LA NUEVA MODA DE LOS GUAJIROS

Desde hace años he venido escribiendo sobre un proyecto que he recorrido, que he visitado y con mis propios ojos: La modificación parcial del cauce del arroyo Bruno. Creo que basar mis argumentos en lo que «por ahí dicen», es peligroso.

Un grupo de importantes ambientalistas han visitado el arroyo bruno entre otros, Carlos Castaño, director de la Fundación Herencia Ambiental; Fernando Trujillo, director de la Fundación Omacha; Julia Miranda, experta ambiental y Germán Corzo del Instituto Humboldt. Los expertos han visitado las áreas rehabilitadas por la empresa, el laboratorio del bosque seco tropical y finalmente el arroyo Bruno, del cual han quedado impresionados por el estado de lo que ellos llaman “ronda hídrica”, la presencia de fauna y el establecimiento de árboles nativos. He visto varios videos con sus testimonios donde destacan como admirable la gestión realizada. Sin apasionamientos Cerrejón ha venido cumpliendo con las normas ambientales. Sin lugar a equivociones es la única empresa asentada en La Guajira que lo ha venido haciendo apegada a la ley y con responsabilidad social.

Yo siempre he pensado que, para poder hablar de un proyecto de esta magnitud es preciso caminarlo. De no ser así, muchas de las cosas que se dicen alrededor del arroyo Bruno, al estar basadas en la desinformación que se ha creado alrededor de él, podrían ser solo mitos. Siempre he visto que Cerrejón es una empresa de puertas abiertas y dispuesta a compartir esta experiencia y mostrar este proyecto a todas las personas que deseen conocerlo. Pareciera que desinformar es ganar adeptos cuando se escribe o se mal informa más con el deseo que con la razón.

La empresa ha venido demostrando con datos, que después de seis años de la modificación parcial, el arroyo Bruno está vivo y se ha convertido en un proyecto de ingeniería ecológica único en el país. Explican con argumentos claros que en el arroyo corre el agua en las épocas de siempre, que han identificado la presencia de la fauna y que se han establecido árboles propios de esa zona de La Guajira como lo son el puy, el ébano, el roble y el carreto. En estos tres meses de verano se ha comprobado que el bruno está vivo y corre con el mejor caudal de agua.

La moda es hablar mal de La Guajira, ya sea de su turismo, de sus empresas, de su gente, de sus profesionales, de sus políticos. Así nos mantienen fuera de proyectos importantes o de adjudicación de presupuestos. Me quiero unir al grupo de jóvenes y profesionales que en redes o en el andar, han querido impulsar el hablar bonito de nuestra tierra. Soy guajiro y vivo en un gran departamento donde nos esforzamos por hacer las cosas bien.

Es fácil acabar una empresa con mitos, lo difícil es crear el mismo empleo que estas empresas producen en nuestra región. Lo más grave es que parecieran de los que crean el caos, así se destruyan ellos mismos se sintieran en el mejor confort. ¿Esto es ideología o caprichos de personas toxicas a nuestro entorno?

Hernán Baquero Bracho 

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