Falcao no es receloso si sus hijos muestran inclinación por alguna faceta de la cultura gaucha, porque él mismo ama a Argentina, el país que lo catapultó al estrellato, enviándolo a jugar a la primera liga del mundo, la europea.
Como esto no es un escrito sobre fútbol sino más bien la nota humana de un jugador de los que mejor ha jugado este deporte, digamos entonces sucintamente cuál fue la trayectoria del «Tigre». Debutó a los 13 años con Lanceros de Boyacá, donde jugó 2 años. Fue transferido a River Plate de Argentina, donde jugó 8 años. Se fue a Europa al Oporto de Portugal y luego pasó al Atlético de Madrid, donde dejó una imagen memorable. Fue transferido al Mónaco, lo adquirió el Manchester y luego el Chelsea de Inglaterra para más tarde pasar al Galatasaray de Turquía. A finales de 2021 vuelve al fútbol español vistiendo la camiseta del Rayo Vallecano, donde se estrenó con un gol al Getafe.
Con la llegada de su último hijo, Jedidiah, es muy posible que la familia de Falcao y Lorelei deje de crecer. Posiblemente, como hacen muchas familias, estaban buscando el varón para dejar así de grande el tamaño de la prole. Nadie sabe si en su fuero interior el padre quiera que su nuevo retoño haya nacido con las condiciones que lo hicieron a él un grande del fútbol mundial. Por algo el segundo nombre del niño es Falcao: Jedidiah Falcao. Si así fuera tendría el mejor orientador del mundo, el que le puede enseñar los secretos del maravilloso deporte, el que le puede decir cómo levantarse del suelo para cabezear con certeza y precisión la esférica, sin que el arquero adivine la trayectoria del balón.
Este deporte le ha dado a Falcao muchas alegrías pero la vida también le ha propinado fuertes dolores. En agosto 2 de 2016 se le murió Herbert, su tío preferido, de 55 años y a los 5 meses falleció su padre, el 3 de enero de 2019, de 61. Ambos por la misma causa: infarto agudo de miocardio.
Estos lamentables incidentes familiares crean en su alma una inmensa zozobra, una gran preocupación. Sin embargo, como buen creyente, confía en que mi Dios le proporcione los días suficiente para ver crecer a sus hijos.
Muchos de nosotros averiguamos por Falcao, hablamos de las espléndidas fotografías en los periódicos y revistas del mundo, de sus goles, de sus muchas victorias y de sus escasas derrotas; pero muy pocos conocemos del ser humano que comparte un hogar formidable, del hombre que forma una familia ejemplar.
Para mí fue fácil, lo aseguro, porque soy su admirador, perfilar las cualidades de este gran hombre, el máximo perforador de mallas que ha tenido la Selección Colombia. Pero, lo repito, no quise magnificar sus cualidades futbolisticas suficientemente conocidas, sólo quise exaltar la faceta humana de Radamel Falcao García y tratar de pintar la otra raya del Tigre.
Lorelei Taron es la esposa de Falcao García, el máximo goleador de la selección Colombia, el primer futbolista de élite del país, sin dejar de reconocer que tras él hay varios colombianos que hacen fila en la escala del merecimiento.
Tienen cuatro hijos, tres niñas y un niño, todos de nacionalidad polaca: Dominique, Desirée, Annette y Jedidiah. El orden en que fueron mencionados es el mismo con que vinieron al mundo. Dominique y Annette nacieron en Mónaco, Desirée en Manchester, Inglaterra y Jedidiah en Estambul, Turquía.
En ninguno de los tres países le reconocieron la nacionalidad porque para ello se requiere ser hijos de nacionales de esos países. Todos saben que Falcao es colombiano y Lorelei tiene doble nacionalidad, argentina y polaca, esta última por sus padres.
En vista del inconveniente de la nacionalidad, el matrimonio García-Taron decidió acercarse a Polonia ya que Lorelei es, como ya se dijo, polaca. Así se hicieron hijos del país del águila blanca, de los montes Cárpatos y dueño del Santo Karol Wojtyla.
