LA VOLUNTAD DE DIOS SIEMPRE SERÁ BUENA, AGRADABLE Y PERFECTA

La palabra de Dios enseña en Romanos 12:2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.

Para comprender este verso, es preciso comenzar por tener claro el significado de la palabra VOLUNTAD.

La definición de voluntad según la RAE es: la capacidad de las personas para tomar decisiones y actuar en consecuencia. Es la facultad de decidir y ordenar la propia conducta, y de querer o no querer algo.

En cuanto al significado teológico, la voluntad de Dios se refiere al plan de salvación de Dios para la humanidad.

En ese sentido, es preciso considerar el significado de las tres cualidades particulares de la Voluntad de Dios descritas en Romanos 12:2, que son: BUENA, AGRADABLE Y PERFECTA.

BUENO: placentero, positivo o que causa alegría. La bondad es un concepto moral complejo, en el que tienen cabida otras nociones como generosidad, amabilidad, respeto, consideración, empatía, apacibilidad, lealtad, honestidad y responsabilidad.

AGRADABLE: Que produce complacencia o agrado. Afable, amable, atento, simpático, afectuoso, encantador, adorable, tratable, chévere, entrador.  Bíblicamente, la palabra hebrea “naiym” traducida como “agradable”, “naiym” tiene el significado de delicioso.

PERFECTO:  Que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea. Que posee todas las cualidades requeridas sin tener ningún defecto. En la Biblia, la perfección se refiere a un estado de integridad absoluta, sin faltas, defectos o deficiencias. La palabra griega teleios se traduce como «perfecto» en el Nuevo Testamento, y significa «completo», «entero» o «plenamente desarrollado».

Resumiendo, todas estas definiciones, la voluntad de Dios debe ser causa de alegría, no tiene defecto alguno y es un deleite. Pero honestamente ¿cuántas veces hemos pensando todo lo contario acerca de voluntad de Dios? A decir verdad, la mayoría de veces nos parece injusta, dolorosa y cruel.

Debido a las múltiples experiencias que vivimos o a los sucesos inesperados y catastróficos que ocurren en la vida de un ser humano, se nos dificulta entender que de bueno y agradable hay en la voluntad de Dios… Por ejemplo, ¿Qué de bueno tiene que un padre asesinado que deja a cuatro hijos huérfanos y una esposa embarazada de un bebe que no alcanzó a conocer a su padre? ¿Qué de bueno puede haber en un aborto espontaneo o en tener que parir un hijo muerto después de 8 meses de gestación? ¿Qué de bueno tiene que una niña o niño sean abusados sexualmente de manera sistemática? Como estos interrogantes, podríamos agregar un sin número de situaciones que nos parecen injustas e inmerecidas. Es complejo aceptar que ocurran cosas malas a personas buenas, es inexplicable. Y precisamente es en esos momentos que pudiéramos pensar ¿en serio esto es la buena voluntad de Dios?

Un ejemplo de esto es Job, quien, siendo un hombre bueno, íntegro y leal a Dios, sufrió grandes pérdidas, a causa de un plan orquestado por Satanás para probar que la devoción de Job era producto de lo que Dios le otorgaba. Esto nos permite entrever, que, en muchas ocasiones, el mal en la vida de las personas no es consecuencia de sus elecciones, sino que es producto de la maldad que reina en la tierra en cabeza del padre de la perversidad, el príncipe de este mundo: El diablo.

Satanás ideó y ejecutó esta desgracia para Job y Dios lo permitió así. La frustración más grande es tratar de comprender ¿por qué Dios lo permite? Job también trató de entender esto (Job 31) y Dios les responde a sus cuestionamientos (capitulo 38), al final Job concluyó que tratar de entender los pensamientos de Dios es imposible (capitulo 42), entonces se cansó de tratar de entender a Dios y prefirió rendirse a Él y aceptar su perfecta voluntad, al final de la historia Dios le devuelve todo multiplicado.

La voluntad de Dios puede tener matices difíciles de vislumbrar humanamente. Estos matices se podrían clasificar en tres: Voluntad intencional, Voluntad permisiva y Voluntad definitiva de Dios.

Es claro que los planes de Dios para la humanidad son de bienestar y no de mal (Jeremías 29:11), la intención inicial de Dios para todos los seres humanos es que seamos plenos, fructíferos, bendecidos y vivamos en abundancia, como al principio de la creación Genesis 1:28 Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo»Su deseo es que podamos acceder a su presencia con plena libertad como un hijo con su padre, que podamos disfrutar de todo a lo que como a hijos tenemos derecho y que tengamos vida eterna y en comunión con El.

