Hace un año atrás las casas lucían al lado de los dinteles de la puerta el SALMO 91 para evitar que los efectos de la pandemia llegaran a sus hogares, simulando la acción del pueblo de Israel en Egipto cuando marcaron las entradas de sus viviendas con sangre de carnero para evitar al ángel de la muerte los tocara, este relato es reseñado en el libro del Éxodo 12:13 “Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto”, en ese momento habían muchas personas volcadas a la oración, posaban reflexivos en las redes sociales y pregonaban el arrepentimiento; se hablaba de una nueva realidad social post pandemia con una humanidad solidaria y bondadosa, además de amigable con el medio ambiente; pero que va no hubo ningún cambio positivo, al contrario la sociedad se ha vuelto más egoísta y dependiente.
Me imagino cuantos mojigatos reaccionarán a este título, pero es verdad y no me arrepiento de él, simplemente busco llamar la atención respecto a la indolencia e hipocresía social en la que vivimos para lograr una trasformación real en la sociedad que necesitamos con premura; debemos dejar de ser la sociedad que se inventa la mentira, se la cree, la defiende y la legitima; debemos parar con la mala práctica de juzgar, atacar y envidiar a quienes resuelven cumplir sus propósitos y se salen del rebaño; creo que no es el mejor ejemplo seguir endiosando a subversivos, narcos, etc; y algo muy importante es oportuno reaccionar frente a la adulación y gratitud eterna que esperan los políticos cuando ejecutan una acción de gobierno, si fue para eso que se eligieron, así como también evitar que suscriptores Premium de Onlyfans y Pornhub sean quienes dicten lecciones de moral.
En este último año se evidenció el contexto auténtico en varios frentes de batalla que se consideraban estaban en mejoramiento como en la disminución en casos de violencia intrafamiliar, desigualdad de género en el ámbito laboral, abuso sexual a menores y superación de la pobreza extrema, quedó demostrado que no son más que papeles, formatos y publicidad, sencillamente la gente no aguantó y apenas decretaron los aislamientos obligatorios o cuarentena inmediatamente los grupos sociales salieron a exigir programas de subsidios estatales porque no tenían como subsistir ni a un mes o sea que aquí la realidad es que se vive es del diario, no se fomentan soluciones a mediano y largo plazo, mucho menos definitivas; aquí ni se respetó la emergencia sanitaria y las muertes que podían evitarse, mientras algunos ordenadores de gasto se tomaban fotos inaugurando pabellones hospitalarios, entregando suministros y demás, paralelamente se consumaban vías de hecho por parte del sector científico, medico, asistencial y administrativo de los centros hospitalarios con ocasión al no pago de salarios, insuficiente dotación de elementos biomédicos y suministros , además de la escaza inversión en adecuación de las instituciones de salud para que fuesen idóneas en la atención, de veras una sociedad que cada vez se torna inviable.
Pajazos mentales no es más que eso, la pandemia mostró la real cara de la solidaridad entre incumplidores, la desconfianza por el gobierno y la desidia por el bienestar general, es difícil cambiar las cosas cuando colectivos políticos promueven la desobediencia y la anarquía; claro que la papaya la dan las autoridades gubernamentales con su poca o nada empatía con el pueblo y la solución a las necesidades de este último en tanto que nuestras autoridades no han hecho mucho para aumentar su legitimidad, por el contrario, muestran un divorcio entre su agenda política, las promesas electorales y el cumplimiento.
La pandemia desnudó los problemas irresueltos de la sociedad, las acciones implementadas parecen un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, todo está igual o peor que antes hasta el punto que se ha considerado hipócritamente que se presentaría el mayor riesgo de contagios de COVID apenas se inicie la presencialidad en los establecimientos educativos, pero que es controlable en las demás actividades como las comerciales y especialmente en las sociales; Descarados! no hay otra palabra, todos los sectores presentan aglomeraciones sin protocolos de bioseguridad en las que se pueden identificar personas de todas las edades incluidos niños y ancianos, pero se quiere satanizar el regreso a clases para evitar que la educación sea el motor de transformación social en algunos años; pero que se puede esperar de una sociedad que crea entidades sin ánimo de lucro para hacer negocios y en la que se elogian a quienes sacan ventaja aprovechando la buena voluntad de otros sin importar su afectación, con la mal llamada malicia indígena.
Insisto en la educación como el mejor medio de movilidad social, despertamos tarde para descubrir que en los últimos años el funcionamiento del sector estuvo en las manos equivocadas y las autoridades nacionales, territoriales y administrativas de los establecimientos no han sido eficientes para mejorar las condiciones, por ende, se requieren estrategias que permitan continuar los procesos de enseñanza-aprendizaje con la capacidad de articular y dar coherencia a un número infinito, disperso y atomizado de herramientas atacando la desigual, aumentando los recursos y garantizando el acompañamiento diferenciado, priorizando a las zonas y a las poblaciones más vulnerables.
Para lograr sobrevivir como sociedad debemos encontrar los valores y metas que tengamos en común para que podamos trabajar juntos y crear una sociedad mejor, respetando las diferencias de pensamiento, el principio de autoridad estatal y garantizando los fines del estado, basándonos en criterios de honradez, solidaridad, respeto y lealtad.
ADAULFO MANJARRÉS MEJÍA
Con excelencia y realidad como siempre