LA PEQUEÑA HISTORIA DEL PRIMER FAX QUE HUBO EN SAN JUAN DEL CESAR.

Después que el teléfono llegó hasta los corregimientos más apartados de La Guajira, ya no era tanta la novedad que esos aparatos despertaban. Pero de repente la gente comenzó a hablar del fax. Del telefax. Muchos no entendían qué era eso, sin embargo, hablaban acerca del fax con mucha propiedad. En los años en que se hizo popular en Colombia, nosotros tuvimos la fortuna de comprar tres aparatos de fax e instalarlos en nuestra oficina de San Juan, en nuestra oficina de Valledupar y en nuestro punto de trabajo en El Cerrejón. “Acciones Urbanas” era una empresa de construcción y servicios que operaba en La Guajira y en el Cesar. Y cuando comenzaron a popularizarse las máquinas de fax, en 1986, nosotros (Hernán Mendoza, Teo Manjarrés y el suscrito) le encargamos a nuestro amigo Jorge Artola tres aparatos a Miami. De inmediato los instalamos y rápidamente la noticia se difundió por toda la región: “En Acciones Urbanas hay fax”, murmuraba la gente. En el Departamento de La Guajira había muy pocos y tal vez, en el Sur del Departamento, el de Acciones Urbanas era el único al principio. Tanto, que la Alcaldía de San Juan, el Instituto de Carreras Intermedias y otras instituciones nos pedían el favor de recibirles algunos de sus mensajes urgentes. Hasta que un día recibí la visita de Franco Hinojosa en nuestra oficina. Después de un par de tintos bien hablados, sobre temas políticos, agropecuarios, de desarrollo urbano y otros aconteceres provincianos, Franco, quien es muy dado a transmitir autosuficiencia y grandeza, se revistió momentáneamente de humildad y me hizo la siguiente pregunta en actitud de profunda circunspección y en tono de voz muy bajo; tan bajo, que casi rayaba en la solemnidad confesional:

Concretamente…, ¿Qué es un Fax?

A mí se me ocurrió como respuesta inmediata, una definición bastante pedagógica:

Franco, para ponértelo en términos sencillos, un fax es una fotocopia por teléfono.

¿Verdad? O sea que si yo aquí hago un muñequito y lo firmo, entonces la persona recibe allá el muñequito firmado?

Por supuesto, Franco. Ese muñequito lo reciben igualito a como tú lo pintaste.

La visita de Franco se prolongó toda la mañana, pues él quiso presenciar “personalmente” el recibo de un fax que estaba llegando a nuestra máquina con un pedido de elementos de seguridad industrial que necesitaban en nuestro punto de trabajo en La Mina de El Cerrejón. Y Franco, con los ojos muy abiertos, presenció la llegada del fax, como quien observa el nacimiento de una criatura. Casi se podía afirmar literalmente que el fax estaba “pariendo” el pedido que nos hacían desde La Mina.

La popularización del fax en Colombia ocurrió durante el gobierno de Virgilio Barco (1986-1990), quien precisamente firmó un Decreto Presidencial en Seúl (Corea), donde fue hospitalizado de emergencia por una diverticulitis aguda mientras cumplía una visita oficial. El Decreto fue enviado por fax y posteriormente la Corte Suprema lo declaró constitucional, poniéndose a tono con el avance tecnológico derivado de esta innovación.

Años después llegaron los teléfonos celulares, un verdadero milagro de la tecnología. Casi todos hemos visto, entre absortos e incrédulos, su vertiginosa masificación. Y todavía me resisto a creer que se haya vuelto realidad aquel “discernimiento remoto, imposible e idealizado de que alguna vez existirían  teléfonos que uno pudiera tener en el bolsillo”, que me atacaba el cerebro cuando iba en los anos 70`s a la oficina de Telecom en Villanueva a hacer una llamada telefónica. Después de haber sido testigo de esta sorprendente evolución, uno se siente como si estuviera en el Tíbet, donde lo increíble se hace realidad y la realidad es a veces increíble.

El anterior es un fragmento de “La historia de los primeros teléfonos en San Juan del Cesar” (El texto completo puede ser leído en UrbeBuilders.com, sección ESCRITOS)

Y después de su lectura, el aquilatado cronista sanjuanero, URIEL ARIZA URBINA,  escribió un excelente complemento de este relato:

Landy, he disfrutado tu extraordinaria historia. Otro buen escritor que no es famoso. Te cuento que aprendí varias cosas, porque me apasiona todo lo que me lleve a la vieja aventura de San Juan. He dicho que, así como el vallenato bueno ya está hecho hace rato, San Juan ya tiene memoria histórica en nosotros, la última generación que la vivió tal como era. Hoy solo queda un nombre y una geografía indiferente al glorioso pasado. Cierto apartes me gustaron tanto que los subrayé con lapicero. La escena de Franco es tan visual, que no puedo evitar describirla: el aire acondicionado que alteraba la conciencia a cualquiera en esa época; el sobrio sentido profesional de la primera oficina moderna de San Juan; la impecable pinta de Franco envuelta en María Farina, que seguro ondeaba de vez en cuando con su pañuelo demasiado blanco. Su solemne copete negro y siempre brillante intimidando las cabezas ásperas de los sanjuaneros. ¡Franco debió librar una terrible lucha interior con su ego al preguntarte casi con ignorante humildad, qué era un fax! Seguro le dio vueltas al asunto varios días hasta que no pudo más. Extraordinario episodio, no dejo de reírme.

Orlando Cuello Gámez. 

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