Nada se sale de su control, Él lo sabe y lo conoce todo (Mateo 10:29 ¿Cuánto cuestan dos gorriones: una moneda de cobre? Sin embargo, ni un solo gorrión puede caer a tierra sin que el Padre lo sepa.) Sin embargo, no necesariamente Dios está detrás de cada evento trágico que ocurre en el mundo. Pero, en su soberanía el permite que todo ocurra y está interesado en que la creación corra el curso que debe seguir para que sus planes se cumplan al final.

Por ejemplo, El permite que tomemos decisiones conforme a nuestra autonomía para usar la facultad individual de elegir y está detrás de nuestros procesos (que muchas veces son consecuencia de dichas elecciones). Dios permite cosas que no son su voluntad inicial para nosotros, sino que se derivan también del uso del libre albedrio del hombre (voluntad humana).   Y aun en medio de nuestros errores, malas elecciones o las aflicciones que llegan a nuestra vida sin haberlas causado, El usa todo para bendecirnos, las buenas o malas experiencias son usadas para que finalmente sus planes de bien para nosotros se cumplan. Dios resuelve y le da forma a esas cosas que rechazamos o que no nos gustan, de su voluntad.

No importa con cual matiz queramos verlo, ¡Dios es soberano! Cualquiera que sea la circunstancia, Dios la va a usar para hacer lo que quiere; para El, ni el dolor, ni el sufrimiento, o la aflicción pueden frustrar sus planes, porque ellos no tienen estorbo como lo dice en Job 42:2 «Sé que tú puedes hacer lo que quieras, y que no se puede detener ninguno de tus planes.

Es cierto, la vida muchas veces apesta, pero recordemos esto: Si el único ser humano realmente bueno en la historia de la creación y la humanidad (Jesús) sufrió las injusticias más grandes de esta vida sin merecerlas que nos hace pensar que para nosotros todo será color de rosa.  Jesús de manera voluntaria, se ofreció a cargar con el peso del pecado de la humanidad entera, ¿Por qué? Por qué hacía parte de un Plan soberano, grande y supremo.

Nunca entenderemos todo lo malo que pasa en el mundo, ni nuestras propias tragedias, pero si la CRUZ fue antecedida por la resurrección y la gloria, podemos confiar en que Dios tiene un plan y que, aunque no tengamos el control de nada, Dios si lo tiene y eso es garantía de que todo lo bueno o malo que nos suceda, redundará a nuestro favor al final.

Ahora bien, sabemos que Dios tiene por objetivo restaurar la relación del hombre con El y en ese plan todos tenemos una asignación, tarea o propósito. Cumplir ese propósito, implica someter nuestra voluntad a la voluntad de Dios. Esto realmente, siempre ha sido un reto para el hombre, lo podemos ver desde el Génesis hasta hoy, nos ha costado seguir la voluntad de Dios y obedecerla; y es así porque para hacer lo que Dios necesita que hagamos, debemos hacer morir muchas cosas en nosotros.

La buena noticia es que ¡Podemos lograrlo!  para ello mencionaré dos ejemplos de hombres que cumplieron la voluntad de Dios y como esto tuvo un precio para ambos.

  1. Primero hablemos de Moisés, este hombre fue llamado por Dios a sus 80 años para liberar al pueblo de Israel de la opresión de los egipcios. Éxodo 3:7-10 Luego el Señor le dijo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. He oído sus gritos de angustia a causa de la crueldad de sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos.  Por eso he descendido para rescatarlos del poder de los egipcios, sacarlos de Egipto y llevarlos a una tierra fértil y espaciosa. Es una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos. ¡Mira! El clamor de los israelitas me ha llegado y he visto con cuánta crueldad abusan de ellos los egipcios.  Ahora ve, porque te envío al faraón. Tú vas a sacar de Egipto a mi pueblo Israel.

La voluntad de Dios era liberar a su pueblo. Pero a Moisés esto no le pareció nada bueno ni agradable y lo primero que hizo fue sacarle excusas a Dios para librarse de participar en dicho plan. ¿Por qué yo y no otro? Éxodo 3:11 ¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón? ¿Quién soy yo para sacar de Egipto al pueblo de Israel?  Qué dirá la gente. Éxodo 4:1 ¿Qué hago si no me creen o no me hacen caso? ¿Qué hago si me dicen: “El Señor nunca se te apareció”?  No estoy capacitado. Éxodo 4:10 ero Moisés rogó al Señor: —Oh Señor, no tengo facilidad de palabra; nunca la tuve, ni siquiera ahora que tú me has hablado. Se me traba la lengua y se me enredan las palabras.  No quiero hacerlo, mejor manda a otro. Éxodo 4:13 Pero Moisés suplicó de nuevo: —¡Te lo ruego, Señor! Envía a cualquier otro.

