con un nivel de resentimiento y ferocidad dignos de mejor causa. Sin embargo, junto con un colega de origen liberal, pero de expresión retardataria; con bastante probabilidad violando la Constitución y las leyes han decidido presentar una ponencia sobre la supuesta violación de los topes electorales durante la campaña Presidencial, usurpando funciones y competencias de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes.
Lo de los relinchos lo propongo acorde con las características faciales del magistrado Prada Artunduaga. No acostumbro a valerme de los defectos físicos en pro de mis opiniones, pero en este caso el señor se lo merece, pero además algo he aprendido de Daniel Samper Ospina, y es que el rostro y la actitud caballuna del obsecuente e incondicional Prada, no da para menos.
José Luis Arredondo Mejía
Seguía este magazine, pero columnas escritas por comunistas hace que deje de seguir estos medios.