Están esperando que los hijos crezcan para ver por cuál nacionalidad optan, si la colombiana o la argentina, o ambas.
No obstante pertenecer a la Unión Europea, con todas las ventajas que esto significa, sus ojos siempre están dirigidos al otro lado del océano Atlántico, en América Latina donde están sus ancestros. Como arbolitos que crecen, van fortaleciendo sus raíces en la tierra de la pampa o asimilando todos los matices culturales de la tierra colombiana.
Como Lorelei es cantante, no ha querido lanzarse de lleno a las lides de la canción profesional, porque quiere estar al lado de sus hijos, viéndolos crecer. Además ¿Qué familia resiste tener en el firmamento dos estrellas relucientes?
Falcao, así como es un líder de la selección Colombia ejerciendo el oficio de capitán, en su familia también es un sol que alumbra. Lorelei lo sigue a todas partes y ha aprendido a ser colombiana. Con su dulce voz le canta a Colombia, una de las canciones más queridas de nuestro folclor, Pueblito Viejo, de José A. Morales, ilustrádola con estampas de nuestro querido país. Es un hermoso video que se puede disfrutar en YouTube.
El amor de Lorelei por Falcao lo ha pregonando a los cuatro vientos. Constituyen una pareja amorosa y estable. Cuando Lorelei se colocó la camiseta de la Selección Colombia en el duelo contra Argentina, en la pasada Copa América, muchos gauchos la criticaron por falsa y vendida.
Ella no les dio demasiada importancia a los comentarios por redes sociales, sólo les respondió: «Yo soy del equipo donde juega mi marido y apoyaré 100% su causa».
Y recalcó: «El fútbol no cambia si soy o no de tal nacionalidad, es solo fútbol… simplemente fútbol».
Reforzando el concepto de la familia y la nacionalidad, Falcao les ha enseñado a sus hijos que su padre, también llamado Radamel García, fue futbolista profesional durante muchos años, empezó en el año 1977 en Santa Fe y terminó en 1997 en Alianza Llanos, jugaba de defensa central y fue el responsable de que él haya escogido su bendecida carrera. Les dijo que ellos también tuvieron un tío abuelo que fue un gran actor colombiano y se llamaba Herbert García King, más conocido como Herbert King.
Que Herbert participó en grandes telenovelas de la televisión colombiana como: Pedro, el escamoso, Pasión de gavilanes, Diomedes, Alejo, Sin tetas no hay paraíso, En los tacones de Eva, Vecinos etc., etc.
El padre viendo el entusiasmo de los niños por las telenovelas les mandó a sacar copias para que vieran a su tío abuelo en la pantalla. Es una manera de acercarlos al alma colombiana.
La madre de «el Tigre» Falcao García se llama Juana Carmenza Zárate. Ella es una bogotana, economista de la universidad Jorge Tadeo Lozano, disciplinada y de elevados principios morales, solidaria y colaboradora con sus semejantes desarrollando obras sociales. Fue una gran deportista y según dice su hija Michelle García Zárate, tenía su tumbao:
«No tendré el cuerpazo que mi hermosa madre tenía a mi edad, pero sí heredé su bondad, su carisma, su sabiduría e inteligencia y su hermoso corazón».
Estas últimas virtudes fueron las que le enseñó a su famoso hijo futbolista. Por algo será que su talentoso heredero la puso al frente de su fundación «Radamel Falcao, por una niñez feliz».
Luis Carlos Brito Molina
Muy pedagógica y amena su crónica. Falcao debe ser el mejor referente para nuestra juventud. Sus valores y virtudes deberían servirnos de ejemplos en todas las escuelas. Un gazapo del corrector: cabezear se escribe con c , cabecear.
Tocayo, el error es del autor, gracias por el cabezazo. Agradecerle por la atención con que lee estas pequeñas notas. Chao
🤣🤣 gracias a usted tocayo por sus crónicas provincianas que nos llenan de nostalgias y alegrías al recordar nuestro territorio, así Falca sea samario.