No obstante, Dios tuvo argumentos que disiparon todas las evasivas de Moisés. Finalmente, a regañadientes Moisés terminó haciendo la voluntad de Dios, no porque la entendiera, tampoco por que estuviera de acuerdo, mucho menos por que le pareciera chévere; simplemente se rindió ante la voluntad de Dios, creyendo que la tarea asignada beneficiaria a una nación entera.

  1. Ahora hablemos de Jesús, quien de manera voluntaria aceptó el hecho de venir a este mundo a morir para salvar a la humanidad entera. No obstante, cumplir esta asignación no le fue sencillo; por ello en Mateo 26:38-39 dijo: Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo». Él se adelantó un poco más y se inclinó rostro en tierra mientras oraba: «¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».

Ciertamente a Jesús le estaba costando cumplir su asignación, no fue fácil para Él, tuvo que sufrir injusticias, insultos, golpes, acusaciones falsas y el rechazo de la gente; pero decidió hacer la voluntad de Dios y no la de él, sin excusas ni argumentos, siempre estuvo dispuesto. El siempre oró para que la voluntad del padre prevaleciera en su vida, pasaba gran parte de su tiempo orando, por ello cuando les enseña como orar a los discípulos incluye estas palabras en Mateo 6:10 Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo.

Lo anterior, nos deja como reflexión que cuando se trata de aceptar y hacer la voluntad de Dios, hay dos maneras: La resistencia o la sujeción; pero al final, El hará lo que ha determinado hacer con o sin nuestra participación.  La oración que nos enseñó Jesús no es solo un juego de palabras para ser repetidas sin sentido, sino una invitación a confiar y depender de Dios en todas las áreas de nuestra vida, rendirnos a su voluntad y reconocer que lo que él ha diseñado para nosotros es mucho mejor de lo que podemos imaginar o entender, incluso a pesar de los momentos de incertidumbre, dolor o frustración.

En definitiva, no podemos alcanzar a comprender lo que Dios está haciendo, como lo dice en Eclesiastés 11:5 nos recuerda: Así como no sabes cómo entra el espíritu en una criatura que está en el vientre de su mamá, así tampoco sabes lo que hace Dios, creador de todo.

Pero aun cuando aparentemente caminemos en medio de la “nada” no debemos dudar, ni cuestionarlo. Es seguro que, viviremos días en los que nos sentiremos impotentes, enojados, confundidos, desanimados y nuestra confianza fluctuará, otros días estaremos optimistas y perseverantes; pero ya sea en los días buenos o en los malos, debemos tomar la determinación de confiar y caminar en la certeza que la voluntad de Dios será siempre buena, agradable y perfecta para nosotros porque él es Soberano, Bueno, Majestuoso, Grandioso y no se equivoca. Él es nuestro padre y ningún padre desea el mal para sus hijos. Mateo 7:11 Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con mayor razón Dios, su Padre que está en el cielo, dará buenas cosas a quienes se las pidan.

Hoy tenemos dos opciones: Resistirnos a la insondable voluntad de Dios y perdernos la oportunidad de hacer parte activa de sus planes, o rendirnos ante ella y ver sus maravillas obrando en medio de lo que no entendemos, como lo hizo Abraham que alabó y le creyó a Dios bajo, aunque no entendía cómo llegaría a ser el padre de naciones. O como David que alabó a Dios en el desierto, aunque no entendía por qué corría por su vida en lugar de estar sentado en el trono. O como los israelitas que alabaron a Dios con un grito de victoria, aunque no entendía cómo el muro de Jericó caería sin una batalla.

Para finalizar, reflexionemos en esto:

  • Dios es inescrutable, por más que intentemos no lo vamos a comprender, lo cierto es, que él es bueno y todo lo que hace también lo
  • Lo que Dios hace y permite no está sujeto a nuestros planes o deseos, sino acorde a los de Él.
  • Cada ser humano tiene un propósito de parte de Dios, cada uno fue diseñado para cumplir una labor específica en la tierra.
  • El hecho de creer en Dios no nos exime de experimentar la aflicción; no obstante, El usará todo para bendecirnos, sea bueno o malo; El hará que todo coopere para nuestro bien, porque Él transforma crucifixiones en resurrecciones.
  • Si vivimos en rebeldía con respecto al plan que Dios tiene para nosotros, no podemos evitar que llegue la destrucción a nuestra vida (Pr 16:18,25).

Romanos 11:33 – 36 ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! porque ¿Quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?  ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

Vicky Pinedo 

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